Este restaurante es un lugar nuevo que hay que visitar. La ambientación y la decoración son fantásticas. De hecho, pasé un par de veces, y fue lo que me llamó la atención. Es un sitio Inspirado en los comics de los 50. Seríà la fantasía de Roy Lichtenstein. Los colores saturados vibran aún más en este pequeño locas entre una miscelánea tradicional y una estética de belleza poco acicalada. La carta es muy sencilla: empanadas tipo argentino, burros norteños, y churros. Me pareció que el concepto le está ganando al sabor de los alimentos. El burro que me comí estaba bien punto. Y pude probar los churros que amablemente me ofrecieron como muestra. La atención es esmerada buscando complacer y enganchar a los clientes. Es fácil de llegar: a dos cuadras de Reforma y cerca de los grandes edificios de oficinas de la zona. Es una propuesta joven de identidad claramente definida.