Lateral es la esquina más frecuentada de Palermo Chico. La comida es buena, la atención una porquería. O las mozas son inexpertas, o no tienen ganas a veces. Podes quedarte mirando la barra para pedir algo o hacer señas que no se mosquean, porque claramente no están atentos para nada. O sea, vení con paciencia y con ganas de comer rico, pero con paciencia. La gente siempre se sienta afuera, la esquina es como una vidriera social del barrio. Adentro es acogedor, en especial las mesas que tienen un banco largo contra la pared con muchos almohadones. Hay cuadros con fotografías de personajes locales e internacionales, fundamentalmente boxeadores. Tiene un televisor grande que no se cansa de transmitir canales deportivos, venir a ver un partido de fútbol acá es un buen plan. Las pizzas son la opción más económica pero no por eso la menos rica. La que trae rúcula y jamón crudo les sale bárbara. Los sándwiches son buenos, pero lo que más me gusta es la entraña a la plancha con papas cuña. Los tragos no son su fuerte pero mucha gente cae a la medianoche solo para tomar algo y figurar en la esquina social nocturna del barrio, que se completa con los jóvenes que se sientan sobre la vereda de República de la India en el bar Bordó.
María Victoria C.
Rating des Ortes: 3 Buenos Aires, Argentina
No es uno de mis bares favoritos ni mucho menos. He ido con frecuencia porque tengo una amiga que vivía por ahí y nos servía para salir de la casa y hacer algo. Siempre que fui fue para tomar algún trago, así que sólo lo conozco en ese sentido. La variedad de tragos es bastante limitada. O sea, al mirar la carta te da la sensación de que tienen un montón de cosas, pero lo que son capaces de hacer es otra historia. Si te salís del Fernet con Coca Cola o el Gin Tonic, es probable que la pases mal. Un día se me ocurrió pedir un Martini y me trajeron un vaso largo de Gin(creo, o por lo menos así se sentía, sin vermouth u otra cosa) con una aceituna con carozo clavada en el extremo de la pajita(o sea, la pajita se volvía un accesorio inútil, tapado por la aceituna). Fue una experiencia bastante asquerosa. Después de eso aprendí y me limité a pedir cosas sencillas, perferentemente con gaseosas o jugo, cosa de que no se compliquen y me traigan algo venenoso. Es un lugar para estar relajado, bien tranquilo y sin apuro. Creo que juega mucho a su favor que no haya muchos más bares por la zona(al lado está Bordó, pero es otra cosa).
Romina I.
Rating des Ortes: 4 Buenos Aires, Argentina
Otra esquina canchera de Palermo Chico. Pero ésta es muy canchera en serio, más que nada cuando anochece. La gente se desespera por agarrar una mesa afuera, que para cuando está oscuro, ya suelen estar todas llenas. Si pasas un mediodía, es frecuente ver a los mejores de nuestros tenistas y periodistas deportivos almorzando, lo que funciona como gancho para los que quieren pertenecer. Discreto por su fachada y en una intersección escondida, este bar se transforma en el evento donde la juventud de la zona, bien lookeada para no desentonar, va todas las noches a tomar un campari de dorapa y fundirse en la nube de perfume que atraviesa de punta a punta el local. La puesta en escena no dice mucho, lo único que llama la atención es una araña importante que cuelga en el medio del salón. La ostentación pasa por otro lado. Lo que sí tengo que resaltar es el menú. A pesar de que los precios por platos comunachos vaya mas de la mano con la apariencia que con el sentido común, por lo menos son grandes y buenos, muy buenos. Las milanesas de ternera con puré, el pollo a la plancha con papas al horno, la ensalada Cesar, la hamburguesa y la pizza a la piedra-una mitad rucula y brie, mitad jamón con tomate, es mejor que en varias de las pizzerias mas populares– son buenos ejemplos de cocina abundante y casera. La cerveza de litro es más cara que la pizza premium, pero si la idea es compartir, resulta un buen combo.