Bar Monserrat

Todo acontece fuera del tiempo en la Manzana Jesuítica, patrimonio de la Humanidad UNESCO que mixtura bibliotecas magnánimas con vendedores ocasionales en la calle que ofrecen desde linternas hasta arreglos de rastas.
En la esquina hay un café, etiqueta reservada para cierto tipo de bar. Esos reductos clásicos donde las opciones no tienen nombres fancy ítaloamericanos como «latte» o «espresso macchiato». Se trata de cafés, cortados convencionales o al revés, lágrimas y café con leche con tostados, criollos o medialunas.
De esos café sin wi-​fi pero con todos los matutinos a disposición en versión papel y de los pocos donde siempre ese café viene acompañado de soda grande y una galletita dulce.
Una revirada espacio-​temporal que evoca las palabras de San Agustín «Sero te amavi, pulchritudo tam antiqua et tam nova» (Te amé tarde, hermosura tan antigua y tan nueva –à la vez*-)
* Agregado a la traducción.

Es el típico bar que vas a encontrar ese aroma a café de maquina muy tentador !! Es para tomarte una buena taza de café con leche y dos medialunas! En la mesa del lado seguro que hay un grupo de abogados o profesores de abogacia

My 100% favourite place to grab a café cortado in the city. The waitresses are absolute sweethearts, they always get a healthy tip from me as a result. This places stands out against your typical sullen Argentine perma-​students, upset about the fact that their degree only got them as far as pulling espresso shots and wiping tables down. These ladies appreciate the work they have and they do it with a smile.
You won’t get any special gastronomic fare here, its all 1^st generation coffee and ham and cheese toasties, but it’s good enough for me when you consider its location…
The café is located on one of the busier pedestrian intersections downtown. Its just on the right side of the tracks, any red-​blooded man will be able to watch the facultad de lenguas or psicologia students traipse past in yoga tights. Just lovely.

Frente al Colegio Nacional de Monserrat –uno de los más importantes de Córdoba, detrás de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano -, este bar está contagiado de toda esa sensación de viaje a otra época que ya tiene el colegio, y en sí la zona de la Manzana Jesuítica. Usualmente tiene mucha gente, más que todo profes y gente que trabaja por la zona.
La decoración es ultra clásica y tiene fotos antiguas de la zona y del Colegio.
Vine a hacer una entrevista y el detalle genial fue que la moza tuvo la consideración de buscarnos un lugar más reservado y ayudar a que no haya interrupciones o ruidos de fondo. Yo pedí un jugo de naranja, y la gente con la que estaba pidió licuados y un café. Todo estaba bien, normal, nada era algo del otro mundo. Los precios también, acordes.
Me pareció que era un buen lugar para tener algun tipo de reunión de trabajo o mini pausa si andás por el centro, aunque no es el estilo de lugares que frecuentaría.

Al haber trabajado a la vuelta y haber tenido que esperar siempre algún trabajo que se terminara de imprimir ahí cerquita, me he sentado varias veces a disfrutar de las medialunas, si era en invierno con un café con leche, si era en verano con un licuado.
La atención en general es buena, son muy amables y le ponen pilas.
El lugar es chico, pero cómodo, siempre algún lugar vas a encontrar, aunque es mejor estar adentro sobre todo en horario del mediodía que es cuando el lugar, mejor dicho la vereda o peatonal se llena de chicos que salen del Monse y es puro kilombo.
Más allá de eso siempre es tranqui ya que la calle no es demasiado ruidosa a pesar de ser bastante transitada por la ubicación y las calles aledañas que desembocan todas a esa esquina.
Un lugar pintoresco y piola

Hablando con mi socio, monserratense de alma, le pregunté cuál era su bar preferido para tomar un café en la ciudad. Sin dudarlo me dijo: el Bar Monserrat. Y yo también sin dudarlo, le dije que eso era asociado a su fanatismo. Me respondió que no, que no era por eso.
Hemos ido varias veces juntos. A mí personalmente me gusta porque si bien es un local pequeño, es muy cálido y los grandes ventanales te dejan disfrutar de la vista que regala la esquina histórica monserratense. La atención me parece amable, el pedido lo traen rápido y tenés tres tipos de diarios distintos para hojear mientras esperás.
Pero a él, mi socio, le encanta. Puede estar hasta diez minutos hablando de lo ricas que son las medialunas, de que el café te lo traen en el punto justo. Que no le venga con Starbucks y esas empresitas. Además, él como habitué y fanático del lugar, tiene la mejor atención del mundo (detalle que los otros jamás podremos lograr ni siquiera de rebote).
Pero más allá de él, de mí, de nuestras opiniones efímeras, el Bar Monserrat convengamos que es un café tradicional, que siempre te invita a descansar unos minutos en esa transitada esquina, punto estratégico para coordinar encuentros.

Monserratense me quiso la suerte, por lo que pasé siete años de mi vida pasando por la puerta de este bar. Si bien cuando uno es chico no es muy de bares, ya más de grande en ocasión de esperar a mi hermana también estudiante de la misma casa de estudios, he estado varias veces en este lugar.
Normalmente prefiero sentarme adentro, donde si bien no tiene demasiadas mesas, a menos que sea hora pico algún lugar encontras.
La atención es normalmente muy buena, el bar está decorado con algunas imágenes de antaño del colegio, pero no está demasiado cargado.
Tiene una barra al estilo de los bares de antes y todo el estilo del lugar da a un lugar de muchos años, pero bien cuidado y limpio.
En mi caso opté por un licuado y unas medias lunas.
El licuado estaba muy rico, y la media luna mucho más.
En particular me gusta ir a este bar ya que es común encontrarme algún profe corrigiendo exámenes, y me puedo a poner a charlar un rato y a recordar viejas épocas.

El Bar Monserrat está ubicado en la peatonal de Córdoba, frente al antiguo Colegio Nacional de Monserrat. Es un pequeño, tradicional y cálido espacio, ideal para sentarte a conversar y tomar un café, un licuado, comerte un rico sándwich y hacer una paradita cuando estás muy a full.
Cabe destacar que una de las mozas es muy simpática y no te hace esperar.
Es un lugar muy concurrido ya que está en la esquina de la Facultad de Derecho, donde hay movimiento permanente.
Lo malo del bar es que en los horarios de entrada y salida del colegio, los alumnos copan la peatonal y, como todos los adolescentes, se instalan en el piso, gritan y siempre te sorprenden con algo nuevo.