Café del 220

La idea de un bar en el centro esta buena. Por lo que me comentó una de las chicas que trabaja ahí, hace poquito que lo ha agarrado nueva gente, asique están un poco perdidos. A pesar de que no habia graaaan cantidad de gente, el número de personas los superó. No había lugar, ni vasos, la carta es escasa, y hace un calor infinito punto rojo.

Fui solo una vez, y en el marco de un evento especial. Mucha gente pocos lugares. Nos quedamos a pesar del frio y cuando terminó la banda (muy buen sonido, algo a destacar) nos sentamos y pudimos disfrutar de un sandwich de pollo teriyaki muy muy bueno.
La atención 10 pts
La ubicación, en mi caso, muy complicada.
Al lugar le falta, no intenta ser rústico pero lo es.
Lo recomiendo siempre y cuando haya algun evento, solo por el «café» no se si vale la pena el viaje.

Vine dos veces, la primera después de visitar una muestra en el 220 con unos amigos, era temprano asi que pedimos para merendar, estaba vacio, eramos los unicos asi que no demoraron mucho, y todo rico, pero tampoco tanto, un bar «normal» digamos.
Y la segunda vez fue para un evento de Campari, ahí estaba todo ambientando con una temática, y el bar parecía mucho mas cálido que la primera vez, como que le falta algo todavía, decoración, luz o algo que termine de encajar todas las ideas pero por ahora no termina de cerrarme. Veremos que pasa mas adelante cuando terminen de asentarse.

Es lindo, pero da la sensación de que recién lo abren. Tal vez recién lo abrían.
Está apenas ingresas al 220, fuimos tras una visita una vez paseando por el Centro Cultural y otra vez para un evento de Campari. Supongamos que el primero es parámetro de reseña.
El bar es lindo, tiene una decoración piola, pero no está distribuida en todo el lugar sino que está centrada en algunos spots, tampoco tiene mucha coherencia, hay algunas cosas de los ochentas, pero de música y memoriabilia variada.
No es caro, había una variedad de cervezas nacionales y alguna otra que afuera, y fue lo que probamos.
El gran problema es la cantidad de luz que tiene, tanto en la visita «regular» como en el evento, se complica relajarse del todo o genera un ambiente más «íntimo». Además de que este exceso de luz potencia la sensación de cantina que tiene el lugar, aunque tal vez sea adrede.

Cuando voy a ver alguna muestra fotográfica al Centro Cultural 220, siempre es visita obligada este lindísimo café. Y una vez que me ubiqué me cuesta mucho irme porque me da paz.
Pese a que forma parte del espacio cultural, ubicado en el subsuelo de Plaza de la Música, es un bar con estilo propio. Cuenta con un gran salón con mesas y sillones/​sillas muy cómodos para ubicarse. Todo, desde el mínimo detalle, se nota que ha sido diseñado para transmitir calidez y confort a todos los que visitamos.
Además, la decoración está muy buena: iluminación justa y en algunas paredes murales que van de la mano de la onda que hay en el lugar. Es un ambiente artístico, lindo, ideal para ir con amigos o familia en plan informal (o no). Genial para tomar una cerveza con maní o pizzeta (mi opción preferida) o un cafecito con alguna medialuna o torta.
Algunas de las alternativas que figuran en la carta son: sandwiches que podés armár a tu gusto, pizzetas (riquísimas), opciones de cafetería y mucha variedad de cerveza/​tragos.
La atención es excelente. Muy amables. En la barra venden la entrada por si querés visitar algunas de las propuestas que se exponen en la Galería que está al lado.