Café La Paz

Fuimos Domingo a la noche… pedimos Capuccino $ 46 (muy buen tamaño) y Sandwich de Crudo y queso en Pebete $ 66 (Tranquilamente para compartir con mucho mucho crudo).
Tienen Wi-​FI. Es uno de los bares históricos de la Av Corrientes.
Los precios me parecieron un poco elevados. El café arranca en $ 35.
La atención no es el fuerte… un poco desganada.
Es una opción para antes o despues de los Teatros.

Tenia que encontrarme con alguien (parte de mi familia) para ir al teatro y avise donde estaba con nombre y ubicación, se rieron un poco de mi ignorancia de estar en un bar emblemático.
La verdad que de emblemático no le queda nada, entre porque era el único lugar con mesas disponibles de la zona. Cuando llegaron me dieron la razón, por todas las remodelaciones que le hicieron parece un lugar mas del montón.
Mucha luz dicroica, entrada y salida de gente todo el tiempo, etc, lo típico de un lugar de la zona.
Lo malo:
Me senté en una mesa y no vi que habí un lugar para fumadores cerca, cada vez que un mozo entraba o salia a llevar algo entraba todo el olor a cigarrillo al lugar no apto para fumadores, muy molesto.
Lo bueno:
Te atienden muy rápido.
Pedí una medialuna de manteca y el mozo antes de traerla me mostró que eran muy chiquitas porque había venido una tanda fallada para ver si igual la quería. Buen gesto.
Mas tarde pedí un tostado que no tardo nada en llegar y estaba muy rico, se ve que son el clásico del lugar porque en casi todas las mesas habían pedido uno.

fui muchas veces a La Paz, antes y despues de que lo remodelaran, debo aclarar que soy muy fan de los Bares, no tanto de las cafeterias (Starbucks), pero en este caso, tiene un standar basico de atencion y calidad, atencion, no sentarse cerca del baño ni de las puertas de entrada, uno por olor del baño y otro por la gente que pide y vende cosas, cuiden sus pertenencias!

Este emblemático bar porteño se redujo a una buena opción si andás por la zona un día de semana, después del teatro y no tenés donde tomar un café.
De hecho, por eso terminamos con una amiga ahí: habíamos cenado cerca y casi todos los lugares estaban cerrados, excepto este.
Pedimos un café, que estaba bien (nada del otro mundo) y vino con unas masitas que estaban bien también. El salón está bien, aunque no tiene mucha luz y los mozos parecen tener los mismos años que el lugar.
Eso si, hay wifi, que no es detalle menor.

Ya no queda nada del mítico bar La Paz en el que se juntaban los intelectuales y artistas de los años ’60 a discutir sobre política y arte. Ahora es apenas sólo un bar más del centro, remodelado e impersonal, útil para hacer una parada y tomar un café o una cerveza pero que no ofrece nada distinto a las miles de ofertas que hay en la zona.
Sí tiene de bueno que hay wifi, el licuado de banana está muy bien (al viejo estilo) y el café con leche y medialunas es decente. Es una pena que lo hayan remodelado, no es que esté feo, en realidad está más cuidado que antes, pero La Paz era La Paz, una especie de monumento.

Fue en algún momento mítico. En los 40 se reuníà la bohemia, en los 60 los artistas, en los 70 la militancia, en los 80 se filosofaba sobre la vuelta de la democracia y se cantaba «11 y 6», la canción de Fito Paéz sobre unos nenes que vendían rosas en La Paz. Fue todo eso, pero hoy perdió la magia. Lo modernizaron con grandes ventanales, lo que no estuvo mal. Pero después pusieron un maxikiosco adelante. Puede que sea un gran negocio, pero aniquiló cualquier aura mística. Aún así es típico bar de la zona. Tostado, licuado, medialunas. Café con leche, submarino. Los clásicos están, la atención de los mozos no es mala pero no se esfuerzan en caerte bien.