Happy Day Bakery Coffee

Las tartas, los cup cakes, las galletas tooodo siempre me ha gustado pero siempre me ha parecido un sitio carete.
Me encanta, es un local entrañable aunque hace años que ya no es mi primera opción al pensar en comprar una tarta, no se, antes eran más caseras con sabores potentes y ahora me parecen un pelin artificiales.

Me estaba debatiendo entre darle 2 ó 3 estrellas a este sitio, y no es que no me parezca buena idea: cupcakes, frappés, tartas y pastelitos de todas clases en una atmósfera muy chula, la verdad me encantó desde el principio y lo primero que pensé al entrar fue «tengo que traer aquí a mis primitas a merendar, seguro que les encanta». ¿Cuál es el problema, entonces? Pues que el personal, para trabajar en un sitio que se llama «happy day», no es nada «happy». No es que sean exactamente bordes, más bien… «secos»; dejan un poco esa sensación de «vale, realmente está deseando que me marche para estar a su rollo», pero es que esto es un negocio, señores! Las veces que he estado, nunca he pensado «vaya, qué chaval/​a más maj@». Nunca. Jamás. Eso es un problema en un sitio en el que la música y la decoración parecen sacadas de la fantasía más feliz de un adicto al LSD.
PD: las 3 estrellas son porque confío en que mejoren… Seguiremos informando.

La verdad es que es un local muy bonito y con sus 3 mesitas le dan un toque muy acogedor. Probamos el pastel de chocolate y el red velvet, muy ricos, incluso el café con leche también era muy bueno. Divertida y curiosa variedad de cupcakes y la atención de las chicas muy amables y cordiales.

Me gustaron mucho los cupcakes, no eran muy empalagosos y estaban riquisimos. Le pongo 4 estrellas porque si tuviese un par de mesitas y fuera menos estrecho seria perfecto.

Le tengo un cierto cariño a este sitio, quizá por ser de los primeros que descubrí al mudarme a Madrid que fuera capaz de satisfacer mi a veces preocupante necesidad de ingerir azúcar a cucharones. Aún a pesar de que los precios son discutibles, la calidad de la bollería (¿es bollería, no?) es excelente. Me fastidia un pelín que sólo tengan una mesa para sentarse, pero admito que, cuando la pillas, te sientes un poco el rey (o la reina) de esta pequeña casa de muñecas en medio de Malasaña.

Aunque es muy pequeño tiene una decoración muy bonita recordando a las antiguas salas de té inglesas, pero es una pena que no dispongan de más sitio para disfrutar tomando algo que justificasen el precio. Siempre me parecerá un robo que te cobren por un cupcake 3 euros, ya que no es más que un bizcocho con un un buttercream. Por lo que si tienes oportunidad visita alguna de las cafeterías aledañas que tengan más sitio para pasar un buen rato por el estupendo barrio de Malasaña.

Si hay un sitio más bonito en Madrid que alguien me lo diga

I have to admit I was a little disappointed in this place and we were really looking forward to it. I guess cupcakes are hard to find in Madrid so if you are really craving one its worth it to get your fix. My friends got a piece of the red velvet cake and it was not red velvet… it tasted like dyed white cake mix from a box. My cupcake was just meh but I am pretty sure it was old. I got an oreo one and the cookie on top was all mushy like oreos that have been left out of the package for a while. They do have a lot of overpriced American things for sale… campbells tomato soup, various box cake and brownie mixes, Hersheys cookies and cream chocolate bars, and DR PEPPER! Yes I said Dr Pepper… this alone makes up for the old cupcake for sure.

Uno de los primeros lugares de onda retro 50’s americanos de Madrid, ahora hay muchos… En todo caso, ¡Happy Day realmente hace tu día feliz! Solo entrar a la mini-​pastelería y si eres un poquitín goloso, ya estas en sus redes de cupcakes, tartas y pasteles. Es precioso y delicioso.
Yo muero por el cheesecake y como nunca he tenido suerte de pillar la única mesita que tienen, me voy al parque infantil que hay al lado y disfruto del ambiente «malasañero» mientras me como mi joya-​cupcake de Happy Day.

Las chicas son muy agradables. Hay que tener mucha suerte para poder sentarte porque sólo tienen una mesa con dos sillones y una silla, pero… Cuando las pillas libres el sitio está genial. Música de los 50 – 60. Los muffins son enormes y muy tiernos. Las magdalenas tienen una decoración superoriginal que no se suele ver por ahí. Y el batido… ¡Ay, el batido! Cuando fuimos no tenían de chocolate, mejor, porque el de vainilla me recordó al sabor de los que tomaba cuando era pequeña.
Yo, sin duda, repetiré. Y los golosos, aunque sólo sea una vez, deberíais de probarlo ;)

Bought a few red velvet cupcakes here for an after dinner dessert treat for my flatmates. They were tasty, though a bit dry. Red velvet is my favorite and it’s hard to find a place that does it just right. Not sure I’d buy them again but I’d try some of their other sweet treats.

Su decoración ya invita a dejarte caer por ahí. Ambientada en la América de los años 50, esta bakery tiene tartas y muffins que no defraudarán a los amantes del dulce como yo.
Recomiendo encarecidamente la tarta de chocolate blanco y limón, así como la cheesecake. ¡Ambas están brutales! Eso sí, disfrútalas sin pensar en calorías ni en la evolución de tu lorza. De lo contrario, estarás perdido.
En el extremo opuesto están sus smoothies. Es cierto que no están malos. Pero por los tres euros que cuestan, creo que puede exigirse que la fruta sea natural y no congelada en paquetitos como es el caso.
De todos modos, creo que con pocas cosas puedes disfrutar más de una tarde de domingo soleada. Un trozo de tarta, tu café para llevar (que también los hay, como destaca Lolo R en su comentario) y sentarte en un banco al sol en buena compañía es uno de los grandes placeres de Malasaña. Si no lo crees, haz la prueba.

No sé si este fue el primer sitio en el que comenzaron a venderse cupcakes en Madrid, pero sí puedo asegurar que es uno de los primeros que empezó a hacerlo en Malasaña. El local es pequeñísimo (poco más que unos cuantos mostradores y una mesa para sentarse) pero es que no es una cafetería: ha de ser tratado igual que una pastelería.
Una de las cosas que me gustan de este sitio es que tiene café para llevar, que es importante, entre otras muchas cosas que puedes comprar, generalmente todo zarandajas para cocinar pasteles importadas de Norteamérica.
Recientemente han incluido también galletas decoradas, aunque cuestan a 3,50 € y me parecen un pelín caras…

I was just walking on the street when I noticed such a cute and small places. I was dying for a cupcake so I decided to try and I loved it. I came back and I did the same thing with the muffin and the cookie. I am already excited to come back and try the whole menu. It’s so worth it!

Una clásica bakery en mitad de Malasaña. El mobiliario, las lámparas, los colores, el papel pintado, y la música americana, hacen de la estancia un viaje. La primera vez que entré, me quedé tan impresionado, que me quedé en blanco, quería probar TODO.
Cupcakes, cookies de chocolate blanco o con leche, bagels, sándwiches, porciones de tarta, …y un sinfín de productos americanos en el mini market.
Últimamente han surgido unas pocas bakerys por diferentes puntos de Madrid, pero para mi como las cupcake de zanahoria y los de red velvet del Happy Day ninguno, eso si sin la crema de dulce de leche que les ponen por encima, los prefiero con la de vainilla.
El local, además tiene una pequeña mesa que está perpertuamente ocupada!
Ah! Sorprende en tu cumpleaños con una tarta que marque la diferencia, creo que las puedes pedir por encargo. Y no te descuides, algún finde me que quedado sin mis cupcake favoritas.

Parece que los cupcakes están de moda y sus seguidores de enhorabuena, por que en esta pastelería de estilo newyorquino de los años 60 podemos decir que se encuentran de los mejores de madrid. La vista se enamora con sólo pasar por la puerta y es que son increíblemente bonitos y apetitosos todos sus productos, por dos euros merece la pena pasar a pecar, salvo los domingos, pues está lleno y suele quedar poca cosa. Una vez más parece que la dulzura es sólo de los pasteles, por que lo cierto es que a la hipermoderna dueña, sólo la deben de entender sus magdalenas.

Descubrí este sitio hace menos de un año y cuando estoy cerca no puedo evitar pasarme y comprar unos cupcakes. Solamente entrar en la tienda ya impresiona, porque es todo muy distinto a lo que habitualmente concebimos como pastelería o similar. Es totalmente imposible entrar y no comprar nada, de hecho, tienes que luchar contra ti mismo por no llevarte toda la tienda. Sé de más de uno que se quedaría a vivir allí.
Es todo muy americano, estilo años 50. Cuenta con una mesita para consumir en el local aunque lo más cómodo es llevarlo a casa. Una parte de la tienda está destinada a la venta de productos típicamente americanos como mantequilla de cacahuete, salsas, coca-​cola de vainilla, etc. Puedes además comprar cookies, bagels, batidos, perritos calientes y, lo mejor de todo, unos maravillosos cupcakes que están de muerte. Ahora que he probado varios puedo decir que hay algunos que pueden resultar demasiado dulces o empalagosos, aunque hay otros, como el azul de vainilla, que son adictivos.

Descubrí esta pastelería, por casualidad (como todo lo bueno), un día subiendo por mi calle favorita de Madrid (la del Espíritu Santo). Había discutido con mi acompañante y no me quedaba otra que mirar el paisaje cuando vi su fachada, que invita a entrar. Así que unos días más tarde volví y descubrí que ¡aquél había sido su día de apertura! ¡Ojalá hubiese entrado para poder decir «yo fui de las primeras en ir»!
En fin, sus cupcakes son están tan buenos como parecen (puedo asegurarlo al 80%, porque cada vez que voy, y es a menudo, pruebo uno nuevo). Mis acompañantes prefieren el brownie, o incluso sus cookies gigantes (como veréis, son todos los típicos dulces americanos, tan de moda), pero yo me quedo con esos delicoosos pastelitos que vuelven loco incluso al menos goloso (prometo que es mi caso). Los smoothies están muy buenos también.
De precio puedo decir que no es ni caro ni barato. Me explico: comprarse un pastelito, por unos 2 euros, no es caro. Comprarse varios, o una de sus tartas, o acompañarlo de bebida, sí lo es. Así que es mejor dosificarse.

Si eres fan de los años 50 americanos, puedes pasarte por esta «pastelería» decorada con motivos de la época, en la que venden principalmente cupcakes y muffins de muchos colores y sabores por 2 €.
También hay Hot Dogs por 2 euros, bagels y muchos ingredientes para que te hagas en casa recetas de dulces americanos (azúcar por un tubo)
Recomiendo para llevar o tomar allí la tarta de queso y la de chocolate que hay en el mostrador.
Si tienes ocasión, es muy agradable sentarse en la única mesita que hay y tomarte un delicioso té de caramelo mientras miras por la ventana y te empapas de la vida del barrio.
Todo esto ambientado con música americana de los 50 y 60.