Iris

Que lindas cosas tiene Iris. Entras y es como perderte en una especie de zona desconocida de la gordura. Todo lo que está exhibido tiene una pinta espectacular. Un día entré de casualidad a comprar facturas y me terminé llevando desde churros, medialunas y vigilantes hasta unos super arrollados de dulce de leche bañados en chocolate que son una locura de ricos.
Desde ese día me hice un admirador incondicional de esta típica panadería de barrio. Todo lo que ofrecen es super fresco, las tortas tienen una pinta increíble (ya voy a probarlas muejejeje). Las facturas, si bien no son woooow, van muy bien en sabor y no son para nada caras. Incluso ofrecen sándwiches de miga con de variedades raras. La atención es muy cálida y los precios son accesibles.

¿Estás buscando sánguches de miga en versiones «re locas» como pollo con zanahoria, primavera, escabeches y demases? Bueno este puede ser tu lugar. Ya que además de los clásicos tienen variedades que no vas a encontrar en otros lados. Todas las veces que compré estaban muy buenos con el punto de mayonesa exacto y el pan fresco.
Además venden unas porciones de tartas de la ostia. Probé la de jamón y queso y las de verduras que realmente son abundantes por el precio que te cobran. Mi preferida es la que viene con calabaza.
También hacen tortas a pedido, junto con las clásicas, y tienen gran variedad de panes. En la caja te atienden con acento español, mientras las chicas van de acá para allá con bolsitas, cañoncitos, flautas y unas cremonas infaltables para el mate.
Buena calidad y precios correctos. Es la panadería que me queda de paso cuando voy caminando al trabajo y donde compro muchos de mis almuerzos.

En este lugar comí el mejor pebete de mi vida. Lo probé por accidente, un día que andaba por la zona y enseguida me enamoré de su masa aireada y el sabor medio dulzón que tiene. Panadería Iris tiene, además, excelentes tortas (prueben la selva negra de chocolate, es una bomba pero vale la pena).
Otras cosas muy ricas que comí acá fueron los chipá calentitos, los panecitos saborizados con cebolla y las medialunas de manteca.
El lugar está bastante bien puesto, te atiende rápido y los precios son razonables.

Podría hablar de la panadería, de la atención, la ubicación o las tortas exhibidas en vidriera, pero voy a ir al grano y decirles lo que sí o sí tienen que llevarse de confitería Iris.
Lo primero, los chipacitos (o chipá, como gusten), los deliciosos pancitos de harina de mandioca y queso, bocaditos típicos de Paraguay que para el mate son PERFECTOS.
Lo segundo –pero no menos importante por ello– los chips, pancitos de masa dulce como el pebete, armados tipo bollitos, ideales para comprar en cantidad y armar sandwichitos para reuniones grandes. Yo los preparo con jamón y queso, o con salmón y palta cuando quiero esmerarme un poco más.

Cuando fui había una pareja de mujeres con hijos que estaba atrás mío, y cuando me detuve a sacar la foto, entraron sin dubitativas. Adentro había una serie personas haciendo su elección dominical. El lugar tiene una fragancia a mucha amabilidad, y por el nombre del lugar y por la actitud, creo que la mujer que estaba en la caja se llama Iris y custodia con sus lentes todo el local desde una esquina, Mientras todo circula a su alredor, donde madres y padres se reunieron en el área destinada para los clientes, tratando de decidir entre la delicias del lugar. Yo me encontrar del lado afuera y quería percibir como se comportaban, brillo de afuera no dejaba ver detalles, pero sentíà la actividad agitada, a pesar de que es un domingo se olía a panadería y paz barrial.