Parque San Sebastian

Este parque no es de los más grandes de la ciudad pero si de los más dinámicos, situado justo frente a una parroquia que lleva el mismo nombre y que en su interior alberga a Nuestra Señora de la Asunción, este barrió pertenece a la segunda generación de barrios en la ciudad junto con La Mejorada y Santa Ana lo que refleja la importancia que tuvo en la época de su establecimiento.
Tiene un área de juegos infantiles y una pequeña explanada escalonada como para albergar a un público. A su alrededor hay varios servicios médicos públicos y privados así que es un buen lugar para despejarse cuando se acompaña a algún paciente. Así como varios negocios de comida. También es usado los sábados por un grupo de scouts que ocupan sus dimensiones para realizar actividades, el grupo siempre tiene abierta la posibilidad de unirse por si te interesa la opción.
La iglesia es muy conocida porque cada mes de agosto el barrio le celebra su fiesta tradicional, con varios eventos como gremios y vaquerías a los que llegan cientos de personas de toda la ciudad.

San Sebastián es uno de los barrios más viejitos de Mérida, y por obvias razones su parque es igual de antiguo.
Paso por este parque prácticamente todos los días porque me queda rumbo al trabajo y me encanta ver a la gente haciendo deporte, casi puedo decir que me inspiran.
Lo que me encanta de este lugar es que es tan calmado, en realidad muy rara vez escuchas ruido, es el lugar ideal para llevar a tus hermanitos, hijos o primos a jugar porque se instala una pequeña feria en el parque y los puedes mantener entretenidos un buen rato.
También si se quieren quedar a cenar hay varias loncherías en las afueras del parque y pueden pasar a comprarse unas tortas o algún antojito regional.
También si estas en los deportes puedes ir a caminar al campo de béisbol que tienen ahí y si tienes pequeños también los puedes inscribir a las clases de béisbol que dan en el campo.
Y por ultimo para los amantes de la fotografía es necesario que sepan que pueden pasar a tomar fotos a la bella iglesia que se encuentra en el parque.

Este parque me trae muchos recuerdos porque era al que acudíamos en la infancia, cuando mis papás nos llevaban a mi hermana y a mi a misa todos los domingos.
Cuando uno es niño y no entiende mucho de qué va la cosa, me daba mucha emoción el paseo dominical ya que implicaba estar con mi familia, especialmente con mi hermana, con quien me la pasaba jugando durante la misa y que en cuanto ésta terminaba, salíamos corriendo al parque que queda justo en frente de la iglesia de SanSe, para jugar a pesca-​pesca o simplemente correr por este espacio.
El parque se encuentra desplantado sobre una plataforma un tanto elevada, de modo que hay que subir varios escalones para acceder. A mi hermana y a mi nos resultaba muy divertido subir y bajar estos escalones una y otra vez. También solíamos sentarnos en los confidentes, que son la banca yucateca de parque por excelencia.
En este parque hay mucha gente de todas las edades, ya que es uno de los barrios del centro histórico con todavía mucha vida familiar y cohesión social.
No recuerdo en qué mes pasa, pero en este parque se pone una feria y se queda al menos unas buenas semanas para darle algo más que hacer a los pequeñines que salen de misa. :)

San Sebastián es una de las colonias más antiguas del centro de la ciudad y es sumamente conocido por las grandes pachangas que se arman cuando se reúnes los gremios de la iglesia y se celebran a los diferentes santos. Es como una fiesta del pueblo pero en chiquitito y no dura todo el mes jejeje. Se ponen puestos como una feria y el ambiente es muy tranquilo de convivencia familiar.
Además de ser un parque común y corriente con áreas verdes, bancas para sentarse y espacio para pasar el rato, lo más atractivo de este lugar (si eres un comelón como yo) es la comida. Así es… leíste bien… el parque está enmarcado por una serie de puestos de comida consecutivos que venden muchísimas cosas deliciosas y engordativas que tanto caracterizan a la cocina yucateca tradicional.
Ahí puedes encontrar panuchos, salbutes, empanadas, tortas de asado, de empanizado, sopa de lima, caldo de pavo, tortas y tacos de cochinita, lechón al horno… bueno, mejor ya no te sigo diciendo porque se me hace agua la boca. Lo interesante es que los puestos están abiertos la mayor parte del día y puedes ir a desayunar, almorzar o cenar, depende de la hora en la que tengas antojo de algo delicioso.
Los precios no son baratos pero la comida es de muy buena calidad, está bien servido y todos los puestos son bastante higiénicos. Es un lugar que te transporta a otra época y es una parada obligada si quieres disfrutar de los deliciosos manjares del estado.

Mi abuela vivió en San Sebastián, un barrio viejo de la ciudad de Mérida, todavía se siente como un pueblo cuando ves la cotidianidad del vecindario.
Muchas de las historias de la abuela comenzaban con la siguiente frase: Una vez, a una muchacha de San Sebastián…y terminaba con distintos finales para enseñar alguna moraleja a sus nietas es plena pubertad.
Mi abuela murió hace algunos años, y siempre es grato recordarla. Cada que visito el parque de San Sebastián recuerdo sus historias, inventadas o reales, que con tanta insistencia nos compartía.
Ahí venden comida regional, panuchos, salbutes, empanadas, etc. los precios, ¡CARÍSIMOS! Es decir, no pagas lo que acostumbras por un panuchito, pagas mucho más.
Pero bueno, tampoco voy tan seguido, de vez en cuando paso, como algunos antojitos con una deliciosa (y también cara) horchata, y pienso cómo pudo haber sido la vida de mi muy querida Chichí (abuela) en su juventud.

Siguiendo con el anecdotario de mi vida y los lugares que pueden contarla, encuentro el parque de San Sebastián en varios momentos claves. Era un niño cuando íbamos a visitar a mi abuelo (Q.E.P.D) a su casa a dos cuadras del parque de San Sebastián, el barrio bravo de San Sebastián. Como estar en su casa, era un poco aburrido cuando no me dejaban leer los libros grandotes de la biblioteca del abuelo, entonces él nos llamaba a su oficina, y nos daba un par de monedas para que fuéramos al parque a gastarlo en lo que quisiéramos, porque desde entonces, existían los juegos de ferias que parecen ya fijos.
Corría con mis primos par aver quien ganaba a quien, y jugábamos entre las gradas del campo de béisbol, la verdad es que como buen niño raro (gordo bullyingneado) lo que más me gustaba era sentarme en una de las bancas afuera de la iglesia e imaginarme a todas las personas que se había casado allí y qué sería de sus vidas (y solo tenía como siete u ocho años), con el paso del tiempo y al correr de los años pocas veces he regresado, pero la última vez, tiene un sabor agridulce porque tiene que ver con una plática interminable de una noche entera y después una despedida de un amigo muy querido que después cerró sus ojos con la promesa de vernos en otra vida.
Pero como sea este parque es muy especial, tiene algo de barrio viejo, de casa de abuelos y de misa los domingos que no se le quita ni aunque yo deje de ir durante mucho tiempo. Por cierto que San Sebastián es un mártir por el que siento una fijación extraña. Como sea, es un parque muy tranquilo a pesar de estar enclavado en una de las zonas más transitadas del centro, si van no dejen de comer su sopa de lima y su caldo especial en la lupita.

Mi abuelo era camionero y era tradición casi cada domingo en la mañanita los abuelos nos levantaban desde las 6:30 am para vestirnos y salir a desayunar (yo vivía con ellos), nos íbamos el abuelo, la abuela, mi hermano y yo en un minibús directito al parque de San Sebastián a desayunar pues era el lugar ideal para cumplir con los gustos.
Mi abuelo no perdonaba no comer cochinita los domingos, mientras que mi abuela a veces cansada de lo mismo quería variar el menú a mondongo, caldo, panuchos, salbutes de relleno o algo así, lo que sea, siempre y cuando fuera diferente. A nosotros como nos tenías que alimentar bien, asi que nos hacían acompañar a nuestro desayuno un jugo de naranja recién exprimido o a veces un vampirito (jugo de naranja, betabel y zanahoria).
Ahhh! Excelentes recuerdos del parque en general y aunque íbamos específicamente al mercadito, veíamos cómo la gente iba a misa desde muy tempranito. A mí siempre me llamó la atención la arquitectura de la iglesia; digna de fotografiarse.

Uno de los barrios más antiguos y ampliamente tradicionales en la ciudad es el barrio de «SanSe, goei», como se le conoce debido a que en su época era el sitio que ocupaba el lugar de los modernos centros comerciales, como punto de reunión, visita, cotorreo, o paseo, ya sea con la familia, amigos o echando novios.
Visitar el parque principal de este barrio es entrar a otra dimensión, con decirles que cada año hacían un carnaval propio, a pesar de que a unas calles se llevaba a cabo el carnaval de la ciudad. Incluso se continúa con la tradición de fiestas patronales, misma que se ha perdido en el resto de los barrios del centro histórico de la ciudad.
Y si quieres comer no te decepcionará, pues hay muchos locales de antojitos, tortas, tacos, etcétera. Estos negocios son atendidos por las mismas familias que han procurado a lo largo del tiempo mantener vivas las tradiciones y buen ambiente dentro de este barrio de la ciudad.
Su iglesia es una de las visitas obligadas para los turistas, y en el parque hay canchas, silletas, juegos para niños, pero sobre todo existen juegos mecánicos de feria que se han ganado el gusto de mantenerse como fijos en la zona. Así que quieren sentir un pequeño aire a pueblo yucateco sin salir de la ciudad, este es el lugar ideal.

Parque de San Sebastián es uno de los parques más antiguos del centro histórico de Mérida, conocido hasta la fecha por sus tradicionales vaquerías y gremios que realizan en el mes de agosto en conmemoración a la virgen de la Asunción.
La fiesta se arma en grande porque se ponen diferentes puesto de comida así como una feria.
Pero mejor les platico de mi visita del día de ayer.
Ayer casualmente pasaba por ahí y decidí dar la vuelta y aprovechar cenar en uno de los puestos que están fijos.
El puesto al que fui está enfrente del parque, se llama La Lupita y les recomiendo que prueben los panuchos y el caldo de pavo que la verdad estuvo delicioso que sólo de contarlo por aquí ya se me está antojando otro pero bueno, lo que me dejó mucho a desear es la torta especial que consta de pavo, huevo, jamón, queso, lechuga, tomate, etc. porque pensé que sería una barra de francés ya que el costo fue de $ 48.00 pesos y cuando me la sirven fue otra cosa la verdad es que si estuvo buena pero para el costo-​calidad a mi parecer no era acorde.
Es un parque muy tranquilo para pasar el rato y distraerse así como para ir a cenar y deleitarse el paladar con algunos de los establecimientos que están por ahí y que ofrecen una gran variedad de comida regional.
También les recomiendo visitarlo cuando se arma la fiesta, la van a pasar bien.