Con cocina tradicional mediterránea, lo que más me gusta en comparación a otros cercanos en mismo paseo, es que han puesto un menú de 16 € bastante decente. Así te evitas sorpresas de última hora. Tres entrantes a compartir, un arroz a elegir, postre y una bebida. No esta nada mal para comer en primera línea de la playa a precios moderados.
MariaJose P.
Rating des Ortes: 4 Valencia
Conozco el Bobo desde que tengo recuerdos. El bobo era la referencia para quedar en la playa(«delante del Bobo»). Era el sitio donde ir a comprar un helado cuando apretaba mucho el calor. Era el merendero donde, si comprabas la bebida, podías sentarte a comer la comida que habías traído de casa en una fiambrera. Después hicieron el paseo marítimo, tiraron los merenderos y los convirtieron en restaurantes turísticos, todos iguales, todos caros y muchos de ellos con unas pretensiones que no habían tenido nunca. He vuelto a comer alguna vez en el Bobo, más como símbolo que por lo que ahora es. La comida es buena y el servicio adecuado. Las vistas, como las de cualquier otro restaurante de la playa de la Malvarrosa, preciosas. Poder comer mirando el mar no tiene precio. Lo mejor, para mí, los recuerdos.
Jaime B.
Rating des Ortes: 5 Valencia
A los pies de la playa de la malvarrosa y con el Mar Mediterráneo de fondo, se encuentra este restaurante al que le tengo un cariño especial,(conocido en mi familia como merendero el bobo) Por allá en los años 80 y 90, cuando un servidor era tan sólo un niño mi familia y yo cogíamos el coche y aparcábamos a pie de playa. Nos tirábamos horas y horas tomando el sol, a la puerta del bobo. Esperábamos con ilusión la hora de comer. A primera línea de playa había un número considerable de restaurantes(merenderos) todos pintados de azul… eran como una especie de casetas prefabricadas, todos con la misma estética pero ninguno cocinaba los arroces como el bobo. Solíamos ir una vez al mes, cuando mi padre cobraba(otras veces lo veíamos desde la hamaca de la playa, con bocadillo de atún con olivas en mano) sobretodo a final de mes. Encargábamos una paella pero antes tomábamos unas clóchinas o tellinas de la zona y por supuesto un porrón de cerveza con gaseosa para beber A pesar del paso del tiempo, de la rehabilitación y modernización de la zona, la tradición familiar continua y el arroz sigue sabiendo a gloria