Empiezo a cansarme de los sitios en los que, si no vas a hacer una enorme inversión económica, te tratan de forma diferente. Basta ya, fundemos un movimiento por el retorno de los sitios donde te podías tomar tranquilamente el aperitivo sin atosigamientos. Estábamos ya de vuelta a casa cuando encontramos este sitio, aparentemente mono aunque empieza a resultar cansino el mismo aspecto en todos los sitios nuevos con los que nos topamos, ¡un poco de personalidad! Decidimos entrar a tomar unas cañas, que aún no eran ni las 13:30 y no había hambre real; el sitio estaba bastante vacío, pero decidimos ocupar la mesa comunal de la entrada por no hacerles la puñeta. «¿Vais a comer?». No, sólo queríamos un vino y una cerveza, no somos europeos de esos que comen a la hora del aperitivo. Al traernos las consumiciones: «¿Os traigo la carta?». Aquí ya empiezo a mosquearme un poco, no me gusta que me presionen cuando ya he dicho en perfecto castellano que solo quiero la típica consumición madrileña acompañada de tapita(más sobre esto adelante). Total, que nos traen las cartas, revisamos y decidimos pedir una ración de berenjenas a la miel, o la hubiéramos pedido si no hubiéramos sido invisibles desde este momento hasta demasiado rato después cuando, hartos de esperar y a punto de terminar las consumiciones, nos dicen que qué hemos decidido. Pues decidimos no pedir nada, claro, porque implicaría pedir más bebida y queríamos algo medianmente rápido y estándar en un ambiente agradable, no bailar un vals con el servicio hasta que nuestra relación cuajase. Pero atención, no es hasta este momento que nos preguntan si queremos unas patatas o unos frutos secos de aperitivo: ¿de verdad hay que preguntarlo? ¿El cuenco enano de frutos secos que nos ha sido servido para acompañar el último trago de nuestras consumiciones necesita confirmación? Y mucho estrés ambiental además: la encargada/dueña preguntándole a la camarera delante de nosotros que por qué nos habíamos sentado ahí, que a ver si ese sitio iba a estar reservado; las personas de mi lado recibiendo unas croquetas frías que yo vi salir de la cocina en tiempos antediluvianos porque no les habían preparado el servicio y había que hacerlo en un orden estricto rayano en el TOC; la gente haciendo cola en la puerta, con reserva o sin ella, entrando unos y marchándose otros hartos de esperar porque la organización era caótica. Y es una pena, porque esta es una impresión que escribo sin haber probado su comida, que puede ser magnífica, pero tanta presión para que consumiéramos para luego olvidarse de nosotros, el preguntar que por qué nos habían dejado sentarnos ahí estando nosotros delante y el resto de detalles presenciados nos han quitado las ganas de retornar al enésimo local decorado de la misma manera a aquel lado de la Gran Vía. Una pena.
Ángela G.
Rating des Ortes: 2 M
Resumen: la comida no vale lo que se paga, las bebidas son MALAS, el sitio es bonito, el personal es majo(aunque un poco saturado por las fechas navideñas), no aceptan cheques restaurante, y los postres buenos. Fuimos cinco amigas y no creo que volvamos. Lo elegimos por las buenas críticas, por la decoración… pero salimos bastante decepcionadas. Para empezar, la situación de la mesa no era la ideal, estamos sentadas en la parte de abajo, una especia de cava. El problema es que eran fechas navideñas y el jaleo era insoportable, había una mesa bastante grande que gritaba muchísimo y la cava hacía de caja de resonancia y no era capaz de seguir nuestra propia conversación. Algunos platos son bastante escasos para el precio que tienen. Por ejemplo la ensalada de tomate no vale lo que cuesta, esa ensalada llevaba como mucho medio tomate. Y el mi-cuit estaba bueno, aunque las rodajas de sobao pasiego eran excesivamente finas. O echas mano del pan o el mi-cuit se queda a la mitad. Las gambas en tempura están buenas y el steak tartar también, eso sí abstenerse a aquellos que no les guste mucho la cebolla. Y ya para rematar la mala experiencia… las bebidas. Los mojitos estaban excesivamente fuertes y sabían a ¿whisky? … Decían que estaban hechos con ron… pero no he bebido ningún ron con ese sabor. Sí he de decir que el camarero me ofreció varias veces a que eligiera otra bebida. Ahora hablemos del vino blanco: primero pedimos un semidulce… y el que nos sirvieron no era semidulce, tan malo que deje la copa entera. Y pedimos una botella de verdejo, y todas coincidimos en que también era MALO. Una pena que no recuerde qué vino era. Y no aceptan cheques restaurante. Puntos positivos: –el sitio es muy mono. Muy del estilo del Clarita o Saporem, muy blanquito y cuquí. –Las tartas también estaban bastante bien y el camarero muy amable nos invitó a una porción de cookies que no habíamos pedido, pero que nos quedabamos con ganas de probar. — Los camareros son muy amables, aunque tal vez un poco sobrepasados por las fechas navideñas. Tardaron bastante más en traer un café que un mojito. — Lo de que te lleven el cubo de madera de 5 kilos de mantequilla al principio de la comida está graciosa y la mantequilla está rica.
Anita W.
Rating des Ortes: 3 Madrid, Spain
Love the ambiance, that’s for sure. And we went in for random snacking. The service was great albeit a little in a hurry(was it shift time change? Kitchen closing?). Ordered bombones pollo al curry and dumplings langostino. Love the taste of the curry chicken bombones, but it was on the dry side. The langostino dumplings, though! Yummmyyyy! Love it! Wish they made it bigger and god’s willing, cheaper lol. Overall, definitely coming back for another mirienda time!
Pamplinero T.
Rating des Ortes: 3 Madrid
Excelente fotografía Hay una broma privada que tengo con mi padre que consiste en sentenciar con un «Excelente fotografía» cuando una película tiene una buena dirección artística y nada más. Cuando lo que ocurre dentro de la pantalla no nos emociona ni nos conmueve. Cuando se echa en falta una historia original o el esforzado trabajo de los actores. El mejor ejemplo, y con el que empezó está broma, es Memorias de África. «Excelente fotografía», dice mi padre solemnemente inclinando un poco la cabeza. Nos hacemos muchísima gracia. Con Le Coco ocurre un caso análogo. Se trata de un restaurantito con barra, mesas altas y mesas«sentado» donde el envoltorio está muy cuidado pero la cocina no llega a emocionar en ningún momento. Dando vueltas y sin haber reservado en ningún sitio(suspenso en 1º de Jueves Noche en Madrid) acabamos aquí ayer por la noche porque tenían sitio. El local está decorado en ese estilo tan presente en las últimas aperturas de Madrid que mezcla industrial con rústico; sillas de metal de diferentes hechuras y colores, paredes de ladrillo cara vista, cubiertos en cubos de zinc y mesas corridas de madera gruesa separando ambientes en la misma mesa con tiestos. Es bonito y acogedor, la verdad. Además los camareros son eficientes, profesionales y muy amables. El servicio fue de diez. Como ya habíamos pasado por una tarde de cañas a modo de warming-up(tampóco habíamos acudido a la convocatoria de examen de 1º de Jueves Noche en Madrid sin haber abierto el libro) decidimos pedir todo al centro para picar un poco. Para dos personas y sin más dilación: — PULPO A LAGALLEGA: No era pulpo a la gallega. Era pulpo a la brasa sobre una crema de patata salpimentado con pimentón y un chorrito de aceite de oliva. Estaba bien, sin más. Una reinterpretación pero una reinterpretación con sólo 6 trocitos de pulpo en una ración de 12 euros. Una reintepretación reducidita. — MICUITCONMARACUYÁ, REBANADASDESOBAOPASIEGO Y GELÉEDEMOSCATEL: Lo mismo que comentaba Víctor en su reseña lo suscribo punto por punto. Las rebanadas de sobao pasiego además de que son escasas están duras cuando con tostarlas un poco se habrían caramelizado, se habría disimulado que el sobao no estaba tierno y habría mejorado el plato. Afortunadamente había más pan porque si no se queda la mitad del micuit. — TEMPURADEGAMBASCONALL-I-OLIDEAJOASADO: Este plato fue una concesión. Yo no lo habría pedido porque no me sorprende en absoluto pedir unas gambas rebozadas. Las gambas estaban buenas. Abrimos paréntesis. Lo de llamar all-i-oli a cualquier salsa desligada con ajo me parece un ejemplo de mal madrileñismo y lo de escribir«alioli» ya es madrileñismo del peor. Hay que abrir una reflexión sosegada sobre este tema; en un 90% de los casos lo que se sirve en Madrid no es all-i-oli y no cuesta nada escribirlo bien. Sólo por estar admitido en el DRAE nunca he visto«almóndiga» en la carta de ningún restaurante de la Villa. Pues eso. Cerramos paréntesis. — HUEVOSESTRELLADOSCONPATATAS: Más cara de sospecha que un actor de una película policiaca china; ¿las patatas son congeladas? Si las patatas eran congeladas eran las mejores patatas fritas congeladas que he comido, si no lo eran son las peores patatas fritas caseras que me han echado a la cara. No puede uno comerse algo y vivir en la duda. No es sano. Con esta queda todo dicho de este plato. De postre un coulant de chocolate que afortunadamente se alejaba un poco del canon del coulant de chocolate madrileño conocido como«el congelao de La Sirena» y un crumble de manzana que ni fu, ni fa. La carta de vinos es cortita pero está elaborada con buen gusto. Mucho vino de moda: The Flower and The Bee(Ribeiro), Camins(Priorat), Pétalos(Bierzo), etc. Los precios, sin embargo, están puestos con muy mal gusto. ¿25 euros un Pétalos del Bierzo? Pedimos el Ribeiro que es fresquito, era de los más baratos, a mí me gusta y la cesión ante las gambas me aseguraba poder de veto. La fiesta salió a un poco menos de 38 euros pax. A mí me parece que una cena que es un continuo«Meh» no los vale. Nos la colaron con la fotografía. P.D: Sí, te sacan un cubo de 5 kgs de mantequilla y unos cuchillos de palo para que untes pan. Pues vale, pues mira, pues me alegro. Este detalle no me va a hacer volver. Pan. ¡con mantequilla! Como se entere Carlos Herrera.
Patricia P.
Rating des Ortes: 3 Madrid
Había pasado por la puerta de este local repetidas veces y siempre me había llamado la atención. La noche pasada decidimos entrar y probar este restaurante. La decoración de este local es muy bonita y cuidada. Fuimos sin reserva así que tuvimos que esperar alrededor de unos 15 minutos y por fin conseguimos mesa. Bajamos a la parte de abajo y ahí estaba nuestra mesa esperándonos. Nos dieron la carta y entramos en un debate porque todo sonaba muy bien, aunque yo sabia que mi plato principal iba a ser lasaña de rabo de toro(había visto la carta por la web y me había entrado por el ojo). Pedimos y nos trajeron panecillos y un bote lleno de mantequilla. ¡Cómo me gusta la tartine! La verdad que al ver el local me esperaba unos platos con mejor decoración, mucho más cuidados y eso me rompió un poco mi corazoncito. Por ese motivo las tres estrellas. La comida estaba buena pero tampoco nada del otro mundo. ¿Volvería a repetir? Seguramente pero tardaría unos meses en volver.
Elena M.
Rating des Ortes: 3 Madrid
Comienzo esta reseña sabiendo que tendré que actualizarla cuando vaya a cenar, porque no es lo mismo ir a tomarte algo pequeño que ir a cenar y estar más tiempo ya que pueden suceder más cosas y la comida es diferente. No me gusta nada cuando entras a un bar y el camarero te ha visto ya y no te saluda ni te pregunta. Te quedas ahí un poco pasmarote sin saber si tienen que sentarte o puedes escoger mesa. Como eran las 19.30 casi me parecía una buena hora para tomar algo pequeño y beber un poco junto a mi acompañante. Así que ahí estamos las dos esperando a que la camarera que estaba preparando una mesa y nos había visto se dignase a hacer un mayor contacto y preguntarle si podíamos sentarnos. Así que me acerqué un poco más y le pregunté eso. Me indicó que hasta las 20:15 nos podíamos sentar donde quisiésemos, odio eso. Ya de primeras me hacen sentir que ocupo un sitio y que tengo pintar de calentar una silla que necesitan que esté libre. A lo mejor en media hora tengo más hambre y pido algo, pero no, ya de primeras me indican que me tengo que ir pitando si alguien quiere cenar. Nos sentamos, y la camarera vuelve a los 10 minutos a preguntarnos. Le indico que si nos puede dar una carta. Yo ya temo que si tardan más me van a dar 5 minutos para engullir la comida y echarme de la mesa que alguien querrá ocupar para cenar. Pedimos 1 caña doble y un zumo de naranja + tostada con tomate. Algo que creo que tarda poco en ser servido, pues no, tardan otros 15 minutos casi. Incluso otro camarero nos pregunta si nos han atendido y le indico que sí, así que amablemente nos dice que va a ver cómo va nuestra comanda. Yo ya veía que la merienda se me juntaba con la cena. Llega el zumo y la tostada, he de decir que muy cuco el vaso y el plato. Una buena presentación y a buen precio. Unos 3 euros todo. Eso sí, flipamos con la caña doble. Eso más bien era una caña gigante, así valía 4 euros! jajaja tenía que haber hecho una foto. Era cuádruple, te bebes 2 de esas y puedes irte a dormir ya! Creo que es algo que tienes que avisar porque si quieres que tarde poco en consumir lo que he pedido porque te ocupo una mesa que puede gastarse más dinero, pues es que tardan bastante en beberte esa cerveza creo yo. Mientras charlábamos pude fijarme en que es un bar como para ir de cita o doble cita. Así tan cuqui, tan de madera, con las bombillas colgando. Más de uno de nuestro lado se daba todo el rato con ellas. Supongo que volveré pronto, quiero probar algunas cosas que leí en la carta y ver si mejora la calificación o se queda en un bar más en la lista.
Ana A.
Rating des Ortes: 4 Madrid
Acogedor. Gente maja y comida rica. Las veces que he ido la verdad es que he salido muy contenta.
Cristina I.
Rating des Ortes: 1 Boadilla del Monte, Madrid
La verdad es que no me gustó nada. Carta muy escasa, en la que los platos principales son muy fuertes para una cena(tipo rabo de toro o bacalao al pilpil). Evitad la tarta red velvet: seca y pasada. Servicio lento y despistado, salvo por un camarero andaluz muy atento.
Paola M.
Rating des Ortes: 3 Madrid
No tome fotos !!! Q pena, lo olvidé por completo :( El sitio es precioso, es lo q está de moda, vintage, distress, lámparas colgando, sillas de metal y mucho chalk paint o algo parecido, como todo eso me encanta… El Sitio me gusta más todavía. Yo destaco el servicio, los camareros son majisimos, amables, rápidos y al final el ticket de la cuenta viene con el cálculo por comensal, eso me ha gustado muchísimo, sí vas en grupo te facilita al momento de pagar Comi: Berenjenas a la miel: ricas ricas Bollotos de pollo con salsa le coco: el pollo sin mas, la salsa deliciosa Magreb de pato con piña: muy buena elección para comer poco y bien No pedí postre, pero la Próxima vez seguro lo pido, tienen unas tartas que se ven exquisitas!
Gustavo M.
Rating des Ortes: 5 Madrid
Un sitio estupendo muy buen decorado con un ambiente muy agradable. Una mesa cuadrada para 8 que permitía hablar entre todos. La comida es original, muy rica y la cantidad es adecuada. A destacar el tartar de atún, las carnes y por supuesto la tarta de la abuela. Y los camareros muy amables y eficaces. Muy recomendable.
Laura C.
Rating des Ortes: 4 Ciudad Universitaria, Madrid
Que bien sienta acertar con un restaurante al que entras a ver que pasa con tu grupo de amigas! El estilo, es el típico rústico-chic, que se ve tanto últimamente(y a mi me encanta), con mesas de madera q se caen, con sillas cada una de su padre y de su madre, rodeadas de bombillitas de luz amarilla tenue, múltiples aparatos de antaño(jarrones, básculas.) y flores secas. Muy acogedor. La carta no esta mal, tiene todo«lo que se lleva ahora», desde la burrata, la hamburguesa pro y el carpaccio, hasta el tartar de atún rojo, el pez mantequilla y el steak tartar! Recomiendo sin duda el atún y como entrantes las bolitas de pollo con curry. Para terminar, una tarta de la abuela, de galletas y chocolate, la de cumple de toda la vida!(Un viaje a la infancia!), o una porción de la de zanahoria, q es brutal tb! Algunas terminamos la velada con una copita bien preparada. Volveremos seguro!
Anca G.
Rating des Ortes: 3 Barajas, Madrid
Antes de irnos a cenar, nos paramos en Le Coco por una bebida. Como me apetecía un Pisco Sour, recordaba que había leído en un sitio que aquí los hacían. La atención del personal del sitio, buenísima; los chicos majisimos en todo momento. El local, una monada, como la mayoría de sitios que están de moda. Mientras estábamos sentados, después de haber pedido, veo que sacan dos copas de Cosmopolitan y empiezan a mezclar ingredientes. Y yo seguía con la esperanza de que esas no fueran nuestras copas. Pues si, lo eran. En esa copa cabe un pelin mas de la MITAD de un Pisco Sour normal, y encima le pusieron 2 cubitos de hielo, por lo cual el volumen del cóctel en si, disminuyó mas. De sabor estaba bueno, pero dado en cuenta lo que cuesta(9 €) me esperaba por lo menos un vaso típico. De echo, tiene el mismo precio que en el Tanta. Pero volveré para comer/cenar, ya que la carta tiene una pinta estupenda y unos precios muy ajustados.
Patricia P.
Rating des Ortes: 3 Madrid
Entré por casualidad y de inicio me sorprendió la atención del personal y la decoración del sitio. Muy agradable todo. La carta corta pero bien trabajada en la línea de Saporem o Bön Vivant. Como aperitivo nos ponen, literalmente, un cubo de mantequilla semi salada con tres tipos de panes: uno normal, otro de aceitunas negras y un tercero que me pareció pan de harina de kamut mientras degustas alguno de sus vinos. Nos llamaron muchos la atención muchos entrantes pero al final nos decantamos por la pizza fina de setas y trufa que estaba francamente deliciosa. De segundos seleccionamos bombas de pollo al curry con salsa Le Coco, carne muy jugosa y si tuviera que sacarle un pero únicamente sería que no me gustó el rebozado. Y un Steak Tartar que fue la decepción. Si la carne es red calidad requiere poco aderezo, y este plato estaba rebozado en una especie de mayonesa que no sabría identificar muy bien. Además, para mi gusto, el steak tiene que ser un poquito picante y así lo pedí. No sólo se les olvidó por completo el picante sino que también carecía absolutamente de sal. El plato venía acompañado de unas patatas fritas que estaban frías. El sabor del tratar era correcto, pero eso no es un Steak Tartar. De postre compartimos una tarta de zanahoria, que tan de moda se ha puesto en españa y estaba muy conseguida respecto a la receta norteamericana. Aún así, mi calificación es de suficiente. Un sitio fresco, agradable y correcto para cenar sin grandes pretensiones.
Claudio M.
Rating des Ortes: 4 Madrid
Admitamoslo: Chueca necesita un lavado de cara. En un momento en el que la noche más canalla ha abandonado sus calles(el ciclo de la vida, que dirían en El rey León) para irse a Malasaña y alrededores, al barrio le toca reinventarse y con locales como este van por buen camino. Después de años inundado por sitios en los que mandaba más la decoración que la bebida, Le Cocó cuida ambos aspectos por igual logrando que allí sentado no te quieras levantar. El local es enorme, tiene una parte de abajo ideal para encuentros más privados y su cocina es de mercado local, es decir, fresca y sin florituras. A mi me encantaron las berenjenas fritas, las croquetas y las carrilleras. Ah, y cuidado con el cubo de mantequilla casera que te ponen nada más entrar para que untes pan mientras esperas. Si te descuidas, no cenas! Ideal para cenas de amigos en las que se comparten platos. Me encantó y que ojalá muchos sigan su estela.
Lolo R.
Rating des Ortes: 4 Madrid
Nuevo restaurante en Chueca. En sitio privilegiado, además, la calle Pelayo. Un local amplísimo, decorado con muchísimo gusto y con un servicio excelente, que es algo que importa. Toquecillos vintage y –sobre todo, y lo que a mí más me gustó– una cava preciosa abajo que puede hacer las veces de escondite con una cita, o de celebración privada con amigos. Muy fan. Lo primero es que, a modo de aperitivo, te traen un cubo enorme de mantequilla con diferentes panes. Yo os voy a confesar algo: lo único que quería era caerme sin querer en ese cubo y comérmela toda. En serio, no sabéis qué mantequilla, qué delicadeza, qué RIQUÍSIMAESTABA. El gazpacho de remolacha, impresionante, igual que los bastones de berenjena y el hummus. Las croquetas, una pasada. Todas las raciones se pueden pedir enteras o medias, así te da para probar más. Quiero hacer también una mención especial a las carrilleras. A mí personalmente es una carne que me encanta, porque es muy agradecida y se come muy bien. Aquí estaban tiernísimas, con una salsa de vino tinto que daba un toque especialísimo al plato. Desde luego, el lugar apunta maneras. El sitio, además, está abierto todo el día y todos los días(menos los domingos) así que además de comida también hace las veces de cafetería o bar, y es comodísimo para trabajar o para quedar con amigos y tomar unas cañas. ¡Híper chulo!
Avelino C.
Rating des Ortes: 3 Madrid
Comida de domingo en LECOCÓ, restaurante al que llegamos rebotados del Yaquitoro de Chicote, pues en éste último no tenían sitio(y eso que llevan sólo dos días abiertos…). LECOCÓ, está situado en la calle Barbieri, y se trata de uno de estos sitios que están ahora tan de moda, con una cocina«non-stop». Puedes desayunar, merendar, comer a cualquier hora y tomarte un coctel por la noche si te cuadra. Abierto hace unos dos meses, tiene una estética muy«cuqui», toques vintage, muebles decapados y un ambiente modernillo y desenfadado. Tiene una carta de corte mediterráneo, con preparaciones sencillas, pensada para contentar a cualquiera: ensaladas, tartares, pizzas, y en general platos pensados para compartir. Dos adultos y una peque, nada más sentarnos nos ponen un cubo de una buenísima mantequilla francesa y una cesta de panes de la que dimos buena cuenta. Pedimos unos bastones de berenjena rebozados con miel muy ricos, crujientes, nada grasientos y con el punto justo de miel, de los mejores que hemos comido; hummus con pan de pita, cremoso y bien trabado, estaba también bastante bueno; una pizza de setas y trufa, con queso provolone, estaba sabrosa pero resultó un poco pesada; un tartar de atún con aguacate, que vino con muy poco aliño y nos pareció un poco insípido, la verdad es que sólo sabía a sésamo; y por último, para la cría, un perrito«Le Coco», con una salchicha frankfurt alemana de buen calibre y patatas fritas casera que nos dijo que estaba muy buena. Carta de vinos corta pero con referencias muy bien seleccionadas, elegimos un ribeiro«The flower and the bee», un vino que nos encanta y que en pocos sitios hemos encontrado, servido en cubitera con lito y copas adecuadas. No pedimos postre pues quedamos muy llenos, aunque tenían unas tartas caseras con muy buena pinta que intentaremos probar otro día. Servicio regular, seguramente porque el sitio estaba a tope y los camareros y la cocina se encontraban desbordados. La verdad es que tardaron una eternidad en traer la comanda(unos cuarenta minutos), y cuando vinieron los platos… hala! todos a la vez, tipo chino de barrio(este detalle le baja una estrella). Menos mal que era todo para compartir y nos comimos primero lo que venía caliente dejando el tartar y el hummus para el final. Aunque no nos cambiará la vida, reconocemos que los platos estaban bastante buenos, la comida no es prefabricada, aquí hay cocinero…(o cocinera vaya). Buena rcp. Pagamos 70 euros, no llegó a 25 por barba. Una opción a tener en cuenta por la zona de Chueca.