La Pilareta

Como siempre es una gozada comer aquí con la variedad de tapas servidas a partir de la tradicional griterío a cocina para que lo vayan preparando.
Los calamares rebozados son buenísimos y el ambiente muy cuidado. El servicio típico de la época que representa.

Cramped, earthy La Pilareta is great for hearty tapas and clóchinas (small, juicy local mussels), available between May and August. For the rest of the year it serves mejillones (mussels), altogether fatter if less tasty. Ask for an entero, a platterful in a spicy broth that you scoop up with a spare shell. At the bar, etiquette demands that you dump your empty shells in the plastic trough at your feet.

Nous sommes arrivés à 6 en début de rush et le serveur nous a proposé la table en arrière salle devant les cuisine! L’ambiance est fabuleuse et les plats aussi. Rien avoir avec les restos touristique du quartier! À faire et à refaire…

This place was awesome. If you stand at the bar you chuck your mussel shells on the floor. The waiter was so friendly, the portions were big and relatively inexpensive so great bang for your buck. And the Arnadi, a pumpkin mousse desert, was AMAZING. Must have!

This restaurant had quick service. It’s nice to sit outside in the evening. The food wasn’t that great as all the reviewers are saying. Don’t get the calamari. It’s too rubbery. The sangria was nice and light to drink, but it was in a bottle and they didn’t make it from scratch like other restaurants.

Hace un par de años una amiga francesa me llevó a La Pilareta. Yo, recién llegada a Valencia, no tenía idea de donde estaría. Sería una pasada rápida, me dijo que tenían unos estupendos mejillones y que me encantaría estar allí. Después de una botella de vino y otros platos (todos buenos, pero realmente no me acuerdo cuales), me fue con la sensación de haber estar en unos rincones de películas españolas antiguas que yo veía con mis padres.
Fue cuando en la semana pasada volví con otro amigo sin acordarme que ya había estado allí. Nos pedimos el mismo plato, ahora en la barra del bar, disputando un espacio con los camareros que pasan gritando los platos al pié de tu oído jaja
Es un lugar de mucha historia, casi centenario.
Sitio muy chulo, original, com unos mejillones que pican a su punto ideal y es muy peculiar.
Lo recomiendo, esta ubicado cerquita al Bolsería en el Carmen.

Cada vez que me pierdo por el Centro tengo acabar aquí para tomar sus calamares, cochinas, papas bravas y no olvidemos los montaditos. Todo delicioso

Anoche fui a cenar, como tantas otras desde hace unos años, y la relación calidad precio se mantiene.
Ir a la Pilareta es como trasladarse al Madrid de los Austrias sin tirar de AVE. Es un regresar al tapeo del sota, caballo y rey.
Me gustan sus bravas y sus calamares, pero no entiendo que tengas que pedir la opción de limón o mayonesa a posteriori.
Por otro lado no deja de ser un misterio que la ración de calamares valga solo un euro más que las bravas. A mejorar carta y precio de los vinos. Un rosado Navarro a unos 9 euritos no estaría nada mal. El vino Pazo a 11 es algo caro para las comodidades que ofrece el local.
Un saludo desde aqui a Jaime dueño y señor de los turnos de mesa
PD: Ojo en Fallas tienen otra carta con subida de precios!!!

Este finde lo pase en Valencia, y me llevaron a conocer este sitio tan pintoresco, aunk es muy pequeño, es un lugar agradable, las clochinas riquísimas, el trato de los camareros muy bueno, y lo mejor como cantan las comandas!!! ademas un sitio con 100 años de recorrido, si vais a valencia ya saben x donde deben pasar,

Ich vergebe 4 Sterne, weil La Pilareta einfach ein Muss ist — eine steinalte Bar mit steinaltem Tresen, gekachelten Wänden und traditionellem Ambiente.
Hier schleppe ich alle hin, die mich besuchen und auf der Suche nach einer typischen Tapas-​Bar sind — keiner meiner Freunde aus Deutschland reist aus Valencia ab, ohne in diesem Lokal gewesen zu sein! Und bisher waren sie alle sehr zufrieden mit dem Essen und der Stimmung dort…
Ich muss zugeben, dass ich ein paar Jahre lang überhaupt nicht wusste, wie die Bar wirklich heißt., denn viele Leute hier nennen die einfach «El Bar de las clotxinas» — «die Miesmuschel-​Kneipe». Daher kam es sogar dazu, dass spanische Freunde mir eine Riesenfreude machen und eine typische Bar zeigen wollten — «La Pilareta», kannte ich ja noch nicht… bis wir dann ankamen und ich laut rief: «Ahhhhh, die Miesmuschel-​Bar!»
Hier ist es häufig so voll (gerade zu den spanischen Essenszeiten), dass man erst einmal keinen Tisch bekommt und draußen ein Bier trinkt, während man wartet, dass die zugeteilte Nummer aufgerufen wird (wer Glück hat, findet Platz am Tresen, und wer es auf die spanische Art versuchen will, bleibt am besten gleich am Tresen stehen, um dort zu essen (die Plastikcontainer am Boden sind dazu da, damit die stehenden Gäste die Muschelschalen direkt entsorgen können und den Abfall nicht auf die Teller türmen).
Womit wir bei DEM Gericht wären: Miesmuscheln, hier stets mit einer leicht pikanten Paprikabrühe serviert — der Hit!
Außerdem gibt es zahlreiche Tapas — gegrilltes Gemüse, Fleisch, Tintenfisch, Brothäppchen mit verschiedenen Belägen, Pilze mit Knoblauch, dicke Bohnen mit Minze… ich habe noch nichts probiert, was mir nicht geschmeckt hätte.
Einfach mal ausprobieren!
Und nicht erschrecken, wenn die Kellner die Bestellungen der Gäste nicht in die Küche bringen, sondern brüllen — das ist in dieser Kneipe ganz normal :)
Dreiiiiii Portionen Muschellllllnnnn!!!

Una estrella porque no hay menos… me ha tocado levantarme e irme sin probar bocado.
No habian clochinas ni sépia troceada, no hacen medias raciones de nada si vas solo… en fin una mala experiencia, a nadie le gusta levantarse de ningún sitio sin probar bocado

Un bar con mucha historia y a la antigua. Perfecto para los amantes de los mejillones o clochinas (sino hay de temporada te avisan)… Es un poco caro, pero ideal para llevar a gente que viene de visita a la ciudad

Hace no mucho estuve en La Pilareta. Como foránea, una amiga mía de Valencia me llevó y quedé encantada.
Es un bar con más de 100 años, chiquitín y con mucho encanto porque apenas lo han renovado. Nos sentamos dentro en unas mesas muy chiquitucas pero muy de verdad.
La carta no es demasiado elaborada, pero yo lo prefiero así. Además tampoco es caro. Pedimos unos mejillones (que si eres del norte como yo no te parecerán gran cosa) pero sí pedimos unas brabas exquisitas y, sobre todo, algo que recomendaría mil veces, es la parrilla de verduras: enorme, con aceite de oliva y muy muy rica. Me encantó.
Para beber, como no podía ser de otro modo, pedimos «vino turbio», que es un vino blanco gallego no demasiado bueno pero muy rico y que por Valencia por lo visto hay muchos lugares que lo dan.
En definitiva, la experiencia fue genial. Aunque si digo cosas negativas podrían ser:
1. Hay que reservar, siempre está llenísmo.
2. En Fallas cambian la carta (a peor, por ejemplo no hay verduras a la plancha ni muchas otras cosas)
3. Siempre tienen prisa si hay mucha gente (por que te vayas)
Eso sí, merece la pena la experiencia!

La Pilareta es uno de esos bares con solera donde los haya.
Largo y pequeñito, en sus paredes hay numerosos recortes de prensa donde refieran la cantidad de clòtxines que han llegado a servir en un día, aunque no te extrañe que alguna vez que las pidas no las tengan.
Rara vez encontrarás mesa libre, por lo que evita las horas punta.

Very popular, great atmosphere, great service and the best sea food I have had in Valencia. What is not to like?
I observed a few tourists turning in the door when they saw it was full. They had no idea what they were missing. If it is full, just wait by the bar and have a glass of wine. Or do as the locals: have mussels while standing, throwing the shells in the baskets on the floor. Very «authentic» experience.
Also goes by the name of Bar Pilar. Btw, the names of the street changes quite rapidly, so using a GPS is well advised :-)

Este es el ejemplo mas vivo de lo cutres que podemos llegar a ser en esta ciudad. No digo que el sitio no tenga historia, que la tiene, pero demasiada. Barucho lógobre, guarro y con una atención cateta a más no poder. Si tenéis que vaciar la vejiga, llevaos un casco para no romperos la crisma. Las «famosas» clóchinas son una cagada superlativa que te sirven en su salsa supersecretísima que te cagas: un lixiviado menstrual con sabor a pis de gato (pues si, lo he probado …) y lleno de pimentón picante que le quitaría el sabor hasta a un sorete. Las clóchinas, hervidas entre 27 y 28 horas la semana anterior, son como los callos de los pies de un miliciano argelino condenado a trabajos forzados. Ah si! Se me olvidaba, aquí, cuando pides una cañà la llaman «Pilar». «Pooooonme un Pilar». ¡Qué depresión, cuanta caspa! Las cañas suelen estar calientes, inyectadas de gas a tope y servidas en dosis homeopáticas. Las «bravas» las han refrito tantas veces que son un engrudo nauseabundo de patatas y aceite cubierto de «allioli» que parece esperma de camello. La ensaladilla rusa, mejor la llamaría ensaladilla china, por el «característico» color amarillo. Llevad aquí a los turistas, les encantará conocer nuestras «mejores» especialidades.

La Pilareta lo conocí mediante Unilocal,comprobando que era un bar de los que más puntuación tenían a la hora de tapear. Fui con las expectativas muy altas y, la verdad, me defraudó un poco.
El bar en sí es pequeño, es alargado y estrecho. No hay más de 5 ó 6 mesas pequeñas dentro donde sentarse. El resto de gente, en barra. La decoración tiene su encanto, un aire retro.
Por lo que leí, la Pilareta es famosa por sus clochinas al vapor. Nada más entrar en el bar ves debajo de la barra cajones llenos de clochinas. A mí personalmente no me entusiasmaron. Estaban buenas, pero vamos, no para tirar cohetes. La sepia plancha que nos pusieron sí que estaba realmente buena, pero las bravas estaban recalentadas :-(
El precio fue aceptable, normal para un bar de tapeo.
Resumiendo: el bar está bien, me creí unas expectativas muy altas que no alcanzó y tal vez fue ese el problema. Es como cuando te hablan de una peli que es fantástica y a ti ni fu ni fa.

Histórico bar de tapas. Imprescindible comer aquí si pasas o vives en Valencia, es todo un espectáculo, tanto por el ambiente que crean los camareros como por la comida que te ofrecen. Muy típico de aquí las clóchinas valencianas.

According to my friends, this is where you go for Valencian mussels. I enjoy staying with people like this. They are proud of their city, its culture, and cuisine. This is how to travel. We enjoyed a variety of tostas (longaniza, choriza y morcilla) and a hearty helping of clochinas with sliced bread to soak up the broth. Another satisfying meal in Valencia!

Je sais, je né donne quasiment que des 5*.
Et je le pense à chaque fois. Un oncle m’a fait découvrir cet endroit il y a quelques années, pendant un tour de la ville et des bars qu’il affectionne.
Celui là est dans le quartier de la Bolseria, un endroit rempli d’étudiants, de touristes et d’espagnols. Difficile de trouver autre chose que des bars à touristes, remplis avec des rabatteurs qui sillonnent les rues.
C’est pourtant possible si on se rend dans ce petit resto magique. Vous pourrez y manger une cuisine authentique, et leur spécialité de moules épicées. Né vous étonnez pas si vous voyez des gens manger au bar et jeter à leurs pieds les coquilles parterre dans des boîtes. C’est fait pour.
Laissez vous guider par les serveurs pour le vin, ils sauront vous contenter :)
Et né sursautez pas si ces derniers crient votre commande, c’est un peu l’attraction.
Si vous êtes plus de 4 ou 5, allez y avant le rush sinon vos né pourrez pas vous assoir, c’est un tout petit bar :)

Por suerte cogimos la última mesa, fuera en la terraza.
Como no somos de la tierra, nos dejamos aconsejar por una compañera de trabajo Valenciana en la búsqueda de un local tradicional y con encanto en el Carmen.
La cena fué típica, clóchinas (como mejillones) un poco picantes, sepia a la plancha, y algunas otras tapas.
El servicio por parte del camarero fue muy atento. Cenar fuera tiene su encanto, pero el local al menos bien merece una visita para cotillear, aunque sea con la disculpa de ir al baño.
De precio medio.

No pude probar las clóchinas de las que tan bien hablan, fui fuera de temporada y me lo advirtieron, cosa que agradecí. Como sugerencia me propusieron sustituir la clóchinas por mejilloncitos valencianos así que preferí darme el gustazo de unas bravas y una sepia.
La decoración del sitio me parece genial: art dèco y sus líneas rectas en la barra, las estanterías y, sobre todo, las preciosas lámparas de latón dorado. Esto, mezclado con ese azulejerío blanco y negro en zig-​zag y la madera omnipresente hacen de este espacio una maravilla en la que tomarte tus raciones o el café de media mañana.
Pero me dejo lo más entrañable para el final, el modo en el que los camareros lanzan las comandas ¡declamando a voz en grito! Mira que he oído formas y maneras de pedir comandas a la cocina… y esta entra al podio de las más originales. Me gusta, el día que cambien a una PDA… mira, no quiero ni imaginármelo. Es cierto que así no te llevas susto pero, claro, no es lo mismo.

El paraíso de las clóchinas!!! La singularidad de este pequeño y entrañable bar radica en su ancestral decoración. No creo que haya habido cambios en los últimos 50 años. Pero, posiblemente, ahí radica su gran éxito. Si no eres asquerosillo, tirar la cáscara de las clóchinas en unas cajas que hay en el suelo puede resultar de lo más!!!
Sitio de gran tradición familiar, preparan unos excelentes vermús. Siempre que me visita algún amig@ le llevo a probar las clóchinas. Buen tapeo en general, bravas, clóchinas y habas son mi debilidad.

Uno de los bares de tapas (por no decir el que más) más típicos de Valencia. La Pilareta lleva en la esquina de la plaza del Tossal desde principios del siglo XX, y se nota, en la decoración sobre todo. También conocido como «la casa de las clóchinas», La Pilareta es especial porque tiene ese aire de taberna antigua, en la que sus camareros siguen cantando las tapas.
Evidentemente, es obligado probar la tapa de clóchinas de este bar, pero también recomiendo los calamares a la romana, las habas y sobre todo los pepitos de pisto.
Mesitas hay pocas e igual tienes que coger número para comer o cenar, a no ser que quieras estar en la barra, que es bastante larga.
Un lugar obligado para las visitas que vengan a Valencia, La Pilareta es una institución.

Es uno de mis bares restaurantes de tapas preferidos de Valencia.
Siempre que paso por el Carmen intento hacer allí una paradita. ¿A quién no le apetece unas clochinas (más pequeñitas y sabrosas que el mejillón) o unas habas picantes casi a cualquier hora del día?
Al entrar te encontrarás un local alargado y estrecho con una decoración de tasca de principios del XX. Justo debajo de su larga barra hay unos cubos
para las sobras de su plato estrella: las famosas clóchinas.
Hay muy pocas mesas donde mal caben como mucho 4 personas, pero la barra hace su papel.
Además tienen un pequeño reservado con una mesa grande para algún grupo más grande, sólo uno.
Además de las clóchinas y las habas, destacaríà la sepia o las bravas. ¡Buenísimas!
Si ya has terminado de tapear como un señor, sales y a disfrutar del impresionante barrio del Carmen.

Recomendable para tomar alguna tapa en un local centenario de Ciutat Vella.
Clòxines como ración estrella, pero los precios se les han disparado además de perder su encanto tradicional, cosa por otro lado, difícil de encontrar en València

Bar-​restaurante situado en el barrio del Carmen de Valencia.
Muy conocido por sus tapas de primera: bravas, clochinas, habas, calamares buenas cantidades y excelente calidades.
El servicio es de lo más majo, muy amables, y sobre todo muy rápidos al servirnos.
El local se queda pequeño para la gran clientela que tienen, por lo que es recomendable acudir a buena hora si no quieres quedarte sin mesa.
Los precios son bastante asequibles, buenas tapas o bocatas a buen precio.

También conocido como ‘La casa de las clóchinas’.
En pleno barrio del Carmen, al ladito de la plaza del Tossal, encontramos este bar con solera en la ciudad.
De techos altos, decoración antigua, una barra corrida a lo largo del local y las puertas con los marcos de madera. Sitio con encanto y regusto a otros tiempos.
La tapa estrella son las clóchinas (y cuando no es época, los mejillones), aunque merece la pena pedir también sus exquisitos montaditos variados o una tapa de pescaditos fritos, deliciosos.
Si te quieres sentar hay que pedir número a la entrada, aunque lo suyo es estar de pie tomándose unas cañas.
De precio no van mal, no son ni caros ni baratos, en un término medio, vamos.
Recomendada su visita, pero hay que llegar temprano para coger sitio. Siempre hay muchos turistas.