Bocatame

Fuimos a cenar un grupo de 12 personas bastante tarde. Nos atendieron sin problemas. Aunque es una bocatería, la decoración es bastante moderna. Cenamos unas pocas tapas y un bocadillo cada uno. La variedad de tapas está bastante bien. Pedimos unas croquetas variadas, unas ensaladas, las bravas son bastante buenas (sobre todo la salsa), y cada uno un bocadillo, hamburguesa o rolling (rollo).
Yo me pedí el rolling de pollo con aguacate, y la verdad es que me encantó. Los bocadillos tenían muy buena pinta también. Una de las cosas que más me gustó fue que tienes la opción de pedir pan de centeno, normal, o pan celiaco (por 1 € más). Tienen postres caseros tipo tarta de queso o de chocolate, que no probé pero decían que estaba muy buena.
Un cartel reza en la puerta, que tienen la mejor terraza de Valencia y, en cierto modo, algo de razón tienen. Disponen de una terraza interior la mar de apañá.
Si no te pasas con las tapas y estás atento a los precios, la cena no ha de salirte cara. En nuestro caso no fue así y se nos fue a unos 20 € por cabeza.

Fui de cena de grupo y la verdad es que por el precio la cena estuvo bien. Los entrantes psé, pero los bocatas, muy llenos y todos bastante sabrosos! A destacar el de pechuga con queso brie. Barra libre por 15 €!

Buen ambiente y equipo de camareros simpáticos y rápidos. Buen menú y exquisitos bocatas.

El millor lloc del barri en relació qualitat preu. Bön servei i una gent fantàstica. El rolling de falafel i l’hamburguesa amb rúcula i parmesà són de 10.

Hacia tiempo que no me acercaba por Bocátame, todo un clásico en la bocatería valenciana. Y debo decir que tras estos años lo he encontrado mejorado.
La materia prima, estupendos bocatas, sigue siendo la misma. Algún cambio en la carta, diría yo, para introducir nuevas recetas. Mantiene la opción de pan normal o de centeno. También es posible comer ensaladas, sandwiches o hamburguesas (una concesión a la modernidad, supongo, pero con una pinta estupenda).
Para mi gusto hay bocaterías con bocadillos más originales, pero aquí se cena bien.
Las mejoras: en la carta hay tapas interesantes, algo en lo que usualmente había flojeado. Y el local se notaba remozado, pintado y con los muebles cambiados.
Una buena bocatería ya clásica que no baja la guardia y procura mantener o mejorar el local y la carta.

Rico en bocatas como su propio nombre. La verdad es que lo conocí hace años y siempre hago una visita de rigor. El local tiene dos ambientes uno interior y el otro es una terraza que está muy bien y siempre está llena en Verano.
Para mi el local tiene sobre todo dos ingredientes que lo hacen especial. El primero es su sangría. Es una de las mejores que he probado y al final siempre tendemos a pedir más de una jarra porque triunfa siempre.
El segundo ingrediente, por supuesto, son sus bocadillos. Hay una gran variedad y os recomiendo sobre todo que los acompañéis con el pan de centeno.
Eso sí, la carta fuera de sus bocadillos no tiene mucha variedad. Tiene un par de ensaladas y también unos postres. Desde mi punto de vista, es un bar sobre todo para bocadillos pero nunca para tapas. No está nada mal de precio y además partes de la zona, que está justo al lado del Carmen.
Algunos consejillos para primerizos. Lo primero reservad siempre, si no, lo vais a tener bastante complicado para poder cenar. Lo segundo, paciencia. La gran mayoría de veces, siempre están desbordados y tardan un poco entre plato y plato.
La última vez que fui un grupo de chicas organizaba una fiesta de despedida de soltera… ya os podéis imaginar el resto. (Pero no tenía nada que ver conmigo). En definitiva, unos bocadillos tremendos a un precio asequible y con una buena jarra de sangría.

La primera vez que fui al Bocátame fue hace muchos años, y la verdad que tenía un buen recuerdo, que se ha borrado después de la última experiencia.
Era mi cumpleaños, y como queríamos salir por el Carmen, buscaba el típico bar de tapas y bocatas, y me acordé de este local, que queda cerca del barrio.
Los bocatas están buenos, y son originales porque puedes elegir pan blanco o pan negro (de centeno). Sin embargo, las tapas son muy poco variadas, no hay patatas bravas por ejemplo (un must!), así que pedimos unas tablas de jamón y queso y unas jarras de sangría para esperar a los bocatas.
Bueno, la espera fue tan larga que hizo que pidiéramos otra ronda de jarras de sangría, y otra, y otra, y ya había pasado más de una hora y los bocatas brillaban por su ausencia. Al final, una hora y media después, conseguimos acabar de cenar. No pedimos postres ni nada porque después de dos horas y pico ahí lo único que queríamos era salir y cambiar de aires.
No sé si se olvidaron de nosotros porque estábamos en la terraza interior, o qué les pasó ese día o si es algo normal o algo que ocurrió excepcionalmente, pero no creo que vuelva para comprobarlo.

Desde luego que el nombre del local no pretende engañar a nadie. Hace ya años, en mis tiempos mozos ya existía, que sigue funcionando esta bocatería. Y lo hace por una sencilla razón: la calidad de sus ingredientes. Muy aconsejable que los acompañes con pan de centeno. Brutal!!!
Muchos amigos han celebrado allí su cumpleaños y desde luego que hemos cenado bien. No hay nada como un buen bocata a un precio más que asequible. Si está muy lleno (algo habitual viernes y sábado noche) y eres escrupuloso, seguramente te molestará el ruido.
Además, tiene una pequeña terraza interior, que hace más íntima la cena de grupo.