Mercado de Feria

Pasaba muy a menudo por este mercado pero no fue hasta que un buen amigo me propuso de ir cuando descubrí esta magnífico lugar.
En primer lugar señalar el enclave en el que se encuentra el edificio que es inmejorable al lado de la alameda de Hércules y de la iglesia de la calle feria. En segundo reseñar el valor histórico del edificio muy bien conservado y cuidado da gusto callejear por su laberíntica estructura que ha sido muy bien conservada.
Dentro de el nos encontramos todo tipo de puestos de alimentación con genero de buena calidad, muchísimo pescado, carnes, chacinas, quesos… y varios como una floristería o una pequeña ferretería. Caminar entre los puestos y ver la fruta y oler los diferentes olores es una sensación realmente agradable.
Destacar también que la parte posterior ha sufrido un lavado de cara y entre los platos típicos destacan un mexicano y un japones que compiten con los locales tradicionales de toda la vida como La Cantina a la que recomiendo ir ya que es toda una experiencia.
En resumen es uno de los mejores mercados en el que podrás encontrar casi de todo y en el que además tienes opciones muy interesantes para comer en él (el precio de una tapa + bebida es de 3,50) seguramente me puedas encontrar en el tanto como comprando como comiendo y es que el mercado de feria se disfruta en todos los sentidos!

This market reminds me of the Greenwich Village Sunday markets but it is way more bizarre. It is a «locals only» event as you won’t see tourists here and an amazing way to get intimate understanding of how people in Seville live, where they shop and eat. It is not high end but local arts are available and personal memory keep sakes are guarantied. It was really interesting a great way to spend an hour or two outside the hub of tourist based options available in the city.

#LunesDeReseña
Me encanta este mercado, para mí tiene un algo especial, quizás sea por su entorno, por la gente que lo frecuenta, por sus mercaderes o por mis ratos vividos por allí. La verdad que puedes encontrar, entre sus diferentes puestos, diversidad de productos y de gran calidad, y aunque los precios no sean especialmente económicos, la verdad es que el valor de tu compra está garantizada.
Ya está muy extendido el poder tomarte algo en los mercados y degustar sus productos, pero este mercado, para mi gusto, tiene uno de los mejores espacios dedicados a ello, una pequeña abertura lateral que forman entre el mercado y la Iglesia, y que lo hacen tan apetecible (sobre todo el verano porque hacen descender notablemente los altos grados sevillanos) que pondrán muy difícil el querer abandonarlo.
En la plaza trasera del mercado suelen acumularse gran cantidad de grupos de personas, bebiendo cervezas y degustando productos de algunos puestos del mercado que los sirven para ellos. Los precios suelen ser muy económicos y el ambiente (muy alternativo) es inmejorable.
He pasado muchas horas sentada en las escaleras de la iglesia «arreglando el mundo» cerveza en mano y con excelente compañía y os animo a que probéis este plan porque el buen rato está asegurado.

Este mercado tiene un encanto especial.
En plena calle Feria, el mercado de paredes blancas contrasta con los colores de las floristerías o fruterías de la zona.
Es un buen sitio para realizar la compra y tomarte una cañita con unos chicharrones de Cádiz.

In short: yes. You should go here. It’s your one-​stop shopping for fruits, veggies, meat, and fish. And: there’s a bakery in there (Mama Ines) on the Pitacasso side which is adjacent to, yes, an ice cream store. So really, you can cover all food groups with just a short trip to Mercado de la Calle Feria.

En mitade de esta emblemática calle sevillana con el mismo nombre se levanta este magnífico mercado con sus muchos puestos de alimentación. Se trata de uno de los edificios de servicios más antiguo de Sevilla y consta de 2 partes diferenciadas por una calle interior. En su interior puedes encontrar gran variedad de artículos de alimentación, entre los que destacan la fruta y verdura, el pescado y la carne.
Si estás cansado de tanta compra, puedes tomarte una cervecita en alguno de sus barecitos del edificio así como si quieres ir a desayunar puedes tomarte unos buenos churros en un puestecillo que da a la misma calle feria. El día grande para ir al mercado es el sábado.
Buen mercado con gran solera en el centro de Sevilla.

El mercado de Feria conserva los olores, colores y sabores de antiguamente. Pasear por allí a medio día entre sus puestos abigarrados y su vario pinto público es todo un viaje hacia las profundidades de la Sevilla de Barrio. Dentro, y abrigado por los muros de una construcción mudéjar, un puesto de pescado fresco hace las delicias de sus clientes. Raciones del famoso adobo, chocos fritos, huevas, pulpos y la ensaladilla de toda la vida son las especialidades de un establecimiento que peca de desorden y poca higiene, pero destaca en calidad de sus productos y un ambiente desenfadado y muy mediterráneo. Un lugar para impresionar a los amigos que visitan la ciudad. Un consejo: si se va en fin de semana hay que llegar temprano porque suele llenarse.

Junto al Omnium Sanctorum (siempre me ha gustado el nombre en latín de esta iglesia), en pleno corazón de la calle Feria (una de las calles más emblemáticas de Sevilla), tenemos este mercado antiguo. Carnicerías, pescaderías y fruterías de toda la vida, se mezclan con algún puesto con género ecológico o de otra índole donde incluso puedes comprar jabones y esencias naturales. Suele estar muy ambientado durante la mañana, como toda la calle Feria y si hace buen día (cosa fácil en Sevilla), los parroquianos (y no me refiero a los de la iglesia de al lado) se congregan en el mercado y alrededores, botellín en mano, para celebrar el solete. Un mercado de toda la vida, con solera y alegría.

Si vas paseando por la calle Feria y pasas cerca del Mercado no dejes de visitar la Cantina.
Tal vez hace unos años era aún más peculiar y autentico ya que el dueño y la camarera («la Mari») eran bastantes frikis y eso otorgaba aun más singularidad al lugar.
Ahora lo llevan una cuadrilla de gente joven que probablemente vio que allí «había negocio», pero son muy simpáticos y la filosofía prácticamente sigue siendo la misma: te llaman a gritos cuando está listo tu pedido, bullicio en la barra, cuentas apuntadas en los azulejos a rotulador con tu nombre o si no te han preguntado tu nombre algo que te describa (por ejemplo: «el de la gorra»).
El viernes a medio día se pone petado y el ambiente es inmejorable, gente muy mezclada y todos con muchas ganas de fin de semana. Sardinas, gambones, salmonetes, atún, chocos… todo está bastante rico y acabado de coger del mercado.
Si prefieres tranquilidad debes ir entre semana te pierdes el ambientazo; pero te aseguras una mesita. También se desayuna muy bien. El pan está muy rico y hay distintas variedades.
La terraza es super peculiar, en dos alturas y junto a un muro mudéjar de piedra tallada de la Iglesia de Omnium Sanctorum. Allí se respira pasado y presente al mismo tiempo.
En invierno ponen estufas.
Particularmente me encanta ir.
Está bastante bien de precio con respecto a su calidad; pero no te extrañes si te acabas sentando a comer en un escalón: «a donde fueres haz lo que vieres».

Es mi mercado favorito de Sevilla, no me pilla bien, pero como en él encuentro los productos que busco a un precio razonable y me gusta pasear por su calle viendo a la gente comprar (tiene un encanto especial) suelo pasarme con bastante frecuencia. Me gusta porque conserva la frescura y vida de barrio. Aunque le han lavado la cara, sigue teniendo ese rollo antiguo, parece ser que lleva ya dos siglos aqui, aunque la estructura que vemos es mas de finales del XIX.
En este momento, he cambiado mis hábitos alimenticios, he eliminado prácticamente la carne de mi dieta, y he comenzado a consumir mucha más verdura y legumbres. En este mercado encuentro la calidad que busco.
Nunca me comería un tomate comprado en Mercadona.

Es verdad que el mercado de la calle feria no pasa por ser uno de los mas baratos, ni el del género con mas calidad, pero si que es un mercado muy especial, por lo bonito que es, por el ambiente especial que allí se respira y por lo que representa.
La cantina es el sitio para reunirse después de hacer las compras y tomarse una cerveza acompañada de «pescaito». Siempre llena, seguro que encuentras alguna esquinita en la que acomodarte.
También puedes optar por comprarte un botellín barato en uno de los puestos de alimentación y tomártelo al solecito de la animada plaza trasera junto con un papelón de chacinas
Mención aparte merecen los chicharrones, al loro que se acaban pronto, de una de las calles exteriores, ¡sólo aptos para estómagos fuertes¡

Siempre que puedo intento hacer mi compra en mercados de abastos en lugar de supermercados. Favorecer las economías familiares y locales y los circuitos cortos de producción y distribución, frente a las grandes cadenas que utilizan su envergadura para abaratar los costes de productos que vienen del otro lado del mundo y consumen toneladas de petróleo, es una de las razones. Pero también lo son la proximidad, el que resulta mucho más gustoso conocer a quien te proporciona los alimentos y poco a poco va sabiendo de tus preferencias, entablar conversación con quienes esperas tu turno,… esas cosas hacen calidad de vida, en mi opinión.
Uno de los mercados que hay que conocer en Sevilla es el de la calle Feria. Por su encanto y antigüedad –el edificio es del s. XVIII aunque se desarrolló como se conserva hoy en el XIX, es el mercado más antiguo de la ciudad– y también por su animación: el vecindario sigue acudiendo a él en gran medida, especialmente los viernes y sábados. Sus precios no son los más baratos de Sevilla, y podrás encontrar mejor pescado, seguramente, en el mercado de Triana o en el de la Encarnación, pero pasear entre puestos y la diversidad de gente que habita esta zona, evitar los plásticos que envuelven la verdura en los súper o poder comprar pasta casera, vegetales típicos de Latinoamérica, ecológicos, flores, un buen vino recomendado o un queso especial, en esa mezcla de lo popular y lo especializado, no tiene precio.
El edificio está compuesto por dos naves partidas por una calle y el armazón del techo y sus columnas son de hierro. Además, lo han reformado recientemente y ahora tiene mucho mejor aspecto que en épocas pasadas.
Uno de los mayores atractivos de ir a este mercado es su estupenda Cantina. En verano, es uno de los lugares más frescos del barrio para estar en la calle en las imposibles horas del medio día. Limita con un grueso muro de piedra con la Iglesia de Omnium Sanctorum, lo que le proporciona una sombra estupenda. Y el pescado que sirven, de temporada y en tapas como el atún encebollado, los típicos chocos fritos, salmonetes, sardinas, navajas o boquerones, acompañados en verano de los muy sevillanos pimientos fritos, es siempre de estupenda calidad, además de económico. También puedes optar por aliños varios de patatas, pimientos, etc. Un lujo por la relación calidad-​precio y por la situación y el ambiente que se genera.