Commo

This place is a tourist trap. They will trick you to buy the most expensive ticket for 15 €, when the regular one is 10 € for 2 drinks. Even if you buy that, expect to get poison and a big handover the next day. The staff is not very friendly, and they treat you really bad.

Came here on a pub crawl, ok place but mostly tourists, also a bit expensive 5 euro for a beer. can be pretty fun when packed or boring when empty matters on the night. Also sometimes has live music down stairs

We came here because a guy on the street told us to check it out, so we figured why not. It’s actually bigger than it looks-​2 floors with mini dance floors. It wasn’t packed but there was a good amount of people inside. It’s a chill spot to bar hop at.

Últimamente, y con esto de las vacaciones de verano (yujuuuu!) he estado torturando a mis amigas con paseos por el centro al grito de «Vamos a encontrar sitios nuevos!»
Esta nueva obsesión por encontrar, como diría mi madre, un nuevo pupitre, me ha llevado a besar más ranas que príncipes (metafóricamente hablando) y una de esas ranas resultó ser este local.
Aunque al pasar por delante parezca más decente que la media de cuchitriles del estilo por la zona, el Commo es muchas luces de néón y pocas nueces: la música, pachangueito de lista de reproducción automática puro estilo spotify casero; la bebida (al menos la que yo he probado) es cerveza mal tirada y sangría de cartón, literalmente; y la fauna típica está constituida sobre todo por el «Macarrillus desesperatus» y el «Guiri borrachix»
El local en sí es como todos los demás: parece espacioso desde fuera pero al tercer sobaco que te ponen en la cara te quieres marchar echando leches.
Cuentan con una salita pequeña en el piso de abajo, junto a los baños.

El otro día pasaba por la puerta del Commo y me pregunté con estupor: ¿por qué coño he venido yo a este sitio más de dos veces? Sabemos que hay noches que casi te obligan a cometer errores de este tipo, así que mejor no pensarlo a toro pasado, pero jooder…
El caso es que el sitio es diabólico: previsible pijerío de Huertas, largas esperas en la barra para que te sirvan, agobio físico y mental, y el temible pachangueo a todo volumen.
Yo espero no volver, pero por algún extraño motivo (que tal vez no estoy dispuesto a reconocerme a mí mismo) no estoy seguro de ello.