Valentin Bar

Valentín no es mi bar favorito de los «barcitos de la cañada», es el plan B para cuando los demás están ocupados. Aún así no decepciona, como bien indican las tres estrellas. Los chicos te atienden muy bien, te acomodan las mesas de acuerdo a la cantidad de gente con la que vayas.
Nunca tomé tragos de acá, siempre que fui hemos pedido botella tras botella de cerveza con alguna que otra pizza en el medio y están bastante bien: no muy caras, y bastante ricas. La otra parte digna de mención es que suelen tener algunas promos en unos pizarroncitos colgados en las paredes.
El salón no es muy grande, lo más lindo es sentarse en la vereda y ver el interminable desfile de personas y autos de la cañada.

No es el bar más visto o con mejor decoración/​ambiente de los bares de cañada pero el servicio fue muy bueno. Nos atendieron muy bien y rápido. La cerveza llegó al toque y bien helada. La espera por la pizza no fue larga y estaba rica y lo que es importante, tenía mucho queso. Nos sentamos afuera y disfrutamos del fresco de la noche.

Valentín tiene nueva atención y la verdad, sólo me puse contenta cuando llegó el fernet a la mesa. El resto, mejor olvidarlo. Por ese motivo, le resto una estrella.
Nota: los tragos se preparan hasta las 4am aunque el bar cierra como los demás de la cuadra a las 5. Si llegaste a esa hora a la zona y querés ir a Valentín, conformate con una cerveza.

Valentin está casi al final (o al principio, depende del lado del que vengas, claro) de una seguidilla de bares casi ininterrumpida entre San Juan y Duarte Quirós y para mi es algo que le juega en contra.
Si venís desde la intendencia, OBVIAMENTE no te vas a quedar en ninguno de los 3 primeros bares, supongo que será un impulso inconciente, pero tiene que estar pasando algo muy genial para que tu mente no esté segura de que más allá va a estar mejor.
Lo mismo pasa si venís de San Juan, no vas a llegar hasta los últimos bares porque va a significar que practicamente ya te pasaste de largo y tener que dar la vuelta y volver sobre tus pasos es malísimo.
De todas maneras Valentín tiene su clientela fija y está creada a base de casualidad y costumbre, quizás las pizzas sean marginalmente mejores que las de los demás bares, quizás la atención en algo tan simple como traerte una cerveza, pueda hacer una mínima diferencia, pero en lo demás, no se diferencia del resto de bares, ninguno se diferencia de los demás, salvo quizás el X, pero para el uso standar ni siquiera.
Valentín está bien, es un bar casi exclusivamente para tomar cerveza de botella y quizás comer una pizza, tiene el encanto de estar sobre la cañada y su flujo permanente de jóvenes, pero nada más.

Bitácora del caminante noches de cocteles, cerveza tirada, pizzas y mano
Es muy común desde que vivo en esta ciudad salir a tomar cervezas en noches de calor con mis amigos, es por eso que hoy voy a hablar de uno de los lugares a los que siempre asisto, casi como por asistencia escolar, citas pactadas en horarios fijos y días fijos, es una rutina que no podemos evitar en los momentos de calor con mi amigos, esta vez nos tocaba Valentin y por lo general son los días jueves, con mesas en las verdad, mucho ruido de fondo, carcajadas, música, humo y mucha efervescencia, pasamos las noches en estos lugares que si bien no disponen de una comida gourmet, que en este caso no es necesario porque precisamente el lugar es propicio para el encuentro y el intercambio, siempre encontras gente conocida por ser este un lugar neurálgico para la noche cordobesa, y si en este caso tenes ganas de salir y estas solo, ni te preocupes podes tranquilamente al mejor estilo europeo apropiarte de la barra que siempre alguien solitario y de muy buena predisposición encontraras para charlar

Valentín es el lugar habitué para mí y mi grupo de la oficina. Cada vez que organizamos afters todos ya saben que es ahí, siempre encontras lugar y ya nos conocen.
Si bien es como el resto de los bares de esa zona en lo referido a tamaño y lo que ofrece, lo que más llama la atención son las promociones de cerveza, todo el año tiene estas promociones y por eso es tan popular entre los grupos grandes.
Dentro es pequeño y con unas cuantas mesas y por fuera también tiene mesas, es común pasar por la cañada y ver millones de personas en este bar.
En invierno colocan una carpa con calefacción por fuera, por lo cual no es frio y se puede seguir utilizando la vereda.
Sirven maní con la cerveza y los mozos son muy atentos a la hora de juntar 10 mesas para todos los que vamos siempre jajajaja.
También ofrecen pizzas y son muy ricas, esto creo es lo único que he comido ahí, pero ellos no las hacen, las compran a un local por ahí cerca, igual llegan rápido.

No me alcanzan las palabras para describir este bar. Para cualquier mortal, puede ser un barcete común y corriente sobre la Cañada, pero para mí es super especial. Es que era en este lugar donde con mi novio, que no era mi novio aún, nos fuimos conociendo.
Con la excusa de compartir una pizza de palmitos y una cerveza, siempre nos encontrábamos aquí y la verdad es que a pesar de ser como excusa terminamos enamorándonos en este bar, y también enamorándonos de él jaja!
La verdad es que a nivel estructura y decoración deja mucho que desear pero su encanto reside básicamente en esto, en que la gente se reúné realmente para disfrutar de la compañía, no para juntarse en un bar a caretearla.
Las pizzas son riquísimas de cualquier variedad que decidas pedirla y no se hacen esperar mucho. Los mozos tienen siempre muy buena onda y te atienden al toque. Las cervezas te las dan heladas, lo cual suma y mucho! Y siempre te traen unos manicitos antes para apaciguar la espera.
A nivel precios no es caro, sino mas bien accesible. Por ahí cuesta conseguir mesas sobre todo cuando arranca la temporada primavera-​verano y todos los cordobeses juntos deciden correr al mismo lugar jaja! Mas allá de mi historia y mi experiencia es un bar super recomendable.