Onnis + Lista

Mi vida fue un bolero: sombras nada más. Crecí con miopía y astigmatismo. Por ese motivo, no era capaz de ver un elefante adentro de un Fiat seiscientos. Me peleé con todos los oculistas de la ciudad y de los pueblos aledaños. En el sexto año del colegio, ya conocía acerca de la posibilidad de operarme. Nadie quería hacerlo. Hasta que conocí al mismísimo Dr. Onnis.
Tras hacerme una serie de estudios, determinó que era posible operarme. Fui la primera menor de edad en la ciudad en tener esta suerte. Con diecinueve años, descubrí al mundo con mis ojos y sin anteojos, accesorios que no necesite hasta ahora, más de diez años después.
Con toda la seriedad que debe tenerse en este tipo de cuestiones y la importancia de la vista, Onnis + Lista, continúa siendo el lugar de confianza para hacerme los controles. Nota: si bien el Dr. Onnis padre se jubiló, su hijo ocupa su lugar.
Onnis + Lista además, recibe diversas mutuales y en caso de ir de manera particular, la consulta no tiene un precio exorbitante. Y si lo tuviera, vale la pena.
Quiero agregar a la referencia de mi vista, un ejemplo claro: ¿ te acordás de los anteojos que usaba en sus épocas doradas Eduardo Angeloz? Volaron gracias a este lugar.

Definitivamente, si tenés que operarte de la vista, es el lugar que mejor reputación tiene en Córdoba. Prácticamente todas las personas que conozco que alguna vez se operaron los ojos en esta ciudad lo hicieron en Onnis. Para las cuestiones de salud no hay que mirar los números, jamás. Y menos si se trata de una clínica privada. Así que olvidando el tema del dinero, sólo se pueden decir cosas buenas de esta institución. Corrigen todo tipo de patología ocular y ninguna de las personas que yo conozco que pasaron por allí volvieron a usar lentes después de la cirugía. Hay dos sucursales, la de Bv San Juan y otra en el Cerro (sobre la Luis de Tejeda). No solo mis amigos y conocidos se operaron ahí sino también algunas personalidades públicas de Córdoba (en la página web oficial se pueden ver los testimonios grabados de algunos periodistas). La clínica funciona desde 1977 y es dirigida por su fundador, Roger Onnis, en compañía de sus dos hijos y un equipo de profesionales altamente especializados.

Por mi trabajo, siempre expuesta a diferentes cambios de climas, expuesta al sol, al viento y al frío y, puntualmente, por la influencia del cloro; me detectaron que tengo ojos secos y que debo proteger constantemente mis ojos de este tipo de cosas.
Terminé en esta clínica especializada en ojos un día en el que no podía tener los ojos ni abiertos ni cerrados del dolor que sentía.
Me recibió una chica en el mostrador d entrada y me pidió, muy amablemente, que esperara mi turno para ser atendida.
Cuando me llaman, la oftalmóloga comienza a revisar mis ojos y detecta que estaban muy secos que por ese motivo me dolían tanto y decide realizarme un par de estudios y de paso iba a probar unas gotas especiales para ver la reacción que tenían mis ojos.
Me examinó todo lo que podía examinar en mis ojos; si me había cambiado el astigmatismo o la miopía; si necesitaba más o menos aumento del que tenían mis lentes; y ya que estaba me hizo un fondo de ojo, horrible experiencia esa, pero necesaria. Eso de ver una nube constantemente no es para nada grato, pero fue lo que detectó que mis ojos necesitaban unas gotas especiales para mantenerse constantemente lubricados.
Esta clínica atiende varias obras sociales, pero, también atiende particulares.

Mi hermana se operó la vista en este Instituto Oftalmológico. Al igual que yo, ella sufría de miopía, pero desde los cuatro años. Todavía dice que fue la mejor opción, pese a que después de la cirugía con láser le quedó el síndrome conocido como «ojo seco», por lo cual tiene que usar gotitas constantemente. De todos modos, no se arrepiente. La atención del oftalmólogo fue siempre muy profesional, pese a que se nota que se trata de un lugar donde los pacientes entren y salen constantemente, como en un supermercado. De todos modos, la atención es bastante cálida y sobre todo muy correcta. La higiene de la clínica también es excelente, se trata de un lugar confortable, en el cual nunca hay que esperar demasiado. Hay muchos profesionales que se encargan de distintas tareas, por lo que cuando vas por un control te van atendiendo en diferentes salas: en un lugar un residente te toma la presión ocular, otro se encarga de las recetas, y así, hasta que finalmente te atiende el profesional con el que solicitaste el turno, todo lo cual agiliza la consulta. Dos buenas noticias: trabajan con varias obras sociales y tiene dos sedes de atención: una en el centro, la otra en el cerro.