Rincón Libanés

Una de mis comidas preferidas es la comida árabe, vine a este sitio con una expectativa menor ya que al parecer se anuncia como lugar pequeñito, que lo es, y sencillo. Comí un Kebbe bola que no me pareció nada especial por el precio, también un taco falafel que me pareció muy bueno en proporción de tamaño, sabor y precio. La corona de la comida fue el café árabe. Regresaría con alguien para probar más platillos, pero no me quedé con la sensación de que sea una de mis prioridades.

The food here is very fresh and very good. I’ve never had stuffed vine leaves still warm from the rice and thought it weird at first, but the flavour was wonderful. Also excellent humous and the bread toasted the exact perfect amount. The coffee was probably only 4.5 stars but the baklava very good too.

This is a cute neighborhood café. There is middle eastern food on the menu. I went for tea. I got green tea. It took awhile to come out but it was very nice. But it was over $ 30 which is way too much for tea. I also had the hummus plate. The hummus was nice but a little bland and the chips that it came with were nice. But I only got 3 chips for all the hummus so I asked for more, so I got 1 more chip so I asked for more and I just got 1. It was frustrating but the waiter/​owner was really nice so I just left it alone. The bill was $ 100 pesos. Overall it was too much money for nothing special

Un lugar discreto, limpio y amplio. Ideal para una larga cháchara. Super buena atención del dueño y porciones bastante acordes al precio. La comida es muy sabrosa y cada platillo es fiel a su receta original, con ingredientes también originales (según el dueño, su madre, libanesa, es quien los prepara diariamente). Y, es cierto, el café es riquísimo, tómenlo sin miedo y sin azúcar.

El café arabe esta muy rico, el dedo de reyna medio aguado deberia de ponerle la miel cuando lo sirvan. Tienen hookah tambien y se puede fumar en las mesas de afuera. El cuate es servicial y buena gente.

Pocas veces te encuentras con un servicio tan amable y un café rico
Tranquilo, ideal para una cita

Amazing authentic Lebanese Food, all prepared by friendly owner Wajdi from family recipes. They might take a little while preparing the food but it’s because everything is prepared in the moment and fresh. Cannot recommend it enough.

Un lugar para quedarse a platicar horas enteras. El café es buenísimo. A veces, el fondo musical hace honor al nombre, otras es bastante genérico. La pastelería es típica libanesa muy rica. En el interior hay un gran refrigerador horizontal donde se exhiben algunos de los productos del lugar. Solo hay detalles árabes por decoración. Es un local sencillo que compensa con buen servicio y sabor. Las sillas en la banqueta permiten disfrutar la vista de la calle o del exterior, o más directamente, para poder fumar.
Aquí fluyen las palabras entre los amigos, recién conocidos, vecinos que aprovechan para conversar o parejas pensando en todo lo que desean para su futuro juntos.

La realidad de las cosas es que este café no enamora con la vista. Se siente descuidado y un poco tirado al aventón, si pasas por ahí lo más seguro es que lo ignores pensando que es otro de esos negocios improvisados que no duran más allá del año. Me llevé una gran sorpresa al enterarme de que no sólo es un favorito de varios vecinos, sino que también sirve especialidades libanesas.
Me pedí un café turco para medirle el agua a los chiles y quedé muy satisfecho, no se les pasa de hervor como en otros lugares; lo acompañé con una pieza de baklava casero; estaba crujiente y no empalagaba ni se sentía apelmazada por el almíbar. El servicio no es lento pero tampoco te van a tener lista tu orden al instante, éste es un lugar para que te sientes a descansar y ver pasar el rato.

Este sin duda es el mejor café turco de la Cuauhtemoc para tomarse ahí mismo. Es un local descuidadón y sin mayores adornos, pero ya es parte de la familia de locales arraigados a la colectividad que le circunda, de la que formo parte. A mi en particular me gusta sentarme a en sus mesas de la calle para tomar un turco después de comer y quizás uno de los dulces árabes que venden –los mejores que he probado nunca,– nada empalagosos y caseros, preparados con receta original de la abuela del dueño, un libanés de nombre casi impronunciable sumamente amable e inteligente que adora a los perros. Principalmente al suyo, llamado Rocky.
La elección, claro está es el café turco –con o sin azúcar– pero también hay americano, capuchino, etc. etc.

Este café no promete nada a primera vista, luce como un cafetín improvisado y descuidado. Detrás de esta apariencia hay un delicioso secreto: el taco falafel, el mejor cuando lo prepara el dueño de este café, un libanés de expresión dura, pero muy buena onda si le caes bien a su mascota Rocanrol, un perro Pomerania con mirada loca.
La primera vez que ordené un taco falafel para llevar fui advertido: «No esperes más de diez minutos para comerlo porque el aderezo se absorbe y se estropea la textura de los ingredientes». Si vas sugiero que seas paciente, porque la preparación es lenta.
Cada croqueta de garbanzo molido (falafel) se fríe al momento; mientras se coloca una cama de vegetales recién picados en el pan pita sobre la cual va una fila de falafels ligeramente crujientes. Un poco de jalapeño triturado es agregado para sazonar, prometo que no va a picar. Antes enrollar, la combinación se baña en un tibio aderezo de la casa.
Debido al minucioso montaje de ingredientes hay en cada mordida un peculiar equilibrio de sabores y temperaturas que contrastan mucho. La preparación es semejante a la de un rollo de sushi.