Restaurante en los aledaños de Parque Patricios. Para los que lo conocen, una marivalla. Tiene poca capacidad y su horario no es muy largo, pero eso es lo que hace que sea tan bueno comer en Mi Rincón. Comida casera, hecha con amor. Desde pastas, parrilla, minutas, pescados y todo lo que se te ocurra porque hasta preparan cosas fuera del menú. Con mozos de la old school con camisa y moño, que se acuerdan exactamente todo como se lo pedis sin anotar nada. Si son un grupo numeroso mejor reservar una mesa porque se llena. Te vas con la penza llena, siempre.