El Cascabel

El ambiente tranquilo y acogedor del Cascabel lo hacen un lugar ideal para plantarse con la compu y trabajar muy a gusto con un cafecito y alguno de sus deliciosos postres caseros (como el adictivo pie de nuez con maple). Los dueños son lindísimos y cultivan en Coatepec el café que sirven, de tueste oscuro y bien cargado para activar las neuronas. También venden café en grado y molido por kilo.

En un rincón escondido, bueno en un esquina con un árbol enfrente que cubre parte de la fachada, está la cafetería El Cascabel. Siempre que pasaba por ahí quería entrar y conocer el pequeño y pintoresco lugar, pero no había tenido la oportunidad hasta hace unos meses. La verdad me encantó.
Como fanática del café y de los postres, pero quién no, entonces sé que si vas te encantará. El café es muy bueno en cualquier presentación que quieras consumirlo pero sin duda, los postres son los mejores. No hay ni uno en especial que me guste y no es que ya los haya probado todos, pero los pocos o muchos que he probado son deliciosos; no puedo comparar porque en verdad son muy buenos.
Además de tener buen café y postres, el lugarcito es muy bonito y acogedor. Su estructura se empalma con los buenos deleites que ofrece y es ideal para ir con esa persona especial, ya sea pareja o amig@.

Varios de mis amigos consideran El Cascabel como un cuarto de su casa, o una extensión de su estudio. Lo acogedor del lugar se presta para llegar, elegir asiento y apoltronarse en sus sillones toda la tarde. Yo no lo hago porque no vivo cerca, pero me pregunto qué pasaría si El Cascabel me quedara a la vuelta de la esquina. Por lo mismo, yo he sido más su clienta por comprar café en grano o molido que por comprar una o varias tazas de café, pero en realidad siempre que voy, aunque sean sólo los minutitos en lo que muelen el café, siento que podría quedarme ahí el resto de la tarde. Lo que lo vuelve tan agradable me resulta un misterio: no es sólo la decoración folklórica, ni la buena música, ni las galletitas de coco, ni los alebrijes… Tal vez la amabilidad de los dueños, preocupados siempre por que tu experiencia en el café sea placentera, sin contratiempos.
Ya sea para comprar café molido, mexicano y sabroso, o para tomar café toda la tarde y terminar el libro para la entrega, este café es un verdadero regalo en Cholula.

Para una de esas tardes lluviosas y frías de Cholula, ir a tomar un café al Cascabel es una excelente opción. En este pequeño local, uno se siente más como en la casa de alguien, por su ambiente acogedor, que en un restaurante o en un lugar público. Los dueños son súper amables y siempre te comparten detalles descriptivos de lo que venden.
El café que sirven, y que también venden para llevar, es de Veracruz, y la verdad, yo que soy algo exigente cuando de café se trata, creo que es muy bueno.
La música, para mi gusto, es muy agradable y la ponen a buen volumen.
El Cascabel es un excelente lugar para ir a tomar un café y un postre con alguien, pero también para ir solo a trabajar o a leer.

Me gusta El Cascabel por varios motivos: en primer lugar, por acogedor. Cualquiera puede llegar y sentirse cómodo allí; los que atienden son los propios dueños (o sus parientes), así que hay un ambiente muy padre de «como en casa». En segundo lugar: su café es auténticamente bueno. Es rico, pero no sólo eso: es de producción mexicana (me parece que veracruzana) y, vaya, eso siempre se agradece. Además, siempre tienen pasteles muy chidos –el de nuez es un favorito de la casa – , unas galletas de coco que merecen estar en el cuadro de honor de las galletas de coco del mundo y un chocolate que haría palidecer a cualquier derivado de Charlie y su proverbial fábrica. Tip: llegar temprano para apañar el enorme, mullido y encantador sillón de la esquina. Plus: su siempre generoso wi-​fi –más de una vez me ha servido de oficina.

Las largas tardes cholultecas resultan ideales para sentarse a tomar un café y uno de los secretos mejor guardados de la ciudad es el Cascabel. Con café traído de Veracruz y una carta de bocadillos (en la que destaca una amplia variedad de ciabattas), el Cascabel es un excelente lugar para ir a pasar una tarde tranquila jugando juegos de mesa con amigos o leyendo en un sillón junto a la chimenea. Atendido por sus dueños, el local es pequeño y acogedor: lo decoran máscaras, calaveras de barro y pósters de películas viejas. En su carta de bebidas hay una categoría que resulta inusual en Cholula: café con piquete. Es especialmente bueno se café irlandés que se puede acompañar con una rebanada del postre del día o con una crujiente y casera galleta de ralladura de coco. Aunque, si esto no es suficiente, es necesario decir que el Cascabel tiene un plus: la música siempre es excepcional.