Juana M

Grata sorpresa por este lugar! Ideal si uno quiere probar esos lugares escondidos que tiene buenos aires. Lo primero que juega a su favor es el ambiente variado por la disposición de mesas y luces. Dependiendo el sector, se puede ir en grupos o al fondo donde se come con velas y es mas tranquilo. La carta es variada y muchos platos son para compartir (algunos incluso se puede pedir media porcion). Si bien es un target turista, los precios no estan mal ya que son amplios (hay platos elaborados caros y baratos). Un recontra a su favor, por un plato de mas de 100 pesos (nada loco) tenes salad bar libre y es bastante completo incluso incluía cosas como buñuelos de acelga o papas al horno calientes. La atención fue correcta y la comida no tardo en llegar. A menos que se quiera probar algo puntual en la entrada, no tiene sentido pedirla con el salad bar libre.

Me encantó. Fui el domingo ¹⁴⁄₀₂ en pareja, perfecto para el día de los enamorados.
El lugar es difícil de encontrar, creo que si uno no va por recomendación de alguien/​sabiendo la dirección es difícil que se percate de que allí hay un restaurante.
El ambiente es muy íntimo, bien puesto. La atención es muy buena y atenta. Lo mejor, la barra de ensaladas! No es muy común que en una «all you can eat salad bar» haya tanta variedad y tan buena. Tranquilamente se puede comer sólo con eso, claro que pagando el precio para utilizar sólo la salad bar. Claro que si son como yo, querrán probar algo de carne, y qué mejor que las Ribs de Juana M ! Muy buenas, la porción no es para compartir, pero para uno está muy bien. Me quedé con ganas de probar el Pollo al Ajo…
Lamentablemente no pedimos postre ya que nos llenamos fuerte con la comida y ensaladas!
Recomiendo

Todo en su justa medida… perfecto lugar para poder comer rico mientras se tiene una charla. La atención es maravillosa, precios acordes a la calidad de los productos. Me encanto.

Excelente atención. El salad bar y la carne de calidad. Muy buena la disposición de las mesas y el ambiente.

Este restó fue un poco difícil de encontrar. Escondido en un subsuelo y teniendo que bajar unos escalones para poder acceder, hay que estar atento para poder hallarlo. Fui porque tenía una cena con mis compañeros de trabajo y la pasamos genial. El lugar es cálido y tiene una música de fondo bajita pero que llena todo el ambiente. Los meseros son muy simpáticos y están dispuestos a recomendar platos y opciones para compartir. La buena? Pidiendo cualquier plato que no sea para compartir, se accede a un salad bar gratuito que es muy completo. Las porciones son abundantes y la relación precio-​calidad está muy bien. Es ideal para ir en grupos a festejar algún evento en especial o para ir en pareja. Genial!

Frente a la recova de la calle Posadas, sobre Carlos Pellegrini, aparece Juana M. Aparece es una decir, dado que el restaurant, propiamente, se ubica en un subsuelo.
De gran ambientación, «casual chic», podría decirse, pero sin caer en lo obvio, Juana M es una clásica parrilla/​restaurant de Palermo/​cocina de microcentro, que se destaca por sus cortes de carne.
Muchas veces ya estuve en Juana, con amigos, por trabajo, y siempre se adaptó. No defraudó nunca.
Esta reseña, de mi última visita, me vio en una mesa de 10 personas, quizás por eso no le pongo cinco estrellas, un par de comensales tuvieron órdenes cruzadas, y a mérito del apuro, decidieron comer lo que les habían traído.
Por mi parte, bife de chorizo, lo pedí «bien jugoso», aunque vino sólo «jugoso». Dolor, y hasta un poco de llanto.
Con los principales, hay acceso irrestricto al salad bar que no solo tiene ensaladas, sino también guarniciones, algunas superlativas, como las berenjenas a la milanesa.
Buenos postres, que en esta ocasión se vieron suplantados por café, y buena atención.
Volveremos.

No lo conocía, fui porque necesitaba cenar por la zona del centro y me propusieron ese lugar. Está en plena av. 9 de Julio pero bastante escondido, bajando unas escaleras, y es gigante. Muchas mesas de madera prolijamente pintadas de blanco y dispuestas por todo el lugar, que son dos salones integrados, apenas divididos por el salad bar. La decoración es simple pero linda: muchos cuadros en exposición, luces bajas amarillas, no mucho más. Lo justo y necesario.
Los platos: hay opciones varias de parrilla (bife de chorizo, brochette, matambrito, tira de asado, pollo, pescados), dos o tres platos de pasta y open salad bar. Si comprás un plato que supere los $ 90, tenés derecho libre al mismo. Incluye varios tipos de ensaladas, champignones saltados, huevos, papas rústicas, algunos buñuelos, arroces fríos. El tema acá es que la poca comida caliente que ofrece el salad bar estaba fría (por ej las papas rústicas o los buñuelos, considero que son para comer al menos tibios, no a temperatura ambiente).
El servicio es normal, no sobresale. Nos trajeron el primer plato muy pegado a la entrada (unas rabas que merecen que diga que estaban muy bien). Entonces tuvimos que empezar con el plato principal sin haber terminado la entrada, para que no se nos enfriara. Es lo único que puedo marcar como negativo, porque el resto fue todo standard.
En fin, no me volvió loca, pero está bien y es una opción más en la zona.

El lugar es muy grande, aunque de afuera no lo parezca. Se baja por unas escaleras y ahí te encontras con un muy lindo restaurant. La atención es super cordial.
El menú es la carta, pero si consumís más de $ 90, tenés incluido el salad bar. Es exquisito!!! Me serví 3 veces la ensalada (la 3era ya era de gula) porque la verdad es que estaba muuuy rico!!! Los campigniones, la ensalada rusa, etc. Como plato principal pedimos ravioles de espinaca con salsa de espinaca. Super ricos. Se notaba que eran caseros. La milanesa de pollo es como para 2 personas. Mi amigo no la pudo terminar lo cual da mucha pena ya que estaba riquísima. Los tallarines a la bolognesa también una delicia. Lo único que lamentamos es poder haber pedido postre ya que estábamos super llenos. Tenemos esta asignatura pendiente, así que volveremos!

Fui por primera vez, de por si el lugar suma al estar escondido una entrada mas abajo de cotidiano. La presentación es sencilla pero elegante, iluminación justa (vela en mesa), que acompaña a la gran exposición de cuadros que decoran todas las paredes.
Hablemos de lo que importa, la comida, todo muy «casero» hecho en el momento y despojado de todo toque industrial, el matambrito a la mostaza lo recomiendo ampliamente, además es muy abundante.
El sistema, salad bar libre (variado) por un monto fijo o incluido si se pide un plato superior a un precio fijo (no adjunto precios x si cambia, en la pagina figura la carta). La relación precio calidad es buena, pero no va a ser barato.
La atención, fue muy buena y relajada, no te apuran ni molestan, la pase bien. El único defecto es q a veces capas pecan de interrumpirte poco y cuesta llamar al mozo/​a.

Ideal para comer buena carne acompañado de un salad bar muy variado que te dejara satisfecho. Preguntar por el mejor corte de la noche. Gran opcion para grupos grandes!

Nunca me olvido del bar de ensaladas que hay en juana m. Fuimos en plan cumpleaños con las de la facultad. El lugar me encantó, me pareció un hallazgo en la zona donde pasas del restaurante carisimo en el patio o la recova, al bar de barrio de pizza o tostados. Ademas como era mediodía pegamos menú ejecutivo a muy buen precio.
Hay un montón de cuadros en exhibición, que son del hijo de la dueña y están a la venta.
Hace poco abrieron un local en miami y tienen otro en tigre.

Juana M es otro de los lugarcitos escondidos de la ciudad que amo locamente.
Primero porque los precios son muy coherentes, hasta lo considero un lugar barato.
Segundo porque la comida es riquísima, y el sistema que tienen con las ensaladas me encanta, podes servirte lo que quieras cuantas veces quieras!
Tercero la decoración, hay cuadros por todos lados de distintos artistas que exponen alli lo que hacen y van cambiando, me parece genial.
El ambiente es divino, es relajado e informal pero elegante, el salón es enorme y entra bastante gente, por lo cual a veces es ruidoso, pero no molesto.
La atención es bárbara, los chicos son muy divinos y siempre están atentos a lo que necesitás.
Es un excelente lugar para ir de a dos o en grupo o en familia, y es lo que me hace elegirlo cuando no quiero arriesgarme a nada desconocido. Se que acá todo va a estar bien.

Juana M. No es un restaurante a puertas cerradas, pero casi. Es un lugar donde solo llegan quienes lo conocen hace años ya que esta escondido en una calle poco transitada, con una entrada super disimulada y ubicado en un subsuelo.
Se puede almorzar y cenar, y su fuerte es la parrilla. Su secreto es un salad bar libre, que es gratis si uno pide cualquier plato de carne.
El bife de chorizo con el salad bar es la clave.
La carta de vinos es acotada, pero con todas las opciones justas y necesarias para poder acompañar la comida.
Es un ambiente oscuro, algo ruidoso, relajado y flexible. Esta super bien para ir con un grupo de amigos, en pareja e inclusive con chicos. La atencion puede ser lenta y un tanto desprolija pero los mozos son simpaticos con lo que se puede recordarles lo que se olvidaron de traer sin uno sentirse muy mal atendido.
En las paredes siempre hay cuadros a la venta, con lo cual ir a comer a Juana M. Incluye una visita a una galeria de arte independiente, pues los cuadros expuestos van variando con frecuencia.
El lugar no cuenta con estacionamiento, pero justo enfrente esta el estacionamiento de La Recova abierto 24 hrs.
La relacion precio-​calidad esta perfecta y dificil de encontrar en esta zona, lo que hace de este restaurante un lugar ideal para una salida casual para comer rico.