Y Manolo??

Todos tuvieron el sueño alguna vez de poner un bar en la playa. El Panty puso su bar de la playa, pero en Cañada y Montevideo. No hay adentro, literalmente. Sólo hay un techito para sentarse abajo, armado en la vereda del bar. Las sillas y mesas son TODAS enclenques y diferentes entre sí, pero igual se merece las 5 estrellas.
Podés encontrar promos de varias marcas de cerveza que te hacen pagarlas casi a precio de kiosco, lo que te tienta a tomar todos los días de tu vida. Las empanadas (el dueño empezó su negocio vendiendo empanadas) son una rareza (rareza bien). De poco sirve describirlas, tenés que ir a conocerlas. Sólo puedo decir que hay sabores que sólo se consiguen ahí, como las de quinoa.
Se puede disfrutar de todos estos amenities, sólo si conseguís un lugar. Porque siempre está lleno.

Manolo es mi lugar hippie preferido porque hacen las mejores pizzas y empanaditas del condado.
Mi pizza preferida es la especial al cuadrado que es con queso, huevo, morrones y CUBOS DE JAMÓN, MILES DE ELLOS ME VUELVO LOQUÍSIMA.
En cuanto a las empanadas tenés mil variedades tanto para vegetarianos, veganos y bueno, nosotros que somos el resto que come de todo. Tenés de berenjena, salsa blanca, jamon y queso, carne, carne cortada a cuchillo, lentejas, zapallo, semillas, morrones, cebolla y lo que se te ocurra. Mi preferida últimamente es una variedad llamada «zapatito de duende» que es toda de verduras y queso o salsa blanca, no me acuerdo VAN A TENER QUE IR A PROBAR, LO100TO.
La atención es genial, los chicos son muy piolas y traen los pedidos rápido. Amo todo de acá.

Auf dieser Höhe der Cañada stehen schon seit Jahrzehnten dicht an dicht mehrere Bars. Nun unter anderem dad Y Manolo, eine einfach gehaltene, alternative Lokalität. Im Innen winzig, außen wird jeder Quadratmeter für die Bestuhlung genutzt. Bei annehmbaren Wetter ist es abends eigentlich meist voll. Die meisten Gäste teilen sich eine große Flasche Bier oder eine Karaffe Fernet Branca gemischt mit Coca Cola, hier gibt es am frühen Abend oft Angebote in Kombination mit einer großen Pizza. Letztere war in unserem Fall sehr reichhaltig belegt und gut.
Unter der Woche oder am frühen Abend am Wochenende eine gute Adresse.

Bajando por La Cañada casi llegando al cruce con el Boulevard San Juan nos encontramos con este pequeño bar. En mi caso, yo lo conocí un día volviendo de la facultad y como hacia el recorrido a diario me sorprendió no haberlo notado antes. Y Manolo? está ubicado en una esquina que cruza con calle Montevideo y a mi parecer esta medio oculto. Aun así, es imposible no reconocerlo, viniendo de una seguidilla de edificios de departamentos, de hoteles, de oficinas y de comercios de autoservicio te encontrás con una edificación un tanto particular, para no decir poco común. Muros fucsias acompañados de leyendas y dibujos en grafitti, una galería con techo de paja y solado trabajado con piedras de colores te sacan completamente de lugar y centran tu atención en lo que tenés en frente. En uno de esos días en los que fantaseas llegar y salir a tomar algo, armé un plan rápido y el destino fue Y Manolo?. Cuando llegamos notamos que el lugar era pequeñísimo, solo podíamos elegir alguna de las mesas de afuera ya que en el interior funcionaba la parte de atención al público y los baños. Como era temprano, conseguimos lugar y pedimos una cerveza sin siquiera comprobar que existiera una carta con más opciones. En otra oportunidad descubrimos que sí, ofrecían también pizza y empanadas para acompañar. La atención es muy buena, fiel a la onda del lugar es relajada y tanto el dueño como los mozos son muy amables. Una linda opción para variar en las noches de calorcito.

Este bar está sobre la cañada, en barrio Güemes.
Es especial, porque parece un bar de playa; tiene una «parte de adentro» del tamaño de una habitación, lo mínimo indispensable: una barra y 3 heladeras; y al lado los baños. NADA MAS.
La «parte de afuera» es todo el resto del bar, que está toda al aire libre, pero bajo techo. Todo en madera, techo, banquetas y mesas –ambas altas– todo sobre un piso de piedritas. muy muy estilo playero.
Toda la pared, que hace de frente del bar, pero que está detrás de las mesas y banquetas, es un mural todo pintado a mano, algo rústico pero divertido, que le da la identidad al bar.
Y el nombre del bar, también en la pared, escrito a mano así nomás. Es la esencia del lugar: lo casero y poco estético, pero hecho a pulmón, con amor y con voluntad.
No es super barato –algo que contrasta con todo el espíritu recién descrito– asumiendo que es por la ubicación, tan céntrica, contamos que compensa con promos que se acercan al 2×1.
Su dueño atiende en la barra, es muy personaje, digno de tener una charla con él antes de irse del bar. Recomiendo!

Hermoso bar al frente de la cañada que permite a la gente que concurre aquí contemplar un hermoso panorama. Es característico del lugar el contraste del quincho construido en su parte externa, el suelo con empedrado y el mural pintado en el exterior.
En dicho mural están representados personajes icónicos de la cultura nacional: chucho Valdez tocando el piano, Aníbal Troilo manipulando el acordeón y sus pies sumergido en una palangana con tiburones, y Julio Cortázar cortando el pelo a una afroamericana.
La musicalización esta caracterizada por la amplitud de los géneros, especialmente rock, blues, ska, reggae y música del circuito underground. La gente que concurre al lugar es agradable, y su perfil es propio de la música que pasan en el lugar. No ocurren hechos violentos y la cordialidad del personal es notable, aceptan sugerencias a la hora de poner música. Los precios son muy económicos y hay promociones. Los baños están en buen estado.

Es uno de nuestros bares predilectos para ir con mis amigas a tomar algo tranqui. Lo que más nos gustó de este bar desde un principio que nos hizo volver una y otra vez, fue la atención que se recibe, tanto del dueño (o encargado) como de todos los mozos que atienden en este lugar.
Es un de lo más relajado e informal, tanto en su estética como en la gente que por lo general va. Es de un estilo más bien hippie, ya que además está situado en una zona que va con esta onda. Está al medio, entre los famosos bares de la cañada y el paseo de las pulgas.
las mesas están ubicadas solo al aire libre por lo que en invierno o cuando hace frío ponen unas carpitas para poder sentarse igual. La bebida es bastante variada aunque yo siempre que fuí solo tomé cerveza. Los precios son los más accesibles de la zona.
Es ideal para ir con un grupo de amigos, aunque las mesas son fijas, son bastante amplias y se pueden agregar varias de las banquetas que hay. También se pueden comer pizzas y son bastante ricas.

De este pequeño, simple, pero encantador bar que queda en un esquina tan perfecta, tan de paso que no podes pasar y no sentarte a tomarte una, dos, tres cervezas y porqué no quedarte hasta el cierre y morir en la cabina de los pilotos. El bar tiene esa onda que sólo se la da la actitud, la predisposición, y la sencillez con las que se manejan los dueños que también son los mozos. Es un lugar que atravesó un reconocido proceso de producción: donde se pinto, se techó, se construyó, se clavo etc. Creo que ese esfuerzo se reconoce de lejos. Además de eso, es uno de los pocos bares que ofrece una variedad casi completa de cervezas: cervezas de muchas marcas, cerveza negra, roja, ahumada, rubia. Y ni qué hablar de las pizas y empanadas: una delicia! En la carta hay para elegir entre 13 variedades de empanadas. Yo personalmente, siempre elegí la de «quinua», la de «berenjena» o una que se llama «zapatito de duende». Todo está perfectamente dado para que uno vaya y la pase muy bien. Llega un momento (y es algo que a muchos nos ha pasado) de decir que la próxima cerveza es la última, pero se dan con la sorpresa, no tan sorpresa, de seguir pidiendo y no poder levantarse de aquel lugar tan simplemente agradable. Se los re comiendo a todas y todos.

Entre los bares de La Cañada podes elegir ir a Lo de Manolo. El lugar es pequeñísimo, sólo ocupa la vereda permitiéndote ver el movimiento de la noche y eso marca su estilo; tiene un piso lleno de piedritas (que con el tiempo va acumulando bastante mugre) y con dibujos coloridos en las paredes.
Es un lindo lugar para ir en pareja o con pocos amigos a tomar una cerveza o un fernet porque el espacio es escaso en serio. Por ese mismo motivo, si tu objetivo es ir ahí, es recomendable ir bien temprano para conseguir lugar.
Como es al aire libre, cuando el clima no acompañan bajan un para apaciguar el frio aunque no una estrategia efectiva, por lo que es mejor ir cuando este cálido.
Además, el precio es bueno, los mozos son muy atentos y se escucha muy buena música.
El dato más llamativo es que en la carta ofrecen pizzas y empanadas para comer allí pero no las cocinan ellos sino que las encargan en un negocio que queda a pocos metros y te las traen a la mesa.
Si me preguntan, es un lindo programa de para una noche de verano.

Un día cualquiera, salís a caminar por la Cañada cansado de la rutina. Pensás miles de opciones de cómo escaparte de eso: ¿ver una película? ¿llamar a un amigo? ¿correr dos vueltas por la plaza? ¿seguir deambulando como bola sin manija? Te decidís por la última opción y te dejás llevar como el curso de agua que corre por medio de la docta hasta que por fin, cuando llegás a la esquina de la calle Marcelo T. de Alvear y Montevideo, se interpone en tu destino el bar Y Manolo?
Situado al margen de la vereda y al aire libre, es atendido por su propio dueño. Los árboles que lo enmarcan, las banquetas de madera alta, el techo perpendicular, las paredes pintadas con graffitis, te transportan fuera de la ciudad. De un momento a otro, cualquiera sea la estación del año, uno siente que está en la playa. De fondo, suena Mano Chao, Divididos, Las Pelotas y todo el rock nacional que se te ocurra.
La gente que se da una vuelta, lógico, va con mucha buena onda y ganas de tomar una cerveza helada. El maní claro, es el compañero infaltable.
Y Manolo? es un bar rústico, simple y cargado de energía positiva, una isla en medio del pavimento.