Antártida

Antártida pasó por todos sus estadios. Hace años que conozco este bar, y lo he visto en todas sus versiones. Recién con esta última remodelación y nuevos dueños me animo a decir que se parece a un bar como la gente.
Fue bar para café y medialunas, también pasó por bar de amigos con canto bar y karaōke. Luego quiso tener un perfil más apto para madrugadores, y se transformó en un lindo ambiente para desayunar en familia, mejorando su panificación y sus pizzas. Y hace algunos años que cambiaron su titularidad, y reformaron el bar, dejándolo como lo ven ahora. Pero a los que lo conocemos de siempre, nos deja un sin sabor de baños sucios y desorganización.
Claro que le doy muchas oportunidades. Es que su comida es rica, no es cara, y el valor agregado se lo da que tienen muchas mesas afuera, y eso a los más chicos les encanta. Mientras los papás comen, los niños juegan en la vereda.
Claro que esta esquina es un emblema en el barrio. Asique si andás por la zona, te recomiendo sus pizzas y empanadas.
Aceptan tarjetas de crédito y tiene espacio para fumadores. Hay varios colectivos que te dejan en la esquina.

Ayer no tenía ganas de cocinar, ni de irme muy lejos o pensar demasiado a dónde ir, así que opté por una opción bien clásica en el barrio Fisherton: el bar Antártida. Es de esos lugares donde uno sabe que no la va a pifiar, la comida siempre es rica, la atención es muy buena, y es de esos lugares donde uno se siente simplemente cómodo. Donde conoces al que está sentado en la mesa de al lado y en la de enfrente. El ambiente es familiar, siempre hay grupos grandes de gente, incluso a la mañana desayunando como durante el resto de la jornada.
Hace unos años remodelaron el interior y es mucho más luminoso y agradable. La única desventaja de ir adentro es que a veces puede ser un poco ruidoso. También hay mesas en la vereda, que es bastante generosa, así que uno no siente que el que pasa caminando lo va a chocar mientras uno está comiendo su porción de pizza. Hablando ahora así de la comida, siempre que paso, y ayer no fue la excepción, ordeno cualquiera de las picadas que ofrecen, todas sin exagerar son abundantes y muy ricas.

En Av. Eva Perón 8302, grupos de familias se cruzan por las noches de semana y fin de semana para disfrutar de una cena en un lugar que los representa como habitantes de ese barrio (¡dentro de las cuales incluyo la mía!). Es que si algo en particular se encuentra en Antártida, es la posibilidad de estar al lado de gente conocida, con las que a veces podemos entablar conversaciones de mesa a mesa. La picardía de un guiño o compartir silencios familiares. Antártida es el típico bar de barrio, de esos que nunca se quieren olvidar. Con los años que ostenta como miembro de la manzana en la cual convive con otros negocios (puesto que está ubicado en una zona comercial de privilegio por su estratégica ubicación), puede darse el lujo de saludar a más de un transeúnte que se siente mimado cada vez que sobre la mesa de ese bar el mozo apoya la carta como diciéndonos, «te esperaba como la otra noche para que comas bien rico y sugerirte en vino de la casa». No siempre nos encontramos con la amistad y buena predisposición del personal de un restaurante, por eso es digno de alabar y dan ganas de volver cada vez que se pueda a disfrutar de una buena tabla de picadas con un chopp bien, pero bien helado.

Cuando el calor aprieta más de la cuenta en verano, y te encuentras por la zona de Fisherton, jamás dudes en pararte a almorzar, como fue mi caso, tomar café, un licuado, cerveza o lo que quieras!
Antártida Argentina es más que un Bar –Restaurant, es un oasis maravilloso donde confluyen más de mil razones para quedarse un buen rato.
El local es toda una tradición fundada por una familia de Italia que en ese mismo local supo tener una tienda de Ramos Generales que abastecía a toda la zona. Así nos indica un lindo cartel en su puerta que explica un poco como fue.
No se cómo habrán sido los hechos históricos, pero la verdad aplaudo a los que hoy por hoy gestionan este local.
Hace esquina, es como un emblema, amplio, con aire acondicionado regulado a los humanos, wi-​fi, limpio, super bien atendido sin descuidar el detalle y lo mejor, muy bien de precio!!!
Tienen un menú diario muy muy competitivo, rico rico y variado.
Como nota, apurate al mediodía porque ¡se llena!, eso sí, puedes conversar sin escuchar griterío y el ambiente es perfecto.
Si es el atardecer, disfruta de su vereda con mesas y sillas, sus picadas, y su amplísima carta.
No tardare mucho en volver, creo que ya soy un habitué sin saberlo.
¡¡¡Altamente recomendable!!!

La esquina donde se ubica Antártida Resto Bar es emblemática en la zona porque el bar es emblemático. Su fachada azul con ribetes blancos es un clásico visual en el barrio y, podría decirse, en la ciudad. Y ésta gente se ha ganado su fama porque, la verdad, se come bien, tanto minutas como platitos más de cocina.
Hoy fui, no comí esta vez, bah, sí, ahora que recuerdo, comí un tostado. Me gustan sus tostados de queso. Parece una pavada elogiar un tostado, pero muchas veces están secos, lo cual no es el caso de este bar. Antes de ir pensaba pedir flan con crema, pero después lo olvidé y tomé un cortadito. No voy a elogiar al cortadito, no soy buena catadora de café, pero creo que este cortado era un cortado más, como tantos.
La atención es buena, sin embargo, me pregunto por qué demoran tanto para llevar un simple cortadito a la mesa. A veces creo que porque no soy habitué –el bar está lleno de habitués. A lo mejor es una idea mía, a lo mejor estoy muy acelerada. Pero, pregunto ¿uál es el promedio de espera por un cortado chico, una tarde cualquiera?