Punta Sal

Una pena que no esta mas Punta Sal, fue nuestro lugar preferido en Córdoba Capital! Comida auténtica y rica, ambiente relajado, y un sentido familiar. Ojalá que vuelvan pronto!

Fui hace unos dos meses y entramos de casualidad.
El lugar es acogedor: pocas mesas, luz cálida, buena atención.
Pedí un chop suey (¿?) de verduras hiper llenador y pagué la módica suma de $ 45.
Bueno, bonito y barato.

Vine ya varias veces a este lugarcito de Perú en Córdoba Y la verdad me encanta porque es la típica cantina de Lima! La atención es muy buena y adorable su dueña! El lugar es chiquito pero acogedor y los platos muy ricos. Podrían ir incorporando algunos platos nuevos e incursionar en la comida nikey original. Tienen que descubrir ese rinconcito de Córdoba!

Lentamente le voy sumando estrellas. La demora que experimenté la primera vez ya no molesta tanto y los tiempos son más cortos, sobre todo si son acompañados con algo para beber, su tradicional salsa picantona para acompañar el pan y las bien peruanas «canchas» para morder.
Su comida siempre es fresca, y la atención es cordial. El pollo frito es muy sabroso y siempre me tiento de pedirlo, quizás me atreva a decir que son los únicos en Córdoba en ofrecer el pollo frito al mejor estilo Peruano. Pidan salsa picante para acompañar!
Esta dentro de mi circuito casual de lugares que «deben» ser visitados al menos dos veces al mes. Y llevar gente! La sensación de compartir estos espacios donde se disfruta tanto la comida no tiene precio!
Cuando sumen el servicio de tarjeta de débito o tarjeta, les sumo una estrellita más. :-)

Acá lo importante es la comida: el local tiene pocas mesas y no es particularmente lindo ni por fuera, ni por dentro; suena salsa kids; los platos demoran pero el servicio es muy cordial y la oferta es buena.
Pedimos dos principales (ceviche mixto y sudado de pescado), sabrosos y abundantes los dos, una birra grande y de postre helado de chicha morada. No me gustó, sabía que no me iba a gustar, lo pedí igual porque me encanta que hagan helado casero. Gastamos $ 230, salimos con olor a comida pero sentimos que estábamos de vacaciones por un rato.

We decided to try this tiny Guemes hole-​in-​the-​wall based on Lonely Planet’s strong recommendation. While it didn’t quite live up to their glowing review, this is a fun neighborhood joint and a good choice if you’re looking for a seafood alternative to all the beef, beef, beef.
A small Peruvian restaurant, Punta Sal has just a handful of tables inside and no outdoor seating. Like most other places we went to, it was empty at the touristy hour of 9 pm, so we had our choice of walk-​in seating. There’s colorful art on the walls and, of course, excellent people-​watching if you sit by the window, which I recommend.
LP mentioned an extensive menu, but when we were there, it was only about eight dishes or so and fit easily on a small chalkboard on the wall (see photo). The wine selection is similarly limited, but they have a few red and white wines. We tried the ceviche mixto and the lomo saltado, typical Peruvian dishes. The ceviche was a hearty mound of fish, shrimp, and squid (?) served with a chunk of very good sweet potato, white beans, and those crunchy corn kernels. It has a VERY strong, sour lime flavor, so be prepared for some serious tartness! The lomo saltado was a good-​sized portion and well prepared.
Our server didn’t really speak English, so you should be ready to order in Spanish here or at least point at what you want. We muddled through with our basic Spanish and our server was friendly and helpful. Prices are reasonable, and I have the feeling that the place gets more lively at an Argentine dining hour. It’s a nice place for a fresh, healthy-​feeling chicken or fish dinner, located in a fun and hipstery neighborhood for strolling and browsing.

Tranqui, para sacarse las ganas de un plato peruano.
Tal vez me generó más expectativas porque tiene cosas que para mí son indicadores positivos en un restorán: Pocas mesas, pocos platos, y además es comida peruana.
Cuando llegamos, la media docena de mesas que había estaba ocupada, así que decidimos hacer tiempo en la barra, y obviamente pedimos un pisco sour como «Apetizer». No había.
Se desocupa la mesa y ordenamos, ceviche de la casa y arroz con mariscos. Rico, la verdad, muy sabroso (tal vez un poco salado el arroz, inclusive para mi que como con mucha sal), vale la pena, no sorprendió pero estuvo más que correcto.

En este pequeño local ya pasaron de todo tipo de bar y barcitos, ahora le toco a punta sal, este mini restaurante intenta hacer un poco de todo y lo hace, ya desde la entrada se vende como de comida peruana y asiática, en que lugar se juntarían un peruano y un japonés a comer no sabría, o si solo acá. La comida es igualmente muy rica, casi perfectamente lograda. No tienen mucho lugar así que si queres estar seguro de conseguir mesa esta bueno que llames y reserves, y más si vas con amigos, así te arman la mesa. Tienen algunos buenos vinos para macerar, y tentadores postres. Lo bueno de este lugar que es el único de la zona y que consigue su objetivo culinario, con buenos platos y buena materia prima, quizás el lugar no sea de lo más fino, pero hace en cierta manera que pienses que estas en un restaurante de paso en otro país

Los restaurantes peruanos en general se caracterizan por la calidad de sus comidas, la abundancia, el exotismo, la variedad y la excelente atención. El caso de Punta Sal no es la excepción. Lo que distingue de otros restaurantes del mismo estilo es que tiene toda la onda, no solo en la atención sino también en la decoración. Fui hace poco y –en serio, no es broma– cuando lo vi de afuera casi paso de largo porque yo estaba buscando un lugar de comida peruana y el local parecía un negocio de decoración. No es muy grande pero tiene iluminación agradable, además de que el espacio está muy bien distribuido. Como iba a un lugar de comidas peruanas no pude empezar pidiendo otra cosa que ceviche (que a esta altura ya se ha convertido casi en una especie de parámetro para puntuar lugares de este tipo). Excelente. La variedad en la oferta de bebidas está bien, aunque es algo básica. Los precios son más que razonables. Un lugar super tranqui y agradable para cuando uno quiera comer platos intensos y abundantes. Lo recomiendo sobre todo en épocas de frío.

Me encantó este lugar! Fuí la semana pasada gracias a la recomendación de una amiga que va bastante seguido y me llevé una muy grata sorpresa de encontrar un lugar nuevo en Córdoba y que se come tan bien.
Había pasado miles de veces por la puerta de este local pero nunca se me había ocurrido entrar. El lugar es súper acogedor y cálido, dan ganas de comer y quedarse un rato más charlando y disfrutando del lugar. La comida realmente exquisita, pedimos pescado y lomo saltado, estaba delicioso. La carta es bastante amplia, también hay postres que suenan muy tentadores pero estabamos bastante llenos así que no los probamos.
Un punto extra merecen por la buena atención que brindan en el lugar. El mozo súper atento y no tuvo problema alguno al preguntarle casi por cada plato que había en la carta. Los precios me parecieron muy buenos, sobretodo por la buena calidad de la comida. Seguramente voy a volver a ir pronto.

Hace poco fui con unos amigos a Punta Sal y la pasé de lujo. Se trata de un restaurante de comida peruana, con un ambiente súper agradable y acogedor. Los precios razonables y la excelente calidad de la comida me dejaron con ganas de volver una y otra vez.
Al momento de pedir me decidí por el ceviche, y no esperé mucho para tener lo que había ordenado ante mis ojos. La composición del plato me pareció de lo más acertada, porque el pescado alimonado vino con una guarnición de maíz tostado que complementaba el menú a la perfección.
La comida estaba riquísima, quedé fascinada. Por su parte, la gente que atiende el lugar, originaria de Perú, se comportó de lo más amable. La camarera que nos atendió contestó cada una de nuestras preguntas con paciencia y buena onda.
Como bebida, pedimos un vino blanco para acompañar. La combinación fue verdaderamente embelesante, hacía mucho que no comía tan bien en la capital cordobesa. La última vez había sido en Mercado Central, también en el barrio de Güemes.
En lo que respecta al lugar, se trata de un salón pequeño y muy cálido. Suele estar bastante lleno, posiblemente porque la gente ya sabe de la calidad del lugar. Por esa razón, recomiendo salir con tiempo para encontrar un lugar.
Recomiendo fervientemente Punta Sal a quienes quieran comer algo diferente sin decepcionarse.

De este lugar me siento en la capacidad de poder criticarlo constructivamente y dar una opinión más o menos acertada ya que como peruana, traigo el conocimiento de su comida desde la tierra misma. Punta Sal también se llama un famoso restaurante peruano de comida mariana ubicado en la costa limeña. Si bien no se trata de la misma sucursal, el Punta Sal de Córdoba no tiene nada que envidiarle. El lugar es bastante pequeño, con unas 5 o 6 mesas se desenvuelve con soltura y espontaneidad. Acá lo verdaderamente importante a mi parecer es la comida, que a diferencia de otros lugares de comida peruana, este le da en el ángulo a la sazón de la cocina. No hablo necesariamente de los ingredientes (que de hecho muchos no hay en Argentina), si no de la sazón, del gustito particular, del condimento clave que sólo lo puede saber un peruano, de ese picante o de ese gusto que la genialidad de la cocina peruana maneja con destreza. La atención es muy buena, te sirven rápido la comida y la estética del lugar es simple con algunas decoraciones propias del estilo peruano costero, bastante austero, pero a mi gusto perfecto. Los justo y necesario, pero con un servicio de calidad! Lo super recomiendo.

Después de pasear por Güemes y ver la cantidad de artesanías que hay en la zona, a veces uno tiene ganas de comer algo, pero algo distinto. Hay muchos restaurantes en la zona, pero uno solo que tiene comida peruana.
Tres veces fui a Punta Sal, un restaurante chiquito y bastante nuevo. No hay más que diez mesas en todo el lugar, pero lo que le falta en espacio lo recompensa en buena onda y cantidad de comida. La primera vez, pedí arroz chaufa, y quedé sorprendida con la cantidad de comida que había en mi plato. Estuvo muy rico, pero me habría gustado más si no llevara salchichas, pero es un gusto mío no más.
Las mozas son de Perú y el chef también, y son todos muy amables. Preguntan cómo está todo y charlan un poco de Perú. Son muy pacientes y si no sabés qué estás comiendo, te lo explican con una sonrisa.
La última vez que fui, todavía no tenían cartas, solamente un par de pizarrones con los platos. Tienen dos tipos de ceviche, y los dos son buenísimos. A veces se quedan sin postre, pero igual no vas a tener espacio en la panza para postre. Voy a volver seguro, y ojalá haya postre.

Punta Sal Bar — Cocina peruana en Guemes
El sábado salimos de un evento en la casa de artistas CASA 13 (Pasaje Revol 19, entre Belgrano y Cañada), y en una improvisada continuación del encuentro nos invitaron a cenar en un pequeño restaurant peruano ubicado a muy pocas cuadras llamado Punta Sal Bar. En la renovada zona de barrio Güemes, disfrutamos de la versión clásica de la cocina peruana: papas a la huancaína (una salsa liviana y exquisita), arroz chaufa (con verduras, salteados al wok), ceviche (con lima, cilantro, cebollas y canchitas), lomo saltado, empanadas de lomo y al rachi de mondongo, chicharrónn de pescado, todo elaborado y sazonado en un punto exquisito. Nos quedamos con ganas de probar todo el menú. En Punta sal la atención es amable y bien predispuesta, afín a este pequeño lugar: de pocas mesas, sencillo y acogedor. En cuanto a la bebida, aunque no gozan de una amplia gama de posibilidades, nos ofrecieron una carta básica de cervezas rubias y negras, vino tinto y blanco y gaseosas. La cercanía con el centro de actividades culturales del Mercado de las Pulgas, la calidez y la relación calidad-​precio nos pareció lo más valorable. Hasta que lo conocimos, no nos resultaba fácil encontrar un lugar con estas características en esa zona, que como ya se sabe suele estar bastante atiborrada de gente durante los fines de semana.