El Hombre de las Gomitas

El hombre de las gomitas es un sujeto peculiar. Un tanto extraño pero no tanto. Un tanto convencional pero no tanto. De lunes a sábado, este sujeto, tan misterioso como Bartleby, se la pasa comiendo gomitas y vendiéndolas sobre Fernández del Castillo, esquina Pedro Santacilia. Dato curioso: no hay un solo momento en el su fina mandíbula no deje de moverse; los incisivos superiores, prácticamente autómatas, suben y bajan repetidamente, como un elevador descompuesto. No parece un hombre necesitado; la joroba, los harapos, el mal olor, el potente aroma a solventes, el bastón. No. El hombre de las gomitas es una persona normal, aunque no del todo. Su figura raya la frontera entre la común y lo anómalo. Su producto es delicioso; las gomitas son el nuevo manjar. Si te atreves, arrímate y hazle la plática; descubrirás más de lo que la gente está dispuesta a comprender. De todas formas, el servicio es único y las golosinas increíbles.