FIVENIGHT’S ATFREDDYS Freddy ha sido mi base alimenticia las últimas noches. Trabajando en una mudanza, sin cubiertos, sin cocina, sin comida, no queda otra que confiar en el delivery, pero también es una buena oportunidad para tantear las opciones de la zona. No fue mi caso, porque once you go Freddy you go needy(¿?). Ubicado en las remotas tierras palermitanas, sobre Malabia cruzando Charcas, se encuentra la mítica rotisería barrial«Freddy’s». Con una entrada diminuta que no dice nada, una pizarra con una especie de menú sin precio y una pequeña leyenda que cita«Porciones para compartir» Freddy’s no invita a entrar, mucho menos llamar. Lo que te invita a entrar es la cantidad de gente que entra y sale en el horario de la cena. Queriendo ser parte de este misterioso ritual, mi primera noche de trabajo decidí entrar. Adentro, Freddy, un español sin pelos pero con grandes cejas, atendía el teléfono mientras le cobraba a un cliente y tomaba el pedido del otro. Atrás, su mujer, armaba pedidos. Nunca vi a nadie envolver una sopa de ravioles(Tenía tanta salsa que eso parecía) tan rápido sin que se le vuelque una gota. Pero la mujer de Freddy tenía un don para eso. En el fondo también había acción, se encontraba la cocina y en ella se escuchaban gritos y órdenes. «¡Una napo con fritas!», «¡Unos ravioles con papas a la crema!», «¡Ya está la pascualina para cortar!» Todo este espectáculo me desconcertó y solo atiné a decir«Una milanesa napolitana con papas fritas, por favor». Al ver pasar una jugosa pieza de vacío con papas al horno me arrepentí casi instantáneamente, pero el resto de la velada demostraría que mi decisión no había sido errada. Creo que esperé alrededor de 20 minutos fuera del local, boludeando en el celular(Porque vivimos en esa época), mirando a la gente pasar y ocasionalmente mi reloj. Finalmente mi comida estaba lista. Me acerqué al mostrador, pagué y me dieron una bolsa con una bandeja gigante de un peso considerable. No la abrí ni la chusmié, preferí dejar que sea una sorpresa, pero ya olía a una buena sorpresa. Subí a mi nuevo departamento, vacío y con olor a pintura, pero rápidamente la milanga se volvía dueña del lugar. La combinación del hambre y del olor a milanesa provocaba casi una alucinación en mí. Era como una peli de terror donde en vez de sangrar las paredes veía salir salsa y mozzarella de los poros de las mismas. Bueno, está bien, tal vez era el olor de la pintura y no de la pizza. Me senté en el piso, con mi cena y mis cubiertos de plástico para empezar a degustar este asunto. Cuando abrís ese paquete por primera vez es casi como una explosión peronista en tu cara. Las papas recién fritas, la salsa y la muza pegada al nilón separador, con una milanesa tan grande que sobrepasaba a este pobre plástico que luchaba por cumplir su trabajo sin éxito. Además, no solo tenía una buena circunferencia, sino que además era alta, con una buena cantidad de carne. En papeles Freddy’s estaba haciendo las cosas bien pero a veces uno duda, como bien dice el dicho, cuando la milanga es grande hasta el más santo desconfía… de su sabor. Pero no, nuestro amigo pelado español no había decepcionado. Estábamos frente a una milanesa de rotisería excelente. No solo eran platos para compartir, sino que además eran sabrosos. Las siguientes cuatro noches volví a cenar en Freddy. «Voy a probar las otras cosas» me dije a mi mismo. Pero fui débil y cada noche miraba a Freddy a los ojos y le pedía una napo con fritas. Anoche finalmente logré cambiar eso… ligeramente. Pedí una suprema napo con fritas. No era tan buena como la de carne(Lo cual es raro para mí, suelo preferir la de pollo). Probablemente tenía que ver con la falta de sal, que en el pollo se nota más. En definitiva, si viven por la zona y quieren comer una buena napolitana mientras ven el último episodio de Project Runaway en la comodidad de su casa, Freddy’s es una excelente opción barrial. Yo mientras me voy a desayunar la media milanesa que me quedó de anoche.
Stefania S.
Rating des Ortes: 4 Buenos Aires, Argentina
Lo de Freddy es lo mejor que te pasó si vivís en Palermo. Mil veces me sacó del apuro de no haber cocinado nada. El menú y lo que ofrecen no es nada sofisticado. Es la típica comida de la casa de la abuela, hecha ahí en la rotisería. El local es muy chiquitito. Lo mejor que tienen son las tartas, que son esas altas, con mucho relleno, porción bien grande y con bastante variedad. Las milanesas y el pollo al spiedo también son buenísimos. Pero lo que más más me gusta de ahí son las PAPASFRITAS. Son las compradas más ricas que comí en mi vida. Son de esas gruesas, un poco crocantes por afuera y con mucho«relleno» de papa. Los precios son un poquitito caros tal vez para la cantidad de comida que te llevas. Un pollo al spiedo con una porción de papas lo pagué $ 120. Lo que no quiere decir que no sea contundentes los platos. Si algún día no tenes ganas de cocinar, andá ahí que pareciera como si comieras comida de tu abuela. No tienen posnet para tarjetas, solo pago en efectivo. Abren al mediodía y a la noche, todos los días.
Diego P.
Rating des Ortes: 3 Buenos Aires, Argentina
La gente de Freddy me cocinó más veces que mi vieja. Es mi rotisería de cabecera cuando quiero pedir algo sencillo y no muy caro. Alguna vez pedí tortilla de papa(medio sequita) pero en general suelo pedir carne. La tapa de asado es genial(mejor que el vacío, que siempre está un poco grasoso) y lo mejor es el carré de cerdo, que puede ser mechado con ciruelas o no. Acompaño con ensalada o a veces papas al horno. Lo malo es que si querés carne, tenés que llamar no muy tarde porque suelen quedarse sin. Si llamo tarde, más allá de las 10, en general pregunto«¿qué tenés de carne?» y me mandan lo que hay. Pero si estás en horario, está todo muy bien. También tenés que aclarar si querés pan, porque no te lo mandan. Más allá de estas pequeñas cuestiones, Freddy es la típica rotisería de barrio en un barrio en el que se complica conseguir comidas sencillas y baratas a veces.
Daniela R.
Rating des Ortes: 3 Buenos Aires, Argentina
Freddy es una rotisería de las de siempre, con platos caseros, tartas altísimas y salsas potentes. Paso al mediodía cuando necesito un almuerzo contundente o paso a noche para llevarme la cena a casa. No hay que pretender comisa sana ni platos de autor. Lo que mejor hacen en Freddy son los fritos(milanesas, croquetas), las comidas de horno tipo pastel de papas y carne con papas, el guiso de lentejas o las pastas(varias veces me llevé canelones y están muy bien de relleno). Si bien algunas opciones están siempre disponibles, la pizarra de la vereda anuncia lo que sale de la cocina ese día. Hay tartas de verduras que cambian según el día(acelga, puerros, calabaza, cebolla) y se venden por porciones, tan grandes que si no estás con mucho hambre cuesta terminarla. Sobre la vidriera giran los pollos al spiedo; no son de mi agrado(los de Freddy ni ningún otro) pero se venden mucho. Los precios son lógicos, sobre todo por las cifras que maneja la zona. Hacen delivery, tienen heladeras con aguas y gaseosas y aceptan sólo efectivo. Abren al mediodía(cierran temprano, tipo 14.30−15, si te salteaste el almuerzo y querés comer tarde, andá para otro lado) y noche.