Pizzería San Luis

Quien va a comer a San Luis va a por una experiencia: la del clásico y el popular, la del Centro que se hermana en espíritu con el Alberdi que le sigue, la de la General Paz abajo a la que llegás muerto de hambre una noche medio fría, bien acompañado.
¿La pizza? Clásica, y clásica. No le pidamos peras al olmo. Esta pizza viene en los sabores clásicos (muzzarella, napolitana, morrón con anchoas, fugazza, y un par más de las que no pueden faltar pero no recuerdo, la próxima va foto), porque estos señores se dedican a hacer todos los días lo que mejor hacen: las pizzas clásicas, sin inventos; y sabés que si vas ahí, son las que vas a encontrar.
La masa regordeta, los bordes crocantes, pizza para llenarte en dos porciones… riquísima. Acá no se buscan pizzas gourmet, pero sí una pizza llenadora, exquisita, y que restaura algo en el interior que se siente como original. Quizá tan sólo sea cómo cura el hambre.
El galponazo a lo comedor, casi vacío más que por un tele cuadrado con algún partido de fútbol, y por la gente, siempre presente, te invita a agarrar tus propios vasos, a elegir un porrón de los habituales –sin marcas estrambóticas– y a sentarte a esperar; te dan un numerito y en no más de ‘5 te llaman con un gritito desde el fondo para que te acerques a la barra a buscar tu pizza, que también podés pedir por porción.
Mientras tanto, esperás en una de las mesas rasas que constituyen todo su mobiliario, y disfrutás de la belleza de lo que constituye el verdadero corazón de nuestra Córdoba latinoamericana. Que no te engañen los nuevos bistrós y restorantitos gourmet; Córdoba es esta, clásica y popular.

A ver, son 3 y media, capaz 4 estrellas. No es una pizza estándar normal, es una GRAN pizza, pero tiene un problema mayor: Está al frente de Don Luis, y no es tan rica.
Dos cosas ponen a San Luis abajo de Don Luis: El queso es un toque más berreta, no es muzzarella con ese hilado aceitoso que tanto nos gusta, ni tienen fainá.
Por otro lado, el lugar «invita a la experiencia» o «es pintoresco», un típico bodegón de pizza al corte con masa al molde (gordita, bien alta), pero no es lindo, ni cómodo, ni tiene una atención buena, y todos hablan de que su higiene deja mucho que desear (lo notamos venido abajo, pero no sucio puntualmente).
La masa es superior, probamos la especial, con jamón y morrones (deliciosa, pero floja en el queso), y Napolitana, bien, pero también se notaba mucho esto que no era muzzarella.
En una de las competencias más raudas, radicales y violentas que tiene nuestra hermosa ciudad, el veredicto es tajante: Don Luis es superior a su vecino, aunque estos últimos se precien ser «los originales».