Bar Hawai

Los mejores pebetes que podes comer en el mundo!!! No hay forma de estar cerca d la plaza colon y no pasar a sentarte a tomar una copa y comer un pebete de salame por algo lo eligen todos los taxistas y súper eco

La primera vez que pasé por acá estaba desfalleciendo de hambre y sin mucha expectativa pedí un pebete, de ahí en más me enamoré del Bar Hawai. Tienen los mejores pebetes que hayas probado con pan fresco y dulce, a muy buen precio, no son de gran tamaño pero son sustanciosos y no escatiman en fetas de jamón y queso. Yo siempre pido con manteca pero también hay con mayonesa y podés pedir con o sin verduras. Si andan cerca no pueden dejar de pasar.

O sea, esto es así: si está en una esquina y lleno de taxis, algo debe tener. Y el Bar Hawaii lo tiene: años siendo una parada obligatoria las taxistas y transeúntes que quieren algo rápido y al paso, desde un tazón de café con leche hasta hamburguesas. Los Panchos, a mi entender los mejores de Cordoba: pan exquisito, salchicha y mayonesa o mostaza. No le hace falta más nada, todo lo demás es adorno.
Lo mismo con los licuados y demás sándwiches que pueden ser de salame, jamón o Bondiola. Agregale manteca y van como trompada al torrente sanguíneo y a sacarte una sonrisa en los peores días.
Más de pavote si te agarra él hambre en plena zona de la Plaza Colon y no te apoyas en su barra de granito a lastrarte algo. No te vas a arrepentir.
5 estrellas por los años que llevan y porque no se «agiornaron» y mantienen su espíritu de bar al paso. Los aplaudo y siempre vuelvo. Ideal clavarse un pancho con licuado en verano. O invierno.

Wi-​Fi: No hay. Está en el medio de la lleca.
A Hawai llegue antes que supiera de su fama arrolladora. Mi primer trabajo, hizo que fuera habitué a visitar esta esquina. Mi jefe, fue y le dijo al dueño del local, que «le estaba errando con el pebete largo salado» y a continuación le ofreció el pan de viena corto y «dulce». Desde ese momento comencé a llevar todas las madrugadas entre 80 y 100 planchas de viena según el día; cantidad que se veía duplicada los días lunes.
Lugar por excelencia para el desayuno, almuerzo, merienda o cena del trabajador de la calle. Principalmente taxistas y remiseros.
Sí acá come la gente que no tiene tiempo para sentarse, su producto será de calidad. Trabajado con productos de primera y para que te quedes de cara te los cito, los de Jamón y Queso son con Paladini. El de Salame es con Fela.
El sandwich que te comes en el barrio o el que tenés en la memoria que compraba tu abuelo, ahora lo podés tener cuando sea que andes por plaza Colón.
Tenes variedades que detallo a continuación y que podés ver en la imagen que está en el check in del lugar:
Jamón y Queso.
Ternera y Queso (verdura)
Bondiola y Queso.
Salame y Queso.
Dulce de Batata y Queso.
Entre 12 y 20 pesos te sale el sandwich. La gaseosa de medio (linea coca) sale $ 12.
No es una oportunidad para perder, si solo andas de paso y el tiempo no está a tu favor para poder sentarte a comer.
Just That.

La regla dice: «Si hay más de un taxi estacionado, ese lugar tiene algo mágico».
Efectivamente, los pebetes de Hawai son una cosa seria (y dicen que los panchos también, así que será el próximo menú en breve).
Nuestra cata incluyó los de jamón (15 pesos, no son baratos), y los de salame ($ 12), y fue una de las cosas más ricas que probé en mucho tiempo en materia de sánguches, y eso que soy un gran catador de sánguches.
Lo principal, pan de viena que es dulce, a diferencia del pan de pancho que se usa para los pebetones largos tan de moda ahora. Este es un sánguche pequeño, generoso en fiambre y queso y recién hecho, se nota que el pan es fresquito y que venden miles por hora.
Los recomiendo con ímpetu, valen la pena, un millón de taxistas no pueden estar equivocados.

Este lugar siempre me llamó mucho la atención cuando iba camino a la facultad, a cualquier hora que pases te vas a encontrar a gente parada frente a la barra tomando o comiendo algo. El lugar preferido de los tacheros, paran todos los taxis en la esquina de Avellaneda y Santa Rosa frente a la Plaza Colón y se quedan charlando de fútbol la mayoría de las veces mientras se clavan un sándwich. Cuando me toca trabajar al mediodía y no tengo tiempo para sentarme en algún lugar a comer ya que salgo de la facu y tengo que entrar al toque a la oficina paso por Hawaii y me busco el chegusan que disfruto mientras trabajo, un detalle que me encanta, le ponen manteca como los hace mi vieja.
Nunca me quede comiéndolo ahí apoyado en la barra como hacen los tacheros, es algo que me debo. Antes de que termine este año prometo ir y quedarme comiendo ahí para compartir charla con los muchachos de los taxis o con el loco que vende medias en la esquina que cuando no da más se cruza a Hawaii.

Hawai es una pequeña barra de playa sin mar y sin arena ubicada frente a la Plaza Colón. En ella, es común ver acodados a los taxistas, algunos caminantes casuales y a la gente que baja muerta de hambre en la parada de colectivo que se encuentra a unos metros del lugar. ¿Porqué van? Fácil, porque los sandwichs que ahí se venden, son los mejores del condado.
En Hawai, la pinta es lo de menos: lo que importa es el tremendo sandwich de pan casero que vas a conseguir. ¿Te gusta el salame? ¿el jamón? ¿la mortadela? No, pará, tengo antojo de salchichón primavera. Lo que quieras, con manteca, con mayonesa, con verdura o sin ella. Si te pedís una gaseosa, te acodás en la barra con el resto de los comensales. Sino te cruzás a la plaza y armás un picnic espontáneo en el pasto. Algunos con suerte caminamos unos metros y nos vamos a casa.
No busques lujos, tampoco palmeras, ni olas ni viento y mucho menos a Luis Miguel. Lo más probable es que te encuentres con la radio LV3 prendida y con suerte un tangaso. Los precios, ¿para qué decirte? Dejá de pagar millonadas en los kioscos por un pebete con una lámina transparente de fiambre, por la misma plata, te llevás uno de Hawai que es tres veces mejor.