Los Picapiedra

Situado en plena calle Caballeros es un barecito que lleva muchísimos años sirviendo cervecitas y tapas. Y qué mejor que encontrarse con una oferta de quinto y tapa 1 € o tercio y tapa 2 €. La tapita que ofrecen es más que aceptable! bieeeen!
Los chicos que lo llevan ahora son los mismos que antes, pero sin sus «socios», por lo que estan haciendo esfuerzos por mejorar las cosas.
Las dos veces que hemos ido me ha encantado como nos han tratado y todo ha estado fenomenal, peeero me gustaría hacer constar que las dos veces el local estaba medio vacío y solo hemos tomado unas cervezas en la barra con los montadito gratis, habría que verlo lleno (que es bastante grande) en hora punta.
Pros:
— decoración muy original (me encantaaa el dinosaurio gigante!)
— la ubicación es genial
— ¹⁄₅ y tapa 1 €, ¹⁄₃ y tapa 2 €, quién da más?
Cons:
— no le vi ninguno
Volveré?
Sip, segurisimo!

Mi última experiencia en este local se resume en: llegamos, nos sentamos, estuvimos esperando media hora, no nos atendieron (ni se les veía intención de hacerlo), nos levantamos y nos fuimos. Mientras esperábamos estuvimos mirando cómo la camarera iba y venía por las mesas con platos equivocados y que acababan volviendo a la cocina. En fin que aunque el sistema me obligue a ponerle una, para mí se merece CERO estrellas en Unilocal.Sin embargo sería un cinco estrellas para Pesadilla en la Cocina!!! Vamos que necesitan a Chicote y al chef Ramsay juntos…

Una amiga me dijo… te voy a llevar a un antro… Pero vas a comer como dios! Y no me mintio! Es cierto que al principio choca encontrarse en un local asi, pero tiene su estilo! Su nombre lo dice!!! La comida exquisita, su seleccion de vinos de su propia bodega… Alucinante! 14 € nos costo a cada una ponernos como a nadie le importa! Ademas tuvimos suerte y no habia mucha gente, los propietarios son gente muy amable y la verdad es que da gusto con ellos!!! Iria 100 veces mas!

Pues el viernes 5 de julio estuvimos allí a cenar con unos amigos polacos y vegetarianos. Lo de ser vegetariano es un problema a no ser que vayas a locales específicos. No pensaba que fuera tan complicado encontrar una oferta lo suficientemente amplia para elegir.
Entramos en Los Picapiedra por nostalgia de aquellos años de porrones de cerveza y los humos de distintas procedencias que se concentraban en el piso de arriba, y porque en la puerta nos ofrecieron una amplia oferta de patés vegetales. Una vez sentados nos enteramos de que no les quedaba ninguno. Bravo.
A los compañeros vegetarianos les ofrecieron humus, ensalada con queso curado (en la que aparecieron unas anchoas, lo que hizo que uno de ellos decidiera ni probarla, puesto que llevaba pescado) y unas patatas con mayonesa hechas con sucedáneo de huevo, pero no huevo, según nos dijo la camarera más simpática del mundo. Se lo curró mucho, la verdad. Creo recordar que dijeron que se llamaba Tere. Miramos por curiosidad en Internet qué era ése sucedáneo que no llevaba huevo… pero el que encontramos sí que lleva huevo, aunque tratado. No lo dijimos a los vegetarianos porque, aunque el más crítico ni las probó, su compañera andaba disfrutándolas y no era cosa de amargarle la cena.
El resto nos atizamos jamoncito, chorizos, tostas de sobrasada y salchichón… para compensar. Hasta las once, según nos comentaron, tenían oferta de quinto y tapa a euro, así que para beber fuimos encadenando quintos que subían acompañados de su correspondiente nutrición. Incluso tras dar las once siguieron subiéndonos la tapa a precio de oferta. Muy bien por ese lado.
Estuvimos a gusto, la verdad. Y más aún cuando, al ir a pedir la cuenta, se me ocurrió hacer check-​in… ¡y 10% de descuento! ¡Bravo!
Bajé más temeroso que otra cosa, porque nunca me había aparecido nada así en ningún check-​in, y no sabía muy bien cuál era el proceso. Le pregunté a la chica que había en la barra, me miró, miró el móvil, llamó a la camarera más simpática del mundo, la que creo que se llamaba Tere… y ahí se montó un show de los que hacen época.
Pasé a ser «chico VIP», hubo risas, besos y abrazos… Parece ser que era el primero que aparecía con el descuento tecnológico y parece ser que en los trámites para que existiera el descuento había estado metido la pareja de Tere. Total, que estaba la mujer feliz y contenta, yo alucinado y mis acompañantes más.
El fin de fiesta fue con ronda de chupitos gratis y descuento, así que mejor no podía terminar la cosa. Buen inicio de noche de viernes.

Conozco este bar de toda la vida por sus porrones de sidra, míticos a todas las edades desde la adolescencia. Está en una zona del Carmen muy frecuentada y bien localizada, en la mitad del carrer Cavallers más cercana al Palau de la Generalitat y a la plaza de la Virgen. El caso es que ha ido lugar de reunión habitual de jóvenes a partir de las 20.00h para tomar unas sidras, cañas entre risas y charlas.
El ambiente es bueno, el local tiene su encanto y ultimamente se han aventurado a ofrecer menús para la hora de la cena. Los hay para 4 y 6 personas y en el precio (45 euros el de 6, que es el que pedimos) incluye: dos ensaladas, un plato de ibéricos, otro de quesos y otro de anchoas y boquerones. Todo correcto pero sin grandes pretensiones y aunque yo no me quedé con hambre porque soy de estómago medio, las barrigas XL se quedaron con ganas.
Me sigue pareciendo una buena opción para una parada en El Carmen a tomar algo, Los Picapiedra son ya míticos y se han ganado sus estrellas con los años

Bueno dejando de lado que no me gusta la sidra, valoro mi experiencia por la comida y servicio.
No se si sería por que no llegamos todos al local a la vez y estábamos un poco de charreta más que mirar la carta nada más sentarnos en la mesa, pero la camarera parecía bastante impacientada y un poco brusca a la hora de tomarnos nota.
Creo que habiendo una mesa o dos más no había ningún agobio de gente en el local, por lo que podría habernos aconsejado mejor lo que pedir. Siendo una mesa grande creo que no debes esperar que decidan qué pedir y haber tomado nota en 10 segundos…
Acabamos pidiendo un menú de los que tienen en la carta, que incluía tablas de embutidos, un par de ensaladas «grandes» y una tapa de anchoas. La verdad que la comida no tiene ningún interés especial, no veo que sea un motivo por el que volver a cenar allí. Las ensaladas eran bastante cutres y pequeñas, y el embutido era normalillo.
El local es pequeño, con un altillo y una pequeña barra para tomar algo. Al entrar escuché que ofrecían a la gente que pasaba por la calle «Caña y pincho por 1 €», que no parece un mal precio para conocer el local.
Resumiendo diría que si no te gusta la sidra no le veo ningún interés a cenar aquí, tampoco es que esté malo, pero si no están llenos el resto de locales del Carmen mejor seguir callejeando.

He leído los comentarios anteriores al mío de este sitio y a pesar de que me extrañó inicialmente que tuviesen tantas estrellas por la experiencia que yo tuve, tengo que reconocer que tienen razón: es un sitio con mucho ambiente para tomar unos porrones de carveza, sidra y lo que haga falta.
Pero ni se os ocurra cenar allí!!! Sólo tienen unas ensaladas justitas de calidad y minúsculas (a pesar de que en la carta ponía grandes) y unas tablas de embutidos normaletes y reducidas tb. Como tampoco había mucha más variedad apetecible, no pedimos nada más …total, que me fui a casa con hambre! Lo del embutido es lo de menos, pero las ensaladas, si son enanas, pues que pongan ‘ensaladitas’ o algo así!!
Sé que llevan poco tiempo sirviendo cenas, así que espero que mejoren y así ver un comentario mejor dentro de un tiempo.
Añadido al comentario:
Tras intercambiar unos mensajes con el propietario, parece ser que se equivocaron al servirnos la ensaladas y nos pusieron unas pequeñas en lugar de grandes. Esto no habla demasiado bien de la calidad del servicio (espero que no tengan muchas equivocaciones así) ni tampoco del propietario que no me ha ofrecido reparación alguna.

He ido muchas veces a este local a lo largo de mi vida. Ha cambiado mucho con el tiempo… pero hay algo que siempre lo hará único: los porrones de sidra! Además, a veces reparten descuentos hasta cierta hora, que se agradecen.
En el piso de arriba hay bastante luz y el de abajo puede resultar un lugar acogedor.
Entrañable…

El Carmen es una de mis zonas favoritas, por su diversidad de locales donde sea lo que sea que te apetezca allí seguro que está. Los Picapiedra es uno de ellos cuando me apetece fiesta en el Carmen, allí es donde voy.
La taberna tiene dos pisos, el de arriba el techo es muy bajito y muchas veces no recuerdas la altura y terminas dándote en la azotea, sobre todo si llevas unos porrones de más…ah si! los porrones… El establecimiento tiene porrones de cerveza, vino turbio… a cinco euros, aunque a veces hacen ofertas y los rebajan a cuatro euros. También sirven copas y pocas cosas de comer, por ejemplo cacaos, patatas fritas…
Es un lugar agradable, muy concurrido por las noches. Se disfruta mucho del ambiente del Carmen en este lugar, pues va todo tipo de gente, también suelen haber Erasmus. Es poco recomendable si te apetece estar en un sitio tranquilo para hablar, pues hay veces que de la gente que hay tienes que hablar gritando.

¿Sabeis de algún sitio dónde se pueda beber un porrón de ribeiro por 5 euros?
Yo sí. En Los Picapiedra.
No esperéis ver a Pedro dando patadas a la puerta de Wilma… no, pero sí un montón de gente bebiendo como si no hubiera mañana.
Lugar de culto en la noche del Carmen, de hecho, está más lleno a primera hora de la noche que más tarde, porque ahí empiezan todas las correrías.
Pues eso, buscad un sitio en uno de sus taburetes, pedir una jarra de ribeiro bien fresquita y arreglad del mundo amigos.

Lugar a medio camino entre pub nocturno y bar. Podría ser considerado como único en su especie dentro del conjunto de bares y pubs que inundan las calles del barrio del Carmen.
Muchos de sus usuarios lo califican como mítico, maravilloso, lugar de encuentro para arrancar y vivir cada noche como si se tratase de la última. Yo no diría tanto, me gusta, pero no me entusiasma.
Su principal peculiaridad es que sirven porrones de cerveza, sidra, ribeiro y calimocho a buenos precios.
Últimamente, lo que he observado es que se llena de extranjeros, de erasmus, de gente más joven (veintiañeros)… Es sólo una apreciación, aunque quizás, lo que debería apreciar es soy yo quien se hace poco a poco mayor, y que por eso me siento, desencajado en este lugar.