Bon Scott

Pienso en Bön Scott y pienso en amigos, cerveza y una gran noche. Esa es la combinación perfecta. Este bar cultural tiene el equilibrio justo de lo que uno busca cuando sale: un lugar con onda (mucha), cómodo, barato, con buena música y de vez en cuando, algo para ver.
Lo conocí por ir a un cumpleaños y como me gustó mucho, me hice recurrente. Es un gran salón con muchas mesas y atrás tiene un pequeño patio para fumadores y para quienes gustan de charlar al aire libre. Tiene también lugar para muestras y exposiciones donde se pueden ver cosas nuevas e interesantes.
Para comer, recomiendo la pizza, sale buenísima y bien crocante. Los tragos están muy bien, no tienen todo el glamour pero la carta contiene lo justo. El mojito sabe estar rico rico.
El bar tiene una onda bárbara para ir a charlar en grupo y pasarla bien, nada de poses ni flashes, tranquilísimo y divertido.
En una época supieron tener delivery de comidas al mediodía y ahí pude probar varios menúes, pero lamentablemente dejaron de hacerlo.
Igual lo prefiero fuera de foco, inalcanzable… o mejor por las noches.

Bön Scott es un lugar alternativo, no está de moda ni es chick, ni hay happy hour con los mejores barman del mundo, es un lugar relajado, donde pasan muy buena música y cocinan unas pizzas caseras de otro planeta.
A mi me encanta y yo lo elijo siempre, está abierto hace varios años, queda en el corazón de barrio Pichincha y sus dueños son todos músicos y artistas, tiene la mejor de las ondas. Está abierto como centro cultural, hay muestras de fotos, ferias de ropa usada y de otras maravillas, muestras de cuadros y como tiene una pequeña sala en el fondo muchas veces tocan bandas en vivo y hay teatro.
Tiene un pequeño patio interno y es bastante grande, muchas veces se arma el bailongo y pensando que ibas a tomar una cerveza y a dormir, te quedaste mil horas y volviste a la madrugada. La onda es muy relajada y siempre te hacen sentir muy cómodo. Lo super recomiendo!

Gran bar ubicado en el corazón de Pichincha. Es relativamente nuevo, de unos 3 o 4 años, pero eso no lo priva de ser un lugar de culto.
Es bastante chico pero tiene mucha onda, es canchero, bar de barrio pero con toques de bodegón. Podemos tomar algo adentro, o también sentarnos sobre la vereda, muy tranquilos con una iluminación tenue, algo relajada. La carta es sencilla, sí, claro. Pero las pizzas están buenísimas. Es algo obligatorio pedir una muzza con una cerveza.
Otra cosa muy buena es el hecho de que cuenta con una galería y espacio para exposiciones de cuadros, fotos, historietas y demás. Ósea, que la hacen completa. También es usual encontrar bandas o algún pequeño espectáculo musical o alguna que otra muestra de tela o clown. Claramente el arte está presente, siempre. La música obvio que acompaña. El repertorio es muy variado.
Una recomendación: ir temprano y de esta manera se consigue lugar fácil. Porque como es sabido, a determinada hora el lugar rebalsa de gente. Es pequeño pero gigante. Un sucucho con mucho amor para dar.

Bön Scott es el tipo de bar que cotiza en oro acá en Rosario. No por ser elitista, estar de moda, o servir los tragos más cancheros del mundo, sino por escaparse de todo esto ya ultra conocido de la ciudad y adentrarse a una mixtura de vieja casona transformada en pizzería/​galería/​y lugar de espectáculos en dónde el arte se siente como en su casa.
Acá lo más recomendado es llegar temprano, pedir una de sus exquisitas pizzas caseras mientras te tomás una birra Imperial helada (no muchos la venden) acompañado de amigos y muy buena música. Después de quedar pipón pipón podes darte una vuelta por el bar y mirar las distintas muestras que ofrecen en un espacio casi en el fondo del bar en dónde expones desde muestras fotográficas hasta obras de historietistas.
Y esto no es todo, además, si tenes suerte, esa noche te podés llegar a ligar un recital de rebote los cuales se realizan en un salón ubicado literalmente en el fondo del local. En este pequeño sucucho musical siempre hay recitales de bandas emergentes y ya consagradas de la ciudad que le agregan un condimento especial a la noche.

En el barrio de Pichincha, con aires de bar de amigos y bodegón, el Bön crece a base de recitales, ferias de discos, publicaciones y muestras de arte.
Un enorme ventanal con persiana, plantas y banderines, y las mesas en la vereda invitan a entrar a un lugar que es punto de encuentro de amigos, músicos y artistas.
Es que Bön Scott parece chiquito pero no lo es, en el salón de adelante te podés sentar a tomar algo o pedirte una de las exquisitas pizzas caserísimas y muy recomendadas, pero si mirás para atrás hay mucho más para ver.
Hay un pequeño patio con sillones que da a una sala más chica donde siempre te van a sorprender las muestras individuales o colectivas, de artistas emergentes rosarinos. Aunque no es una galería de arte, el bar es un espacio donde se mueven las fotografías, ilustraciones y bandas que no vas a escuchar en otro lado, si sos de los que necesitan música nueva todo el tiempo, o un curioso de las artes, en Bön Scott lo vas a ver primero.
Al final del bar, en un pequeño recinto sin ventanas, que da una sensación de oscuridad y también un poco de asfixia, se hacen recitales y se proyectan imágenes.
Imperdibles los eventos que reúnen libros, discos y alguna banda en vivo. En el Bön no vas a encontrar decoración de diseño, ni una pista de baile y mucho menos música que te reviente los tímpanos, porque el espíritu del bar es una mesa enorme rodeada de amigos que se juntar a hacer lo mismo todas las noches: tratar de conquistar al mundo.