Este local de tatuajes es muy particular. Ubicado en la galería del cine de Unquillo, en el local de en frente; tiene muchísima onda, que ya se puede percibir desde la entrada de la galería. Esto se debe a que el negocio no solo es un lugar de tatuajes y piercings, sino que también es una galería de arte –de exposición– + un taller de expresión y pintura –de creación-. Está atendido por su dueño, Luis, el tatuador, que con su esposa Celeste, pintora y música; y su hijita de 3 años, llevan adelante este negocio familiar, a pulmón y con mucha pasión. Hace más de diez años que se dedica a tatuar. Antes lo hacía en Córdoba capital, por lo que se hizo de conocidos del mundo del tatuaje; con los cuales hace permanentemente intercambio de «sketchs», que según me explicó, son libros con arte y gráficas de cada tatuador, como tarjeta de presentación. Él, de hecho, técnico en artes visuales y se dedica también al diseño gráfico y al montaje de muestras. Siempre relacionado con el diseño, la gráfica, la estética y la creatividad. Su sello personal es la dedicación y la unicidad en los diseños, prefiriendo hacer un trabajo más personalizado, no repitiendo jamás el mismo modelo.