La Mar

El sábado fuimos de cena a esta Pizzería, llegábamos a las 21:30 y como no estábamos todas no nos quisieron dar mesa y nos saltaron el turno de espera. Cuando ya llego la persona que faltaba 21:40 fue entonces cuando nos pusieron en espera, con lo que nos sentábamos a cenar a las 11. Se nos hizo larguísima la espera. Pedimos un único plato para cada una, una bebida y no todas pedimos café y salimos a 14 € nos pareció caro para habernos quedado con hambre. Ya que las lasañas son de 8×8 cm… Así que sintiéndolo mucho no volveremos.

Histórica pizzeria que dejará de existir si algún día se ejecuta la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez que arrasaría con poco menos de 1.000 casas del Distritimo Marítimo de Valencia, La Mar no tiene otro atractivo que lo acogedor del local, sus correctas pizzas y su ubicación, a espaldas, pero a 100 metros del mar.
El servicio es correcto aunque frío y, como otros muchos restaurantes, subieron sus precios en exceso en la época de la burbuja de crédito. ¡no te pueden multiplicar por 10 desde el origen el precio de un Lambrusco normalito!
Pese a todo, una buena alternativa.

Una pizzería con una ubicación envidiable, a menos de 100 metros del paseo de la Malvarrosa. Digo pizzería porque la verdad nunca he probado carnes ni pasta, siempre he ido en verano y lo último que apetece es una fuente de macarrones humeante a las 10 de la noche, digo yo; siempre he ido directa a las pizzas.
Tampoco he podido disfrutar de la genial terraza. Imaginad lo bien que se está cenando en agosto al lado de la playa. Ahora imaginad también lo pronto que hay que llegar para conseguir esos sitios.
Las pizzas están muy ricas, como en casi todos los sitios en que se hacen en un horno artesanal y, lo bueno que tienen, es que puedes modificar los ingredientes a tu gusto sin que te miren con cara de pensar «tocapelotas…». En mi caso quería una de las pizzas calzone, con esos mismos ingredientes, pero sin doblar, y me la hicieron sin problema. Otra cosa es que seas un pesao de esos que van a McDonalds y piden la hamburguesa sin pepinillo, sin salsa, sin cebolla y un poco más y sin hamburguesa.
Como digo, la comida y el lugar están muy muy bien, con la única pega de que, como es algo famoso y el local no especialmente grande, hay que ir con paciencia porque no hay posibilidad de reserva.

Conocí este lugar por una amiga que insistió en ir a cenar allí, y la verdad que fué un gran descubrimiento. Un local en Valencia, en el que podías disfrutar de un buen plato de pasta fresca recién hecha, la pasta, digo! Sí Quiero!!!
El local es muy pequeñito y acogedor, nosotras fuimos a cenar un día de invierno que hacía bastante frío, y, la verdad que nos vino de perlas que el horno estuviera a toda «virolla», porque así no pasamos nada de frío. Claro que si pensamos dónde está el local, en plena zona de salir de la playa, en verano debe de ser un infierno, precisamente por lo del horno. (Mejor visitarlo un día como hoy)
Yo comí una lasaña al horno, lo diré en cinco palabras: ES-​PEC-​TA-​CU-​LAR. El sabor de pasta fresca casera es inconfundible absolutamente, con una salsa muy bien conseguida.