Hace algunos ayeres, fue el centro comercial de San Miguel. Lucía moderno, tenía una tienda ancla, y todos querían un local ahí. El tiempo le cobró factura y ahora está casi vacío. El descuido no le hace justicia a la belleza del sitio. Aún sobreviven algunas oficinas de gobierno, como el instituto electoral, el Registro Civil, y el Sistema de Administración Tributaria. Un par de locales de comida y algunos negocios menores completan el lugar. ¿Por qué soy fan de esta plaza? Nostalgia, tal vez, pero sé que aún tiene mucho potencial y eso no es poco para mí. Tiene un enorme estacionamiento empedrado(que, por cierto, sirve para cuando vas al tianguis) y una fachada que sólo necesita una manita de gato. Prueba con sólo entrar. El ambiente es inmejorable, si afuera hace calor, éste es un oasis, y si afuera hace frío, se antoja sentarse a tomar un cafecito. Ojalá volviera a ser no lo que antes era, si no mucho más. Una farmacia 24 horas: eso le hace falta.