Punto de Encuentro

Lo de ir a este bar ha sido por empeño, más que otra cosa. Se trata de un pequeño local donde una señora, que nunca conseguía encontrar, sirve comida boliviana a sus paisanos de la Macarena. Muy modesto y montado apenas con una barra y dos o tres mesas de velador con sus respectivas sillas, si pasas por su puerta a lo mejor ni te das cuenta de que es un pequeño restaurante, porque no tiene cartel ni luminoso.
El caso es que yo iba una y otra vez, porque me gustan los sitios así de auténticos y que ofrecen soluciones a quienes no pueden ir a otro lado, y claro, por probar su comida boliviana, pero la señora que cocina nunca estaba. Su marido me decía que aprovechaba «el ratito para ir al médico». Así una y otra vez. Hasta que ayer la encontré por allí. Pero no es muy comunicativa, apenas pude enterarme de los platos que prepara, aunque vi una especie de arepas sobre el mostrador, y de sus horarios, que como estaréis deduciendo, son bastante irregulares.
Pero había gente comiendo. Y pude leer que preparan zumos naturales y tramitan «encomiendas para Bolivia», como muchos otros negocios del barrio. Otro día que pase con más hambre me quedaré a degustar las viandas de esta señora. Si no ha ido al médico.