El Túnel

Bareto de barrio con buena pitanza, ofertas que para sí las quisiera cualquier cadena de supermercados (3×2 en minis de cerveza oiga) y con camareros que disfrutan del oficio –menos cuando hay mucho agobio– detrás de la barra. Además le han pegado un lavado de cara no hace mucho y resulta un sitio bastante atractivo incluso para el que no sepa que lo que te dan es bueno y barato. A mediodía tienen uno de los menús más baratos del barrio, por 8 euros comes como un señor (un señor que tenga la suerte de tener un buen cocinero en casa) y ni siquiera tienes que fregar los platos.

Ilusión y dedicación. Estas son las expresiones que mejor definen al personal de El Túnel. Al parecer, por lo que me contó el propio dueño, el local ha pasado por unos momentos muy bajos en los últimos tiempos. No obstante, en los últimos años se ha corrido la voz entre los jóvenes de que El Túnel es un sitio idóneo para tomarse las primeras copas antes de salir por los garitos de Avenida de Brasil. Tiene mucha lógica: el cubata sale barato y es de calidad, así que viernes y sábados, cuando cae el sol, los parroquianos se hacen a un lado en pos de la chavalada enfervorezida.
La comida es su otro punto fuerte. Todo lo cocinan en una plancha delante del cliente, con un cuidado y mimo solo vistos en nuestras madres. Creo que es el único bar donde he visto echar un chorrito de Jerez a los champiñones con jamón que, por cierto, están deliciosos. También le sorprenderán al cliente algunas ofertas, que solo pueden salir de un descabellado estudio de mercado, como la bravas con un mini de Coca Cola (¡!) por 4 euros.
Es recomendable venir miccionado de casa o se sufre el riesgo de quedar inmerso en la pesadilla postapocalíptica que son los baños de El Túnel. No he tenido el placer de ver el de señoras, pero el de hombres le parecería cutre hasta a un cosaco de la antigua Unión Soviética.