Shukran

Me debatía entre dos o tres estrellas, pero me decanto por tres ya que supongo que para alguien con un presupuesto mayor al de una universitaria, el precio podría ser un buen plus.
El Shukran se encuentra en una localización privilegiada, bajando unas escaleras en el exterior de la Casa Árabe como si se accediera a un pequeño escondite secreto. En efecto, debe de ser secreto, porque incluso en sábado noche estaba casi vacío.
Como la cocina abre a las 20:30, nos tomamos un té marroquí mientras esperábamos. Cabe decir que nunca he estado en Marruecos, pero mis papilas gustativas, acostumbradas a los tés sabrosísimos del Basha, pedían más.
Nos sentamos en una de las mesas del local, que tiene aspiraciones pijas: luz tenue, decoración moderna, camareros en uniforme de camisa oscura que te señalan la carta de vinos… Para mi gusto, algo encorsetado teniendo en cuenta que sirven wraps y ese tipo de cosas.
El servicio muy atento, y los servicios (nótese el curradísimo juego de palabras), están limpitos, aunque no son del restaurante, sino los de la propia Casa Árabe (así que hay que cruzar un par de puertas para llegar).
No me gustó el detalle de que les faltaran algunas cosas de la carta y de que no se indicara en la misma que las bandejas (15 euros, incluyendo bebida) no sirven en fin de semana. Al final nos decantamos por una pastela, que es el amigo visualmente poco atractivo pero igualmente majo de las pastelas que sirven en los locales de comida marroquí de Madrid centro: una especie de mazacote extraño relleno de arroz, carne, piñones y pasas, de sabor dulce y especiado, me gustó mucho y llena bastante. Pedimos también una shawarma mixta, que no dejaba de ser una especie de kebak muy seco en un pan diferente; esta no me gusto nada y me pareció un robo absoluto, qué queréis que os diga.
Todo esto regado por dos tercios de Brabante (3 euros cada uno) y coronado por unas flores de Baklawa que me encantaron, pero es que con este tipo de pastelitos no soy nada objetiva (ojito al precio, eso sí, que parece que estén hechas de oro macizo y no de pistacho). Al final nos salió como por unos 35 euros todo, para que os hagáis una idea.
Quiero que me guste, de verdad, pero no me gusta. Ha sido una experiencia, pero creo que la próxima vez que quiera comida libanesa me gustaría probar algo en un ambiente más auténtico.

Lo mejor de este restaurante libanés es sin duda su localización, en la Casa Árabe, junto al retiro.
El local dispone de una terraza interesante y un salón interior un tanto desangelado.
Fuimos con una oferta de eltenedor y aunque apenas había gente en la sala nos situaron en el peor sitio, una mesa poco iluminada entre un refrigerador y un pasillo, mal empezamos.
Tras pedir las bebidas nos sirvieron una alita de pollo a modo de aperitivo. Tenía una pinta un tanto tétrica y estaba fría y la carne seca. Creo sinceramente que ante esto mejor no poner nada de aperitivo.
En cuanto a la comida pedimos una pasta de pimientos que fue lo mejor de la cena y unos fatayer, una especie de empanadillas libanesas rellenas de carne, queso o verduras que me resultaron muy sosas.
Los principales consistieron en unos pinchos de solomillo y una pastela libanesa. En el plato de pinchos vienen dos brochetas. Los trozos de solomillo eran muy pequeños y venían muy pasados y un tanto duros. La pastela estaba rellena de arroz con un poco de carne picada, pasas y guisantesy resultaba un poco «mazacote».
De postre quisimos probar el mouhalabieh, una especie de flan que resultó tremendamente dulce y donde el agua de azahar sobresalía sobre el resto de los sabores hasta casi matarlos.
De precio no estaba mal pero las raciones tampoco son muy grandes si eres de buen comer.
El servicio, quitando el tema de la ubicación de neustra mesa, fue rápido y correcto, en esto no tengo ninguna pega, sin embargo la comida no considero que estuviese a la altura.

Near the end of my trip, my taste buds were missing the flavors of California when we stumbled upon this Lebanese place. Yes, I consider Middle Eastern food to be a taste of the Bay Area. The ingredients were obviously fresh and items crisped without being greasy. If I lived in the area they would know my name, and I theirs, before long.

Una de las terrazas más agradables de la zona, en un sitio precioso.
Comida rica y trato agradable. Un poco lento a veces porque la cocina está lejos.
Las bandejas de tapas frías y calientes son una muy buena opción.
Muy recomendable!

Wow. That’s all I can say about this excellent Lebonese restaurant located in the basement and outside of the Casa Arabs. All of the food is served tapas style and there were many excellent choices. My favorite was the Pincho Pollo. So many flavors on the juicy and tender chicken. Will definitely eat at this restaurant again.

Volvería por la terraza porque es una chulada, pero la comida no me apasionó. Cantidad un poco pobre, y por lo general ponían tres piezas. El hummus estaba realmente bueno; la pastela, poco crujiente, y los cockteles eran rarísimos (la mayoría con ginebra, incluso una pseudomojito), por suerte el camarero se ofreció a hacer un mojito clásico que estaba muy bueno.

Cena en la terraza (Aúnq dicen que climatizada para mi demasiado frío).
Pedimos bastantes cosas para compartir y así probar los distintos platos d cocina libanesa; falafel, kebbe, sambusa y pastela. Shawarma y pincho de solomillo.
El restaurante estaba bastante lleno y quizás por eso el servicio fue justito. Era un viernes y había una mezcla curiosa de familias con niños, grupos d amigos y parejas…
La verdad es que prometía mas de lo que finalmente fue la velada…

Local libanés de comida rápida con una decoración muy lograda y unos precios ajustados aunque raciones algo escasas.
La comida está bastante buena aunque no sé si este tipo se presta a un «take away». El hummus estaba exquisito y el kebbe también.
Los rolls me decepcionaron. Su tamaño era muy pequeño y el sabor no terminó de convencerme. Demasiado insípido.
La verdad es que poco más puedo decir. El local es muy bonito pero no sé si la comida que ofrecen termina de adaptarse. Quizás por costumbre apetece más sentarse tranquilamente para tomar comida libanesa de esta calidad (porque la tiene). Sin duda iré al local que tienen cerca del Retiro. Eso sí, siempre será mejor que el típico kebap, eso seguro.

Vaya por delante que solo he estado en la terraza, que creo que es lo que merece la pena del sitio. El servicio es muy amable, pero tiene tendencia a la ‘dispersión’, por lo que no recomiendo ir a cenar con prisas. La comida es buena, sin alardes, pero al final se trata del conjunto, y el conjunto está bien.

Fuimos para una cañas y una merienda antes de pasear por el parque. Hay que decir al principio que el lugar es precioso — si te sientes en la terraza, estás rodeado de la belleza de Retiro. Tienen también algunas cervezas interesantes — perfecto para una tarde caliente.
Pedimos un par de cosas. Los precios me parecían un poco caros, pero supongo que pagas por la localización. Sobre todo nos encantó el hummus — uno de los hummuses más cremosos que he probado.
El servicio fue muy atento. Regresaremos seguramente.

Uff. a lo mejor vale la pena pagar por la
comida esta bien, pero no para lo que vende la imagen del local.

Menuda decepción. Me encanta la comida libanesa e íbamos a este restaurante con altas expectativas.
Éramos un grupo mediano, de 7 personas, y como tienen opción de menú pedimos el de 4 personas (Harisa) porque así podíamos probar varios platos. Además añadimos a la mezcla una pastela, la mussaka y unos rollitos de queso halloumi.
Curiosamente los platos de fuera los mejores, y en el menú alguno bastante malo. El Hummus y el mutabal bastante flojos, y el tabulé está hecho casi exclusivamente de perejil…
El peor plato sin duda el falafel, lo hacen mejor en cualquier kebab de barrio.
El resto de platos del menú mejor, pero sin ser nada del otro mundo.
Para rematar llega la cuenta y ha sido un poco caro. La percepción es que sale más barato si se pide a la carta.

Lo primero que hay que comentar de Shukran es su emplazamiento de lujo, en un lateral-​bajo de la casa Árabe, a 5 minutos de la Plaza de la Independencia, en frente del Retiro.
Hice una reserva para cenar, la chica que me cogió el teléfono pareció bastante sorprendida por lo que me pareció que no iba a estar muy lleno.
Llegamos, en efecto, está vacío. Una pena porque el sitio es precioso, supongo que el domingo no es uno de sus días fuertes.
Nos dan a elegir, podemos entrar en el restaurante o quedarnos en la medio terraza que tienen que está totalmente climatizada y tapada, hay camareros cenando, y todos un poco aburridos por lo que prefiero estar en la «terraza» ya que se puede estar en manga corta y no es el mal rollo ese de tener camareros alrededor mirándote.
Pedimos una cerveza mientras ojeamos la carta, la cerveza es Brabante, buena elección, tienen cañero y botellas, pedimos de botella una tostada.
Echamos un vistazo a la carta, yo hay cosas que tengo super claras que quiero pedir.
Mutabal, uno de mis platos preferidos, cuando tengo tiempo lo hago en casa.
Conocido como «caviar de berenjena», se trata de un puré de berenjena, tahini, ajo, limón, comino y sal servido con un poco de aceite de oliva. Delicioso, con pan libanés a modo de tostada.
Kebbe, me llama mucho la atención, lo he visto en infinidad de fotos, blogs, y tengo curiosidad. Se tratan de unas bolas rellenas de carne picada con una cobertura de carne molida con sémola, el plato viene con salsa tahina. Están muy ricas, en cuanto a textura puede recordar a la morcilla, tiene piñones, y el resultado es fantástico.
Pedimos unas sambusas pero cuando llegaron atacamos sin piedad y no recordé hacer foto. Tienen de carne, espinacas y queso Halloumi, pedimos de queso y espinacas, pues mi idea original era pedir queso Halloumi pero va acompañado de sandía y por temporada no tenían. Sabrosas.
Por último pedimos pincho moruno de solomillo de ternera acompañado por una guarnición a base de hummus. Estaba delicioso, la carne era super sabrosa, y el aderezo que llevaba la acompañaba estupendamente.
¿Postre, no postre? Yo estaba ya llena pero mi novio no sabe decirle que no a un dulce, pedimos Baklawa dulces de hojaldre, rellenos de pistachos o anacardos picados y endulzado con miel. Típico pastelito libanés.
En resumen nos sorprendió muy gratamente, no sabíamos que se trataba de cocina libanesa la del restaurante de la casa árabe, creo que deberían hacer más o mejor publicidad, hace tiempo nos llegó el papel para pedir comida pero nunca hubiese imaginado que se trataba de un restaurante así, y tampoco ponía ubicación (no decía que estaba dentro del recinto de la casa árabe) por lo que al final nunca lo busqué y se nos olvidó hasta que ayer buscamos restaurantes libaneses en Madrid.
He de decir que no soy una experta en comida libanesa ni mucho menos, está claro que si os podéis fiar de alguien es de César G. pero mi experiencia fue muy buena :)

Justo a lado del retiro y dentro de casa árabe el sitio es chulo eso no puedo negarlo y el servicio es excelente, imagino que la terraza en verano debe ser Super guay.
Nosotros comimos a base de entrantes para intentar probar más de todo y si bien la comida está OK no fue nada espectacular como esperaba; de echo incluso algunas cosas estaban templadas (las que no son frías claro) y esta rico pero sin más. Le daré una nueva oportunidad para probar los platos fuertes que en menú tenían buena pinta.
Los precios no son ni baratos ni caros ya actualizaré mi post cuando vuelva ;)

El entorno donde está ubicado lo hace perfecto para una cena especial, si te sientas en la terraza puedes disfrutar de la vista del edificio que por la noche tiene una iluminación muy agradable. Contrasta mucho con la moderna decoración del interior, bien climatizado.
La comida que se sirve es libanesa pero bastante castellanizada, te costará trabajo encontrar sabores exóticos inesperados. El precio es correcto al igual que las cantidades. Las ensaladas sí resultan un poco escasas. Recomiendo la musaka y el rollo vegetal.
Importante: conviene reservar.

Un sitio con mas interrogantes que sorpresas.
Desconocedor de casi todo lo que se refiere a la comida Arabe y a la libanesa en particular ha sido una experiencia que me agrado pero de la cual me hubiese encantado que me sorprendiera.
Destaco el servicio pues estuvo de lo más agradable y siempre tratando de agradar.
⁶⁄₁₀ con ganas de darle el 7 y que llegue al notable.