Este lugar se ha convertido en uno de mis favoritos para desayunar porque es bueno, bonito y barato. Localizado al lado de una institución como Los Alebrijes, los dueños ofrecen un poco lo mismo que ahí: huevos, chilaquiles, enchiladas, hot cakes, pan francés, etcétera, pero con un toquecito diferente que me ha hecho preferirlos, pues las sillas son más cómodas, haciendo más agradable la estancia. El sazón es muy rico y, cuando llegas, te traen una bandeja de panes artesanales –nada de la clásica telera o bolillo-, acompañados de mermeladas caseras(que puedes comprar para llevar a tu casa), para que aplaques un poco el hambre en lo que llega tu desayuno. Por la mañana tienen paquetes que van de 38 a 70 pesos, el más barato tiene avena, café/te y jugo/fruta; pero mi favorito es el de chilaquiles con dos huevos y frijoles, además de café y fruta, que están deliciosos y cuesta 65 pesos. También tienen menú a la hora de la comida y, aunque nunca lo he probado, seguro que está bueno, pues las cocineras son las mismas y por la tarde preparan parrilladas y alambres(¡mmm!)