Tiene una terraza amplia y bien situada que consideré apropiada para tomar un refresco. Sin embargo, mi experiencia en este lugar fue más exhaustiva, ya que pude comer en el interior de corte clásico con ocasión de una celebración familiar. El menú estaba compuesto de jamón, croquetas, foie, carne a la plancha servida en la mesa y postres varios. Lo que menos me gustó fue el foie, algo para lo que soy especialmente exigente, pero por lo general fue una comida correcta para su precio y pasó sin pena ni gloria para dejar como protagonista a la celebración en sí, que era de lo que se trataba. Al final nos regalaron una planta en maceta a cada uno, un detalle que tardé en asesinar un par de semanas, haciendo honor a mi pésima fama como jardinera.
Julián V.
Rating des Ortes: 4 Tres Cantos, Madrid
No es fácil acertar con la elección de un buen restaurante para celebrar una comida o cena de navidad de empresa. La oferta es amplia en Madrid, pero un ratio calidad/precio satisfactorio se antoja complicado en estas fechas. Y hete aquí que fuimos a parar unos 18 comensales a Las Estaciones de Juan, un local que ha cumplido de sobra con nuestras mejores expectativas. Nos prepararon un reservado donde estuvimos muy a gusto, no era excesivamente grande pero cumplió de sobra su cometido. Pudimos desbarrar y dejar de lado por un díà la seriedad y templanza habituales del ambiente de trabajo por una jornada lúdica y divertida, regada con la correspondiente dosis alcohólica habitual de estos saraos, que ya se sabe que desinhibe mucho :-). En cuanto a la comida, excelente y muy abundante. Fue un menú bastante largo de mar y montaña, todo platos al centro, pero no paraban de sacar manduca. Con hambre no nos quedamos. Comenzamos con unos entrantes para abrir boca, un buen jamón, unos foies que estaban de rechupete, tomates con ventresca que entraban muy fácil, pastel de cabracho y queso de cabra, unas setas rehogadas premium, gambitas a la plancha y almejas en salsa. Los segundos eran muy contundentes, atún encebollado realmente sabroso y una merluza, exquisita. Y para finalizar, el mejor plato del menú a mi entender, unos medallones de solomillo de ternera que estaban míticos. Te traían la cazuelita caliente para que tu mismo le dieras el punto. Espectacular sabor. Sobró bastante, pero porque ya no podíamos comer mas. Todo ello regado con un buen rioja, bebidas y agua, que nunca faltó en la mesa. Los postres, también al centro, no fueron de matrícula de honor, pero no desentonaron. Acabó el asunto con un sorbete de Cava, los típicos chupitos de crema de orujo y pacharán, los cafés y los copazos de rigor de este tipo de eventos. La atención fue excelente en todo momento, estando los camareros muy atentos a nuestros requerimientos. Salimos del restaurante pasadas las 18:30 y muy contentos con la elección, y más porque pagaba el jefe :-). Aunque no sabemos el importe de la dolorosa, al parecer se comentó que fue un precio más que razonable. Me guardo la última estrella cuando vuelva a pasarme por el local, ya para una comida o cena más convencional, aunque estoy casi seguro que, por lo visto y degustado en este evento, casi está garantizada.