A este lugar vine acompañada de unas amigas que lo único que hicieron fue quejarse del desayuno que les sirvieron, yo fui la única contenta con su comida, pues pedí unos molletes mexicanos cuyo pan era tipo hogaza de pan rústico, con frijolitos y queso derretido sin escatimar ni un gramo de éste bañándolo con una deliciosa salsa mexicana que salvó todo el desayuno. También probé los hot cakes y me gustaron, por supuesto mi plato de fruta fresca, bien servida y mi café negro. La razón por la que no le otorgo las cinco estrellas de la felicidad y perfección es porque sólo tenían un mesero, tampoco es que se les llene mucho pero al chico se le iba la onda todo el tiempo y no estaba al tiro, se le olvidaba todo lo que le ordenamos y no tenían varias cosas que pedimos.