Taboo

Nunca había llegado a entrar en la Taboo, y mira que he pasado veces por la puerta, hasta el fin de semana pasado en el que un grupo de amigos me ofreció ir a un concierto ahí de un grupo llamado Sideburns Vanity.
Así de primeras la entrada al concierto –9 € sin consumición– me pareció algo cara para tratarse del grupo amateur que era. La decoración de la sala me pareció un poco bastante demodé: un dragón chino de papel colgado del techo (¿hola?) y algunas zonas con motivos en azulejos pequeñitos que ni el Parque Güel.
Nos pedimos unos tercios de Estrella Galicia, a 3,50 € y la primera ronda nos la sirvieron tan caliente que hizo que me pareciera estar bebiendo meado, y mira que me gusta la Estrella Galicia. La segunda ronda, ya sí, mucho mejor.
El sonido y el grupo resultó ser bastante bueno y de mi gusto, pero aún así no vi nada tan especial que me metiera en el cuerpo un «tengo que ir necesariamente a este sitio» para la próxima vez que salga por Malasaña.

I’ve been to Taboo twice now and have had a pretty good time both times.
My favorite part about it is the music, which is a good mix of electro, dance, techno, etc. Basically, it’s just good to dance to, and that’s all I want.
The drinks were fairly expensive, but if you are like me, all you need is the copa that comes with the 10 euro entry, so that’s not bad. A Heineken was 5 euro, and a chupito of tequila was 4. I’d stick with the copa.
The layout is pretty cool. There is a sunken part where all of the main dancing is, with some wallflowers around the outside participating. However, the pit was where you can have the most fun, so I spent most of my time there.

Si tengo que elegir entre barCo y Taboo, me quedo con éste último. Aunque no me gusta mucho su rollo, la sala está mejor que la del barCo.
Sin te mola el rollo drum and bass, este sitio mola. La mezcla de sesión con bongos y guitarra tira mucho para la noche que te apetece sudar y bailar.
Nunca he visto un concierto allí, solamente he ido de fiesta, así que en cuanto a acústica de directo ni idea.

La sala Taboo llama mucho la atención en fin de semana porque siempre hay unas colas enormes para entrar cuando paso camino del Nasti o de otros locales que frecuento más.
No obstante en los últimos tiempos se viene desarrollando conciertos y por eso he ido alguna que otra vez. No puedo hablar de su ambiente como discoteca post 3:30 de la mañana (auténtico caballo de batalla del centro). En este aspecto la sala cumple su función. Está claro que no es una sala de concierto «de verdad» pero el sonido fue aceptable las veces que he ido (incluso con un grupo tan complicado de sonorizar por sus capas de ruido como Triángulo de Amor Bizarro), y no me sentí demasiado agobiado ni pasé tanto calor como en otras salas de Madrid.
Así que si te planteas ir cuando hay un concierto no creo que decepcione porque el sonido es bueno y aunque hay partes de visibilidad dificultosa (las de la parte superior a la pista), aguanta el tipo.

Nada más entrar la decoración del Taboo te advierte de que no es un sitio más y tantos fieles no pueden estar equivocados. Música electrónica acompañada por percusión y saxo, conciertos de prometedores grupos o simplemente su sesión de fin de semana, nos hacen desconectar en este envolvente espacio con pista de baile y dos barras con alcohol bebible y camareros extremadamente pacientes con los pintamonas que hay sueltos en la noche madrileña. Es obligatorio conocerlo antes de decir que las salas de Madrid son todas iguales.

La historia se repite, sales por Malasaña, tus sitios favoritos van cerrando, son las tres y media y tienes tres opciones: o te vas a casa, o comes algo y te vas a casa, o vas a Taboo, que sabes que siempre está ahí para alargarte las noches.
Se empieza a llenar a partir de las tres, así que es recomendable ir un poquito antes para no chuparte la fila. Prepara 12 euros y ya puedes pasar. La noche se alarga seguro.
He estado en varias ocasiones y el balance ha sido dispar. La música siempre suele ser del mismo estilo, sesión del dj de turno acompañado por un músico al saxofón o los bongos. Si esa noche estás especialmente motivado, te encantará. Si ese tipo de música no te entusiasma, puede que te hartes y no aguantes hasta el cierre, ya que la banda sonora acabará martilleándote la cabeza.
En cualquier caso, Taboo es una apuesta segura, siempre lleno y con sus puertas abiertas para que, en vez de a las cuatro, la cama te reciba a las siete.

En el Taboo estuve una vez de concierto. Una amiga mía salía con un chico que tocaba en un grupo y nos invitaron a su concierto en el Taboo. El sitio me encantó: amplio, una decoración súper chula entre hippie-​moderna, muy ecléptico.
La gente del local fue majísima con nosotras, disfruté mucho, se agradecen sitios así tan grandes y con gente tan maja.

Cualquiera que me conozca sabrá que me pasé año y medio sin querer ir de fiesta a otro lugar que no fuera Taboo. ¿Por qué? Porque, de todo Malasaña, es el que más tarde cierra; porque la gente que va siempre está de un buen rollo increíble; porque siempre hay un músico –saxo, timbales o guitarra eléctrica– que se complementa en directo con las sesiones de break-​beat del pinchadiscos de turno.
Como anécdota, decir que en Taboo se grabó el videoclip ‘Cada dos minutos’ de la banda pijopunk ‘Despistaos’, en el que colabora también Kutxi Romero, vocalista de Marea.
La entrada vale diez euros y es mejor ir a una hora prudencial, entorno a las dos de la mañana, si uno no quiere hacer cola (puedes estar esperando media hora, tranquilamente, aunque puedes tomarte una lata de los chinos para no aburrirte). También hacen conciertos a primera hora. Inolvidable Taboo.

Una pequeña sala en el corazón de Malasaña. Es un local muy acogedor. Otros dirían que es una sala ‘coqueta’.