Andalsur

We had a «wish list» of places to visit while in Andalucia. Walking from the Alcazar to the hotel, we saw the entire list in the Andalsur window. Neither my wife nor i are tour group people, but with the complexity of a visit to Alhambra, we decided to try this one. I went in the shop, asked Maria «Habla Ingles?» She answered «Of course». We signed up for the tour for the following Sunday. The bus (15 passenger, but only 10 occupants) picked us up at our hotel, stopped for breakfast about halfway to Granada, then connected us to the tour guide at the front gate of the Alhambra.
The guide spoke excellent British English, and took us through the Alhambra, then took us through the Generalife Gardens (Alhambra’s kitchen garden), then dropped us off at the tour bus. We did supper in Granada as part of an add-​on tour of Granada’s Moslem district.
The bus stopped at the same restaurant on the way back to Sevilla, and dropped us off at the hotel.
We had planned to go to Jerez and Ronda, but decided that we didn’t have the time for those tours.
This tour was more than we would have paid to do the pieces discretely, but it my Spanish is weak, and my wife’s is non-​existant. The premium to Andalsur was worth the money. To do this ourselves, we would have to book the bus to Granada, the city bus to Alhambra, the admission tickets, and the tour guide. Working with Maria was definitely the happy choice. With more time, we would have done other tours with them.

Los padres de mi amiga Robyn venían desde Kansas City y los señores se empeñaron en hacer una excursión a Cádiz, y no les debí inspirar mucha confianza puesto que me ofrecí y no lo aceptaron, pero la realidad es que me conozco «Cai» mejor que facultad en la que estudio.

El caso es que busqué y encontré una agencia de excursiones, he aquí Andalsur Excursiones (la misma que City Tour Alhambra Viajes, Andalsur Excursiones es el nombre que recibe su sucursal en Sevilla).
Les conseguí la reserva tan bien pintada por ésta empresa de excursiones, en éste caso a Jérez y Cádiz.
En Jérez vimos unas bodegas y el espectáculo de caballos que ofrecían, el cual no tiene desperdicio. Pero eso sólo fue –y menos mal– lo mejor del día.

Fuimos en un microbús con un conductor que sólo balbuceó escasas palabrotas al resto de conductores en la carretera y que no sabemos todavía el porqué no se sabía el camino (estuvimos cerca de media hora dando vueltas hasta encontrar la famosa bodega). Lo que nos restó tiempo en la visita y nos faltó para llegar al espectáculo de caballos.
Menos mal que la guía se la veía competente y corrió con unos zuecos –temiendo por ella– lo más que pudo para avisar que llegaríamos (el espectáculo una vez que comienza se cierran las puertas y nadie entra ni sale).
Salimos con buen sabor de boca –alguno que otro se lo dejó por el caminito de Jérez– del baile ecuestre hasta que nos paró la policía por recogernos el microbús en mal sitio –se nota que al chófer le importaba su función– además de llamarle la atención al conductor por no llevar la placa de Servicio Público (S.P).
Tras el pequeño susto nos conducían a Cádiz para comer allí el tan esperado «pescaito frito». Llegamos sí, pero nos soltaron en una explanada entre el monumento a La Pepa y el puerto, sin mapas ni recomendaciones ¡y tan sólo con una hora para comer! Esto por el módico precio de ¡105 euros per capita! (No estaba incluida la comida).

Menos mal que Cádiz es pequeñita y agradecida. Y mis invitados unos soles. Pero se fueron sin saber que el tren ida y vuelta a Cádiz son unos 25 euros, la entrada a la bodega 15 euros per capita y el espectáculo ecuestre 20 euros per capita…¿unos 50 euros menos por persona? Cómo quedé yo con mis visitantes y mi amiga…¡no tiene precio!