Oslo

Los menús del día son de lo mejor, baratos y muy apetecible todo lo que te sirven, la carta está muy bien también, sin duda uno de los mejores restaurantes de la cadena, la sobrasada vegana con cebolla frita esta buenísima! El local está muy bien reformado, según oí era una casa antigua, la estética y el diseño son bastante limpios y la atención al cliente muy buena. Recomendable 100%.

Hemos empezado la comida con unos aperol que estaban muy buenos y un hummus también muy rico mientras esperábamos a la típica amiga rezagada.
Cuando ha llegado ha decidido unirse a la ronda de aperol, la contestación de la camarera cuando se lo ha pedido ha sido:¿también?; y eso mientras ponía cara de pocos amigos. .simpatiquisima vamos…
De entrantes hemos pedido coca de setas con cebolla caramelizada y rucula (buena pero minúscula), gambas al ajillo y croquetas de boletus y avellana (más bien con tropezones de avellana que le quitaban toda la gracia).
De principal varias hemos pedido los udon, que estaban buenos pero para mi gusto demasiado picantes; aquí debo añadir que antes de pedirlo le he preguntado a la camarera si picaban y me ha dicho que no, incomprensible a no ser que secretamente disfrute viendo a los clientes poner cara de «me arde hasta la laringe».
Una amiga a pedido el arroz con curri más insípido que he probado en mi vida; otra ha pedido la pasta rellena de pera que estaba sosa.
Por cierto, ¿a que viene esa obsesión por poner anacardos en todos los platos?
Para el postre hemos pedido la New York cheescake, que en fin. .si tenéis la oportunidad de probarla, no lo hagáis.
Seguiré explorando Valencia en busca de un vegetariano que me convenza (se aceptan sugerencias).

Me encanta esta cadena de restaurantes. Quizá un poquito caro. Había comido y muy bien en los otros dos restaurantes, pero hoy en Oslo vimos a dos personas en la cocina hacer una rabieta al ver que llegábamos a comer a las 15:30. Preguntamos a la camarera si no seria mejor renunciar a comer aquí e irnos, pero dijo que la cocina cerraba a las cuatro así que estaba bien. Pedimos pronto para no robar al chef su precioso tiempo. Sea cual sea el problema con los trabajadores de este restaurante, no es de los consumidores. Esto no ayuda a pasar un rato agradable por el cual estas pagando.

Un local con mucho encanto, camereros muy simpaticos y agradables, y una amplia carta en la que no se echa en falta la carne, sin duda volveré a ir! Relacion calidad-​precio buena

Fríamente moderno. Oslo es un nuevo restaurant vegetariano que quiere adentrar en los paladares más exigentes.
El local es sencillamente moderno, muy «cool», del momento. Paredes y decoraciones blancas con algunos pocos detalles, todo muy «minimal».
Centrándonos en lo más importante, la comida. La carta es bastante correcta. Tienen un buen número de entrantes, para compartir, primeros y segundos. Un buen punto a su favor, la carta tiene en cuenta posibles alergias: celiacos, Welcome!
Para beber, me sorpredió gratamente la amplia carta de cervezas artesanas (además de valencianas) que tenían. Entre otras, estaba la cerveza de Xàtiva, «Er Boqueron», hecha con agua de mar. Cerveza diferente, pero con mucha personalidad. La recomiendo para los amantes cerveceros.
Una vez revisada la carta, la elección estaba hecha:
— Guacamelo con yuca frita
— Hamburguesa de Oslo
El guacamole en sí, estaba muy logrado. Un acierto utilizar tomate seco en lugar de tomate natural, además de otras especias que le daban un sabor muy bueno, siempre mantiendo la esencia de la salsa. Las yucas fritas fueron las que daban la nota discordante. El corte de la yuca era muy fino, pero el aceite empapaba la yuca de tal manera que se hacía pesada a la hora de comerla.
La idea de mezclar la yuca frita con el guacamole está bien, quizás con un par de vueltas más consigan un plato de 10.
La hamburguesa me sorprendió bastante. A base de seitán, no daba la sensación de estar comiendo algo sin carne. El «empanado» era a base de huevo y patata, muy original. Nota negativa. La cebolla estaba tan fuerte que se llevaba todo por delante.

Al menú del día le falta algo, bueno, todo.
Segunda parada @demenú. Vegetariano, y quien me conoce sabe que prefiero cien mil veces (sin exagerar) la verdura que la carne y el pescado. El local tiene todo para ser un sitio de referencia en el barrio del Carmen, pero no me llenó. Y no me refiero a la cantidad, sino al conjunto.
Si lo ves por separado, todo está mas o menos bien. La decoración es bonita. Me gusta. Espacios amplios, ladrillo caravista, paredes blancas, luminosas, y madera. Me encanta. El servicio correcto. Simplemente. La comida estaba bien. Pero no sobresalía nada. Ni el servicio, ni la calidad de la comida ni la cantidad.
Diez euros por un menú del día que no te dejan elegir nada: pizza o sándwich. Sin bebida. ¿En serio?. No quiero poner nombres, pero he ido a locales que por doce euros tienes para elegir entre más de 20 platos con la bebida incluida. Y de la calidad ni hablamos. ¿No se dan cuenta que los menús de día son el reclamo para el fin de semana a la carta? ¿No se dan cuenta que lo que hacen es «espantar» a la posible clientela?. Yo después de esta experiencia no me vuelvo a acercar. Y posiblemente si voy a la carta no tendrá nada que ver, estoy convencido. Pero es casi mejor que no hagan menú, de verdad.
Defraudado. Así me quedé. Venía con muchas ganas, pero no me convenció. Lo siento.

Me perdí una quedada Unilocal en este sitio y tenía que ir…
Noche de halloween, quedada improvisada de 11 personas. Nos dan sitio, fenomenal. El local es amplio y tienen la posibilidad de montar mesas largas.
Para las cenas puedes pedir de carta o un menú de 18 € si no recuerdo mal, bebida a parte. La verdad es que no me gustó mucho, en comparación con el Malmo, éste deja mucho que desear.
Croquetas de boletus un poco insípidas, buen guacamole, mini hamburguesas insulsas, y los platos principales… uff que te pongan una hamburguesa sin pan, a mí no me gusta (llámame burguesa), la pasta muy muy pasada, demasiado blanda y sin sabor, y las otras opciones eran una pita bastante sosilla.
La atención de los camareros bien (sobre todo porque una mesa tan grande puede ser un poco caótica), ellos y el local estaban decorados por ser la noche que era y te invitaban a un coctel de «miedo» con una gominola en forma de cerebro. Pero vamos… que un pastón para la calidad de la comida.
Si son del mismo grupo que Malmo y Copenhagen supongo que la diferencia estará en los cocineros.

Si algo me faltó en toda la comida de menú que disfruté en este bonito restaurante, es AMOR. Amor en la atención, en la decoración y en la mesa.
La chica que nos atendió y tomó nota fue correcta y muy valiosos sus comentarios y consejos sobre cerveza artesanal. Se nota que sabe de lo que habla, pero no hubo chispa en el trato con el cliente, y a veces se notaba que perdíà la paciencia (éramos un grupo grande y a veces cuestan las decisiones, la atención, hay confusión, en fin, una comida de grupo, eso mismo). En cuanto al chico le vi sonreír alguna veces pero cuando le comenté que mi postre no había llegado le cambió la cara y se puso serio e incluso me lo discutió. Me dijo que ellos lo habían apuntado bien y que eran no sé cuántos. Vale, perdón, pero a mí no me llegó el postre, y como ya era tarde pues me pedí café. El cambio estuvo bien porque era Nespresso y tenían azúcar moreno ¡olé!
En cuándo al local es tan bonito como frío. Todo muy cuidado y elegante con un gusto nórdico por las líneas lisas y el concepto de limpieza integrado en formas y colores. Sin embrago, de nuevo, le falta calidez y cercanía. Yo no siento que sea un lugar acogedor, vaya. A quien le guste este concepto disfrutará mucho de una reforma muy bien llevada a cabo y en la que no creo que se hayan gastado poco dinero, eso desde luego.
Pero vamos a la mesa. Un menú de 10 euros sin bebida. a mi entender, ha de ser especial, y que los hay a patadas por toda la ciudad por menos o lo mismo. Pues no lo fue. Los entrantes estaban correctos: una ensalada rica, unas croquetas de boletus suaves (con escaso sabor) y una vichyssoise muy normalita, para mi gusto. Los segundos fueron lo que me defraudó y la razón no fueron ni la calidad ni los sabores, sino las opciones: pizza o sándwich de pan pita ¿qué? jo, qué desilusión, yo pensaba que iba a poder elegir entre, al menos, un plato de verdad. Pagar 13 euros (porque si eres mortal y tienes sed, consumirás seguro una bebida) y comer de plato principal una pizza o bocadillo, pues como que no me gusta mucho, la verdad. Por muchas micoproteínas, patatas panadera o lo que sea que le pongan (que estaba bueno, sí), no me convence nada.
El postre de coco, que probé de una amiga (el mío no llego ¿recuerdas?) me pareció bueno de sabor pero un poco bastopor los grumos que tenía, era un flan de coco con fondo de caramelo.
Un punto a su favor es la inmensa variedad de cervezas artesanas que tienen (muchas de ellas de la Comunidad Valenciana) y que invitan a sugerirte en función de tus gustos. Yo me dejé seducir por una Génesis con aroma a azahar, de estilo pale ale (valenciana), y me encantó. Eso es una gran ventaja para los que somos curiosos y nos gusta probar cosas más allá del barril de Mahou (sin tener nada en contra, me aburro mucho).
Al final un aprobado justo para una cocina que parece más de lo que es y… ¡que tengo ganas de volver a probar! Creo que tienen mucho que decirme todavía en el Oslo, pero espero que escuchen mis plegarias y nos dejen disfrutar de un plato de verdad a mediodía. Nunca vine para comer una pizza o un bocata al Oslo.

Me apunté ayer jueves a una quedada Unilocalera vegetariana, ¡tenía que ir!
Desconocía que el restaurante Oslo fuese de los mismos propietarios que los del Copenhagen y Malmö. En cuanto llegué me resultó muy familiar (he estado en los otros dos) y entonces entendí el por qué. El sitio es chulo y la decoración, en la misma línea que sus predecesores. La zona, en El Carmen, me encanta.
El menú del día no está mal de precio (unos 12 €) y bien de sabor. Correcto. Soy vegetariana, no me sorprende especialmente un sandwich de micoproteína de la marca Quorn. Que sí, que me gusta, yo también la consumo, pero no me sorprende. No me entusiasma. Está bueno pero quiero que me seduzcan. Y no lo consiguieron. Cierto es que era un menú del día, pero me queda la misma sensación que me dejó el Malmö: una copia del Copenhagen. Si ofrecen un abanico de restaurantes vegetarianos (encantada con esta iniciativa) podrían al menos, en mi opinión, variar más la carta para que no te quedes con esa sensación de dejavú del primero.
Es fácil que vuelva, la comida está rica y el trato amable. Pero no, para enamorar a esta vegetariana curiosa, hace falta más AMOR.
¡Y gracias María por la quedada!

Restaurante Oslo, un restaurante acogedor situado en la calle catalans con plaza de el negrito y muy cercano a la plaza d la virgen
Comida típica vegetariana y muy elaborada
Calidad precio bien, el menú sobre unos 10 €.Recomiendo a la gente que vaya que deguste d los postres, sobretodo el flan de coco y el helado de tiramisu con reducción d café

Como os lo diría, sí pero no. Me da rabia porque últimamente encuentro muchos lugares en los que digo sí pero no pero las cosas como son. Y digo esto porque siempre encuentro detallitos que no me gustan, aunque el conjunto pueda rozar el aprobado. El local está muy bien, es muy amplio sobre todo porque hay mesas en la primera plana… horror! Escaleras! No me gustan las escaleras (y no me gustan porque los últimos escalones no tienen barandilla, aunque sea de cristal. Por ese motivo cualquier persona con problemas de vista, o despistada, puede caerse con facilidad).
La verdad es que fuimos a probar el menú en una quedada Unilocaler. No puedo comparar con otros locales similares porque no he frecuentado locales similares. El caso es que el menú consta de tres entrantes /​una ensalada para compartir, una crema fría y una croqueta). La ensalada estaba buena, la croqueta de boletus también (sin ser yo fan de los boletus) y la crema bien pero tampoco me llamó mucho la atención. De plato principal podías elegir o pizza boloñesa (con seitán) o sandwich con algo que parece pollo pero no es pollo (no me quedé con el nombre. Me pedí el sandwich y el sabor a comino me empañó el guacamole y el pollo que no es pollo… por qué no avisan de las especias que lleva? y el sandwich en sí era una base de pizza doblada por la mitad (o yo no soy nada moderna o a eso en mi pueblo no lo llaman sandwich). En fin, digo voy a enmendarlo con el postre y elegí un flan de coco que parecía más una cuajada de coco con unos grumitos indefinidos por medio. No me ha gustado nada la textura y el sabor era bastante soso. Lo mejor del postre, el caramelo del fondo que es de esos caseros que se pegan al cristal del vaso. De paso he tenido a los Unilocalers entretenidos mientras hacían apuestas de si sería capaz de despegarlo o no… no me conocen!
En cuanto a la bebida tienen un montón de variedades de cerveza artesanal y Heineken de barril. Me pedí una de trigo tipo Paulaner y me pusieron una Galana que estaba bastante rica. Acertado.
Pero que más me da que hayan mil variedades de cerveza si la comida que es a lo que voy podría estar mucho mejor.
El caso es que tendré que volver en otro horario, en otro contexto, para darle una segunda oportunidad y espero que sea mucho mejor.
Tiempo al tiempo.

El primo de zumosol de Copenhagen y Malmö. El concepto es el mismo que en estos dos últimos restaurantes y la carta también (si varía es poquito). El local es el más grande y bonito de los del grupo, aunque tiene el mismo tipo de decoración minimalista de inspiración nórdica que el resto de la familia. Muy espacioso y con el comedor situado en una primera planta. Sorprendentemente luminoso a pesar de estar en una calle estrechísima.
Si entramos en el tema de la comida es correcto sin más. Es uno de los restaurantes vegetarianos más conocidos de Valencia, pero no necesariamente el mejor. Me dejó con la sensación de que abusan del aceite y los fritos para compensar el sabor de materias primas normalitas. La hamburguesa muy regulera.
No está mal para probar cosas diferentes y el ambiente es estupendo, pero tiene que mejorar muchas cosas.