Trixie American Diner

Bueno ya hay mucho escrito sobre este lugar asi que lo único que voy a aportar es que no se les ocurra intentar cambiar algo en el menú porque te arrancan la sabiola con los precios. Por ejemplo, una amiga quiso cambiar el queso de máquina de la «cheese burguer» por uno cheddar y le quisieron cobrar adicional de 30 mangos (por una fucking feta de queso). Los precios son standard para lo que ofrecen, adjunto fotos de la carta para tener una idea.

Divina la ambientación pero lo que ofrecen es una porquería.
Me pedí un sandwich de salmón y me vino cocido, cosa que no estaba especificado en el menú, las alcaparras estaban hiper saladas y el pan viejo; venía acompañado con nachos, muy pocos.
Mi hermana pidió una hamburguesa que estaba ni y las papas que acompañaban eran LAYS DE PAQUETE, cualquiera.
Mi papá no me acuerdo que se pidió pero también, dejó bastante que desear.
Lo peor es que los precios son altos en comparación a lo que sirven.
Un chasco.

Es un buen lugar. Lo que tiene de malo es que llegar a los locales sin auto es imposible. En especial el que se encuentra en costa Salguero. Si lo tengo que comparar con muulecheria su carta es bastante pobre y no tiene variedad. Pero así y todo es un lugar muy agradable y sus platos son muy ricos.

Necesito el 3.5, Unilocal porque esa es la posta para este lugar, pero bueno vamos por 4* porque hoy estoy bueno, en fin, Trixie es una copia bastante fiel de lo que es un diner americano que pueblan diferentes ciudades, pueblos y rutas de USA. El menu es bastante fiel, con las limitaciones argentas esperables. Pedimos la hamburguesa mas cargada, la Mega Trixie creo que se llamaba. Trae lechuga, tomate, cebolla grillada, panceta, jamon, queso y huevo. Ya me agote solo de escribirlo. Además incluye por el mismo precio ($ 138 nov15) tres sides: papas fritas (meh), aros de cebolla rebozados (excelentes) y una mini cole-​slaw (muy buena). La hamburguesa en sí me gustó mucho, el medallón de carne era generoso, alto, carne magra y de muy buen sabor, tenía condimentos pero lo justo, muy sutil, la sirven cocida pero no pasada. El pan nada especial, podría ser un Bimbo tranquilamente, viene tostado. Los muchos toppings vinieron en su medida justa tirando a generosos, sobre todo el jamón y el queso. El queso no es cheddar, es uno tipo Dambo o similar, de buena calidad y sabor. Algo a destacar es que a pesar de la altura, se podia comer bastante con la mano sin que se desarmara y hacer un enchastre, aunque admito que hacia el final tuve que abandonar y terminarla con cuchillo y tenedor. Observaciones varias :
— Hacía calor y el aire funcionaba bien, para los friolentos hay mesas afuera con muchas plantas y sombrillas, tanto adentro como afuera, el lugar es «lindo», no hay con que darle.
–El pedido demora, el lugar estaba casi vacío y las hamburguesas tardaron media hora, no me quiero imaginar con el lugar lleno.
— Si queres ser un auntentico DINER YANQUI las gaseosas siempre tienen refill, no cobras un precio sin refill y otro con refill, ahi aparece nuestro querido tercermundismo.
–ACEPTA TARJETAS GRACIAS, ahi dejaste el tercermundismo palermitano.
.
He dicho.

Decepcionante.
Horario: Brunch
Capacidad: Moderada
Producto: Muy mala relación precio/​calidad
Formas de pago: Efectivo, débito y crédito.
¿Qué pasa con este lugar? No tengo idea. Pero está de moda, y ayer cuando salimos de la Comicon pasamos a saciar nuestro hambre. Pensamos que sería algo así como «Mu», pero de verdad nos decepcionó muchísimo.
EL LUGAR
Ambientado como en los años 50’s, Trixie tiene bancos rinconeros, una barra grande con taburetes redondos, luces de neon y mozas vestidas con ropa de época.
El lugar es lindo, tiene mesas afuera también. Adentro tiene aire acondicionado y es bastante confortable. (Ayer estaba MUY lleno por el tema de la Comicon, se podía circular pero había mucha gente) Denota una falta de higiene. Cuando tenés todo el despacho a la vista tenés que ser muy cuidadoso. Las mozas tiraban la comida a la basura y después se limpiaban con un trapo las manos para continuar armando los postres tipo banana split (!)
LA COMIDA
Pedimos una hamburguesa, gaseosa con refill y un waffle con helado.
La hamburguesa: tenía buena pinta PERO: estaba recalentada. Es obvio que no se puede cocinar un medallón de carne de 1,5 cm de espesor en menos de 10 minutos y teniendo un local lleno. Estaba bien cocida, pero SECA, vieja, pastosa.
El waffle: desde que salió de la cocina, hasta que lo prepararon pasaron 10 minutos. Lo veía enfriarse en la barra. Después, lo cargaron con helado y frutos rojos (que estaban congelados por dentro) y se terminó de enfriar. No estaba bueno. La idea de un waffle con helado es el contraste entre frío-​caliente y crocante/​cremoso, cosa que NO ME PASÓ.
LA ATENCIÓN
Acá viene la peor parte (y eso que estábamos en la barra) Después de 10 minutos de esperar, nadie nos traíà la carta así que la pedimos nosotros. Tardaron otros 20 minutos en traernos todo (la comida estaba ahí, en el despacho de la cocina, lista, pero nadie la agarraba y nos la acercaba)
RESUMEN: No recomiendo. Quizás tengan suerte y si les toca menos gente la experiencia mejore. Yo no voy casi nunca a Costa Salguero por lo que creo difícil poder volver.

Ufa. Eso es lo que me salió después de comer. Ufa no porque la comida no estuviese buena, porque sí lo estaba. Ufa porque de «rápido» no tuvo nada. A ver, está ubicado en un lugar en el que la demanda es grande sólo cuando hay alguna expo en Costa Salguero. En este caso la había pero el lugar no estaba cubierto en más de la mitad de su capacidad. Éramos cinco y fue todo un dilema acomodar unas mesas ya que en el salón interior estaban todas puestas para que se sentasen dos personas. Todo fue lento, desde la toma del pedido y los casi 45 minutos que tuvimos que esperar para que trajeran la comida. Por suerte todo estaba rico, no deslumbraba pero tampoco decepcionó. Qué sé yo, si tenés hambre y andas por ahí, ni la pienses pero tampoco vayas hasta allá exclusivamente para comer ahí porque tampoco te va a volar la cabeza.

Fui porque de afuera llama la atencion, es el tipico caza bobos y funciona, Son hamburguesas totalmente comunes y ordinarias con la salvedad de que jamas probe un paty hecho con tan poco amor. La forma parecia mas un icosaedro que un paty.
La atencion? las pibas que trabajan ahi si deciden eventualmente atenderte te miran de costado y te traen la gaseosa media ahora aproximadamente antes de cualquier tipo de comestible.

Trixie es un lugar de hamburguesas ambientado como un tipico paradero de peloculas estadounidenses.
Hay una buena variedad de hamburguesas y cosas dulces.
El lugar no perdio calidad a lo largo de los años pero, sin embargo, es algo caro en comparacion a otros lugares del estilo y las hamburguesas son apenas mas pequeñas.

He ido un par de veces a Trixie, a merendar y a cenar.
Está claro que el lugar tiene una ambientación cuanto menos curiosa, con el típico estilo de diner de película de road trip estadounidense, esta creo yo es la razón por la cual el lugar llama tanto la atención, dicho esto me voy a dedicar a hablar solo sobre lo que comí.
Cuando fui a merendar pedí un milkshake, muy rico, nada del otro mundo pero rico (convengamos que es muy dificil hacer mal un milkshake), y compartimos la torre de panqueques y la torta de manzana con helado. La torre de panqueques era a mi parecer, fea. A los panqueques les faltaba sabor, azúcar, canela, algo, simplemente tenían gusto a nada. La salsa que los acompañaba sabía artificial. La torta de manzana en cambio, es deliciosa, sale calentita, que combinada con el helado frío es un manjar. Volví para mi cumpleaños y la pedí de nuevo, así de mucho me gustó.
En cuanto a la cena, los aros de cebolla de entrada son exquisitos, bien crispy y no aceitosos. También probé la veggie burger, que no es otra cosa que una hamburguesa de soja texturizada marca Vegetalex, en sandwich, con verduritas y papas, sí, pero me decepcionó mucho que en un lugar así la hamburguesa vegetariana sea de caja. Está bien que AL MENOS ofrece una opción vegetariana, cosa que muchos lugares no tienen, pero podrían haberse esmerado más, la hamburguesa podría ser casera de lentejas, porotos o quinoa, por ejemplo. Ojo, no estaba fea, pero es la misma hamburguesa que me puedo hacer yo un sábado a la noche en mi casa, no vale los $ 80 o $ 90 que salía ni ahí.
Según lo que vi que comieron mis amigxs comensales, las hamburguesas de carne son ricas.
En resumen, el punto fuerte del local es el ambiente. Volvería una y mil veces por la torta de manzana y los aros de cebolla. Recomendaría el lugar más para merendar que para cenar, ya que hay menos gente y por lo tanto es menos ruidoso.

Trixie es uno de esos lugares por los que uno pasa y te atrae lo llamativo de su decoración, bien al estilo de un american diner de mediados de siglo XX. Bueno, y sí, el local es lindo o al menos simpático, tarde o temprano por alguna que otra cuestión terminas ahí, por más que quede en ese fin del mundo de la Ciudad de Buenos Aires que es en el Centro Costa Salguero.
La cuestión es simple, Trixie es el típico lugar de comida norteamericana que te ofrece hamburguesas, hot dogs, waffles y unas cuantas cosas más. Pero vamos a lo que siempre nos llama más atención, o sea las hamburguesas, las cuales hay que decir que están buenas, son enormes y repletas de queso, posta que realmente le ponen bocha. No serán de las mejores, pero sí vale la pena darles alguna oportunidad.
La comida puede estar buena, pero el inconvenientes es que los precios son un tanto excesivos, bastante por arriba de la media de la mayoría de los locales de hamburguesas porteños, aun con el 20% de descuento del Club La Nacíon sigue siendo un toque caro.
Como dije antes, el lugar es lindo, pero siempre está lleno de gente, por lo que muchas veces hay que esperar, aunque resulta algo lógico al ser uno de los pocos locales de comidas en la zona. En fin, la comida está buena, pero en términos generales Trixie no es para nada un local demasiado especial.

Amo lo vintage. Amo lo retro. Así que este lugar casi que me tenía comprada desde el primer momento. Lo mejor es que al momento de ir, no había mucha gente, así que pude disfrutar de los detalles del lugar, la ambientación y la música. Lo malo, la tele estaba encendida con un partido y rompía un poco la magia. Pero no es nada imperdonable.
Pedimos unas hamburguesas Smoke House y estaban buenísimas. La carta ofrecía bastante, pero no vayas esperando una cocina muy elaborada. Es casi todo fast food y más para disfrutar la experiencia que las creaciones de un chef. Postre nos quedó pendiente, seguro que la próxima lo atacamos.
Para volver!

Hasta que me decidí ir…
Solamente al ingresar no sabia que mirar si, a ver… los cosplays que había (por la comicon) o las hamburgesas hipermegared con las papas que te servían, me gano por afano los platos que te sirven ya que sinceramente el precio que te cobran vale la pena porque por un poco menos vas a la marca conocida de los arcos dorados y te dan un paty todo pisado y mal armado, en cambio acá son paty’s caseros de los cuales no podes ingresarlo en la boca, una persona normal, yo que tengo terrible boquita, como dice homero «increíble pero me lo comí todo», jajaja.
El lugar como ya se conoce esta ambientado a la antigua, como los dinners de las peliculas de motoqueros renegados donde paran en el medio de la ruta y te atiende la betsy y te trae esos platos abundantes, bueno acá sentís lo mismo te bajas de la moto y te metes ahí las chicas que te atienden están vestidas de época y el lugar no se queda atrás,
Digamos que aca tenes para elegir, o te clavas flor de paty o te pedís ensaladas, un sacrilegio, o waffles entre otras cosas, y podes elegir ir a comer afuera a un mini patio donde el ruido de los aviones que arriban en aeroparque es bastante molesto, o podes sentarte en una mesa adentro o también tenes la opción de ir a la barra como una autentica película.
El lugar siempre a sido como punto de referencia hasta para producciones de fotos como también para hacer books de fotos en casamientos y cumpleaños de quince

Lindo lugar, a trasmano para la mayoría de los mortales pero con ese giro vintage muy atractivo. En cualquier momento estás esperando que aparezca un Elvis y diga «oh, si nena, vámonos de aquí en mi Cadillac». Está copado ver que usan carteles de néón y no los reemplazan por LED, también todo el aluminio que tiene la estructura replicando los restaurantes yankees. Obviamente esa es la intención, y les sale bien. Hasta la vestimenta del personal. Chapeau.
Ahora, pasando a la comida, probé unas hamburguesas y no mucho más. Me gustaron, pero tampoco son las mejores de la ciudad. Se merece más de una visita, seguro. Hay varias cosas para probar pero esperaba un pelín más.

Siempre me llamó la atención Trixie por esa onda ’50 que me encanta, tiene una excelente ambientación!
La primera vez que fui a Trixie Palermo, me tuve que ir porque no vinieron nunca a tomarme el pedido y no tenia todo el tiempo del mundo.
La segunda vez fue hace dos días y tengo que decir que me atendieron bastante bien y la comida estuvo muy buena. Me pedí una hamburgesa vegetariana que era muy completa y sabrosa.
Seguramente volveré!

Buen trabajo transportándote a los 50. Para el interesado en esta época, con decoraciones que referencian el rock & roll, es ideal. La comida es poderosa y a tono, aunque nada inolvidable. Hay buenas opciones de postres que son más que interesantes.

Experiencia divertida por la súper lograda ambientación a los 50s. Quizá está TAN lograda que por eso no funcionaba el aire acondicionado en pleno verano (!)
Carta fiel a las propuestas de un dinner. Precios moderados.
Vayan una vez para sentirse Marty McFly.

Un flash alucinante. Es sumergirse en todas las películas americanas de un momento cultural épico, el de los orígenes del rock & roll y el estallido de los comedores de ruta con forma de vagón. Así es este restaurante, con luces de néón, milkshakes y smoothies, sillones y barras bien retro, una rocola y Johnyy Cash o el Rey del Rock poniéndole vida a lo que parece un déjà vu.
La comida sigue al pie de la letra los platos que caracterizan el estilo. Hamburguesas con la altura de un edificio de Shangai, caseras y con buen sabor a carne grillada. Vienen con papas fritas y ensalada coleslaw de auténtica receta. Están solo las clásicas, a elegir entre panecta, barbecue, huevo y queso, pero no se necesita más. Infaltables: los aros de cebolla y las chicken nuggets.
Creo que ir a este lugar y no pedirse un típico postre «american diner» es una salida incompleta. Hay waffles, pancakes y copas de lo que se te ocurra. El brownie sundae es tan bueno como se ve, y el tamaño fiel a la herencia.
El valor por lo que se come y la impecable atención, no es nada irrisorio. Además, hay que tener en cuenta que muchas veces los platos se terminan compartiendo y hay descuentos con tarjetas.

Trixie Costa Salguero es una parada en la Route 66 en pleno Texas. Perfectamente ambientado al mejor estilo yankee lejano oeste en los años ’50, con comida y decoración típica. Muy bien logrado. Es una experiencia muy buena.
Yo que vos reservaría mesa porque SIEMPRE está lleno. Y más los viernes y sábados a la noche.
Es un estilo Muu Lechería pero el triple mejor. La carta no es extensa pero sí fiel a los platos de Diner Americano. Sándwiches, hamburguesas, aros de cebolla, french frites, chilli, huevos y bacon, milkshakes, banana split, etc. Todo esto como si estuvieras dentro de una película, exactamente igual.
Dato: se pueden cambiar las papas por aros de cebolla. Háganlo, muy rico.
También tienen opciones de desayuno y brunch muy completo. Incluye desde tocino, huevos revueltos, jugo de naranja, café recién hecho, etc.
Para después de cenar, otra opción es ir a la medianoche, pedir un buen postre para compartir o después algún cocktail. La variedad acá sí es buena.
En la parte de atrás no hay aire acondicionado. Se llena muy rápido siempre el lugar principal y las mesas que quedan son esas. Eso quizá moleste un poco.
Salvando esto, Trixie es una buena opción para cualquier momento del día. La comida es riquísima y el ambiente potencia todo. Es una experiencia que no se puede dejar pasar.

Trixie es un viaje en el tiempo y el espacio que te transporta a un diner de los años ’50 al mejor estilo Volver al Futuro. La ambientación está muy bien lograda: el frente con el cartel de néón, los cuadros de los ídolos de esos años (Elvis y Marilyn copan el local), una jukebox/​rocola original y la música de la época sonando todo el tiempo. El local es grande y hay distintos tipos de mesas, algunas con unos sillones rojos increíbles y percheros individuales para cada mesa (esas se llenan primero siempre).
La comida es la típica de un restaurant con onda americana: hamburguesas completísimas, aros de cebolla, panchos, sandwiches de lo que quieras. También se destacan por los postres: el banana split es genial para compartir y viene muy bien presentado. Los precios son un poco caros, pero vale la pena disfrutar la experiencia. Recomiendo reservar antes de ir porque se llena y no hay muchas opciones para ir caminando desde ahí.