Pollo Feliz

Una de las comidas rápidas mexicanas más clásicas es pollo rostizado o al carbón. Es clásico que los fines de semana, o cuando te llegan visitas y no tienes que darles de comer, uno corra por un pollo rostizado. Está tienda, que en realidad es una cadena extranjera, vende pollos al carbón y demás complementos. En pocos años han alcanzado una gran popularidad por el número de sucursales y el rápido servicio que ofrecen.
Las veces que he probado los pollos de esta sucursal la verdad es que no fueron muy buenas experiencias. En mi opinión, hay rosticerías por la zona que sí son mexicanas, que ofrecen mejores productos y mejores precios. Supuestamente una de las atracciones de lugar es la rapidez con la que atienden, pero los fines de semana tienes que hacer fila hasta por 20 minutos para que te atiendan. Los precios se me hacen elevados para el sabor y calidad que ofrecen. Insisto, hay mejores opciones.

Generalmente no soy fanática del pollo, pero este local sí me gusta. Aunque pensándolo bien, no creo que los pollos estén precisamente felices, pero uno sale contento de aquí porque el sabor y la calidad son muy buenos. Desde que llegas el olor te atrapa y sabes que no te puedes escapar de una buena comida en familia.
La tradición del Pollo Feliz comenzó en 1975 en Sinaloa, pero fue hasta 1991 cuando se expandió el negocio a otras ciudades de nuestro país donde es el consentido.
Casi siempre este local en Tlalpan está a reventar, pero mientras esperas puedes comer totopos con mucha salsa o incluso te invitan tortillas recién hechas para que el hambre no se haga mayor y no te tortures pensando en comida mientras esperas tu orden. Las empleadas son bastante amables, así que incluso puedes entablar conversación o simplemente botanear.
Para los complementos te recomiendo que pidas las papas a la francesa, ya que la ensalada de col no tiene tan buen aspecto ni sabe tan rica. Pero eso sí: las quesadillas de chilorio son lo más rico y están tamaño gigante, por lo que puedes compartirla con una o dos personas más y no quedarse con el antojo. Prueba el pollo adobado, le da un toque distinto al pollo y no está demasiado condimentado.