Voodoo Mamma

Este fue de los primeros lugares que conocí llegando a Cholula y de los pocos que se han sabido mantener durante mucho tiempo.
Recientemente lo renovaron, así que ya se puede elegir entre la terraza y la parte de abajo, ambas con diferente propuesta musical.
Por lo regular está lleno, lo que en ocasiones me ha hecho no estar mucho tiempo dentro, pero aún así la gente siempre estará bailando. Además los precios son accesibles y los miércoles por la noche hay barra libre para chicas hasta las 11.

Me pareció súper buen lugar para ir a echar la fiesta, no soy el hombre más electrónica pero después de estar un rato ahí, te contagias.
Si eres fan de la electrónica aquí puedes morir escuchándola, la gente tiene un ambiente súper intenso, como si nunca se cansaran, todos están súper prendidos. El lugar en si esta padre, me pareció derrepente que ya estaba en exceso sucio, pero también estaba llenísimo.
Lo que si es un poco molesto, es que después de las 11 es casi imposible pedir algo de tomar, los meseros están vueltos locos, me toco uno en particular molesto. Pero esta es la parte mala, la verdad si vas a echar la fiesta con tus cuates esta muy padre.

En la pasada convergencia armónica se cuatrapearon los planetas y de repente a los hippies les dejó de atraer el reggae para echar fiesta. Por tanto decidieron encontrar otro sonido para brincarle tantito más.
Es por eso que llegó la electrónica dosmildiecera (que nada que ver con la dosmilera ni la noventera) de mano del Voodoo Mama. Con vestigios fundacionales que se remontan hasta el Pulque Para Dos, el Voodoo Mama acoge a las almas errantes que quieren bailar hasta el trance con chela en mano.
Aquí los almas se encuentran en el común acuerdo de que hay que relajarse, beber y bailar. Que se deben acabar los cadeneros y los covers. Que la fiesta sigue hasta que el último caiga. Que el mesero es tan mortal como tú, igualmente lleno de errores y que no importa.
Poca luz, mucha música y chela para dormir elefantes

De todos los pobladores de esta jipiosa ciudad universitaria, los más alivianados me han traido a este lugar, que desde que vas pasando llama la atención porque te sientes apunto de entrar en un episodio de Scooby Doo.
Es raro, pero esa mezcla entre jipiosidad, tragos y asuntos voodoo siempre me remiten a la psicodélica caricatura sesentera, y yo me la paso tan bien como si me hubiera echado toda la caja de scoobygalletas.
La verdad es que el misterio aquí radica en si la misma persona que te ofrece bebidas, la que te las lleva a la mesa y la que te cobra son la misma, porque está tan oscuro que a menos que tengas algún poder de vista rayos x, como buen enemigo de la Mistery Machine, tendrás que hacer uso del resto de tus sentidos.
Eso sí… Con cuidado… Porque luego hay unos cegatones que se pasan de tentones.

Voodoo Mama no es precisamente el lugar más increíble con el que te puedes tropezar cuando andas pululando en la 14 Oriente, pero si te gusta la música electrónica, la fiesta, el buen ambiente y los tragos, creo que este lugar no te quedaría nada mal.
Como ya decía, el ambiente aquí se comienza a disparar como a eso de las 10 de noche y una vez que empieza, éste no acaba hasta que cierran, ya entrada la madrugada. Puro cliente que ya sabe a lo que viene.
Lo único malo del lugar es que cuando se comienza a llenar ya es muy difícil que el mesero te escuche y que por ende, te lleve cosas que no pediste o que en el peor de los casos no te lleve nada. De igual forma, en la noche el servicio ya es bastante lento y eso es malo pa’ cuando uno ya anda enfiestado.