Me sorprendió mucho la decoración del nuevo local, ya que no tiene nada que ver al anterior. Desde luego han ganado mucho en espacio, iluminación, gusto, calidez y presencia. Da ganas entrar y hay una combinación de antiguo y moderno muy acertada en su decoración. Nos tocó en el piso de arriba y estuvimos tranquilas y a gusto. En cuanto al menú, no nos adentramos en la carta y nos pareció bien lo que ofrecían a mediodía, así que nos lanzamos a por él. Una cosa que me sorprendió fue que no hay pan, es decir ni pidiéndolo. Yo como montones de pan, intento que sea siempre integral y de masa madre o espelta, pero pan, y me dio un pelín de rabia que ni siquiera nos diera la opción del pan de hamburguesa que sabemos que tienen(porque hay kimpiburguers vegetarianas). Bueno, pues sin pan. Puede que no esté contemplado en la cocina macrobiótica, lo ignoro. El primer plato era una crema de remolacha que estaba deliciosa y calentita. Además sacaron a la vez un aperitivo de crema de altramuces con palitos de zanahoria que se parecía mucho al hummus en textura y sabor, me encantó. Lo que de nuevo me sorprendió es que, sin haber casi empezado la crema, nos trajeron el segundo plato y nos lo dejaron ahí al lado. A ver, no me molesta comer con la mesa llena de platos, pero considero que hay que esperar a que la persona se acabe el primero para servir el segundo ¡en mi casa y en el 95% de restaurantes que he ido ha sido así de toda la vida! Bueno, igual es la modernidad, no lo sé, pero yo prefiero que se esperen a que acabe. El plato principal era un estofado de garbanzos muy suave con verduras, delicioso de nuevo. Iba servido en una mini cazuelita tapada(menos mal); pero la guarnición, una ensalada templada, cuando yo la probé no tenía nada de templada, o sea que perdimos esa gracia. Además de la ensalada venían dos croquetas de mijo que para mí resultaron un poco secas pero que estaban suaves y buena de sabor. El postre era un mini tarrito de natillas de chocolate. Estaba bueno, llevaba cacao(lo preguntamos) y no algarroba, pero ¡la pinta era espantosa! Creo que deberían cuidar más la presentación del postre si es algo pastoso de chocolate porque realmente parecía algo muy distinto a lo que era en realidad. La comida fue agradable, me encantaron el sitio y la calidad del producto. Todo estaba bien cocinado y repetiré seguro, PERO creo que hay detalles que marcan la diferencia y ya que estás pagando el precio de lo sano y las virtudes de la cocina macrobiótica, que se note. Las infusiones«Love Me»(but not my pocket) a 3 euros, el menú a 13:50; está bien pero me hubiera gustado un poco más de amor en el trato, además de en la comida.
Pablo V.
Rating des Ortes: 5 Valencia
El Kimpira es para mí uno de los mejores restaurantes de Valencia y el mejor vegetariano/vegano/macrobiótico sin lugar a dudas. Sí, son unos lentos, pero es normal dado que no tienen nada preparado y los platos los hacen con mimo. El resultado final es, como ya he dicho, espectacular, y la experiencia culinaria es excelente si te gusta el verde.
Irene N.
Rating des Ortes: 4 Valencia
En el mismo restaurante definen lo que hacen como comida Slow food, y no te mienten, son bastante lentos. Con la excusa de que los platos se hacen desde cero en el momento que los pides, puedes estar esperando media hora a que te llegue una ensalada. Así que tómatelo con calma. Eso sí, son muy serviciales y si no tienes prisa, el ambiente y la decoración son muy agradables con techos muy altos, paredes muy blancas, muebles de estética retro y una atmósfera tranquila. Respecto a la comida, antes de nada, hay que aclarar que este no es un restaurante vegetariano ni vegano, sino de cocina macrobiótica. Ésta se caracteriza por el uso de legumbres y cereales, pero también hay algunos platos que incluyen pescado. Es una cocina más enfocada hacia la nutrición que hacia el sabor. Esto no quiere decir que la comida esté mala, pero tal vez la gente que esté acostumbrada a sabores muy potentes, la encuentre un poco sosa. A mi personalmente me encanta. Los platos van cambiando dependiendo de la temporada. Suelen tener un plato del día los fines de semana y un menú entre semana, ambos por 13’50 €. Comiendo de carta puede salir por unos 20 €/persona. Uno de los platos que siempre tienen en la carta es la Kimpiburger, y es con seguridad la mejor hamburguesa vegetal que he probado. Estoy babeando sólo de acordarme de ella. En serio, está muy buena. Viene con una guarnición de yuca que no le importa a nadie porque la hamburguesa está demasiado buena. ¿He dicho ya que está muy buena? Pues eso. Por otra parte, los postres sin estar malos, no llegan a sus equivalentes azucarados. Tal vez sería mejor crear nuevas recetas de postres que una versión macrobiótica del carrot cake o el brownie. Lo siento, pero es imposible que salgan ganando cuando los comparas con«the real deal». Si estás cansado de atiborrarte a fritos, grasas y glutamato monosódico, te recomiendo visitar Kimpira. Tu estómago te lo agradecerá.