Café Lola

Local de copas situado por la plaza del cedro y que por lo visto lleva muchos años abierto. El local está bien, decorado un poco retro lo que le da aire a oos pubs de los ’90, acude gente de edades muy diversas, aunque como he visto en reesñas anteriores he de decir que los precios son medio-​altos.
La música estaba bien, yo fui un domingo por la tarde y era más o menos actual, pero para conforme está decorado el pubs, me hubiese parecido más normal oir música más rocanrollera.

El bar esta bien, pero que te claven 1’5 € por un vaso de cocacola de grifo lleno por la mitad me parece un abuso.

No se puede negar que la decoración no puede ser más currada y curiosa, desde colecciones completas de billetes del mundo –eso sí, tras la barra, que hay gente con la mano muy larga– hasta un Cadillac a tamaño casi natural empotrado en una pared. Pero mi experiencia no me lo recuerda precisamente como un bar donde pasar la tarde sin prisa alguna, que es lo que incluso a mí me pareció al entrar.
Primero tomamos una ronda en la barra, esperando que llegara el resto de amigos. Era una reunión algo informal, pero lo cierto es que estábamos organizando algo y necesitábamos un lugar tranquilo donde hablarlo, así que cuando llegaron todos nos trasladamos a una de las mesas para estar más a gusto –llovía a cántaros, de modo que tampoco pudimos optar por salir a su famosa terraza. Craso error. No suelo ser admiradora de los lugares donde la música te impide apenas comunicarte con la persona que tienes a cuatro palmos de tu cara, pero menos puedo tolerarlo cuando el sitio en cuestión ni siquiera es un pub o un bar a altas horas de la noche.
En este caso, sí, la mesa era muy cómoda y con cada cerveza –por cierto, algo cara– venían patatas fritas de cortesía, además, estábamos justo pegados a la pared del enorme Cadillac; pero los volúmenes de los altavoces rozaron un punto en que nos vimos obligados a pagar y salir de allí buscando otro lugar donde, a las siete de la tarde, pudiéramos mantener una conversación con rock de fondo pero también siendo capaces de escucharnos.

Uno de los pubs más carismáticos de la zona Cedro. Destaca por la variedad de cervezas y cócteles, así como por la decoración de un interior repleto de vinilos. Además, en los últimos meses han aumentado el tamaño de las papas y los surtidos que ponen para picar, por lo que es el sitio perfecto para ir tomando algo antes de cenar.

El Lola es mi bar preferido, ya se a para tomar un café, tomar unas cervezas a mitad tarde o para calentar motores para la noche tomando unos cubatas.
Los camareros son muy atentos, su decoración con portadas de discos de Depeche Mode y el ½ Mini colgado en la pared le dan un toque distinto a cualquier otro bar de Valencia. Además cuentan con dj pinchando en directo todos los fines de semana y alguna noche y los días de partido lo podrás ver perfectamente desde sus 3 televisiones gigantes.

Todo un clásico de la zona del Cedro, es un sitio perfecto para tomar un café o una copa mientras escuchas el mejor rock internacional desde los 80 hasta la actualidad. Es un local de buen tamaño donde también tienen cabida exposiciones y otras manifestaciones culturales, ¡incluida la XBox! Para todo ello cuentan con una pantalla gigante, donde no faltan las retransmisiones de fútbol cuando las hay.
Lo que más me gusta del sitio, y lo que le da ese carácter único, es que cuenta con un estilo propio. Mesas redondas de mármol, como las de los cafés de toda la vida, al igual que la barra, paredes forradas en madera y una decoración con detalles rockeros y otros más curiosos, como una hélice en la pared o un cuadro coche.
Un diez a la personalidad propia.

La primera vez que entré a este pub fue hace mucho tiempo. Era el primer local que visitaba de la zona cedro y es uno de los pocos que sigo visitando siempre que puedo.
Al entrar te recibe un mosaico de carteles que dejan entrever el estilo del pub, la personalidad de mismo. Carteles de conciertos, discotecas, exposiciones, actuaciones en vivo…
Cuando te acercas a la barra, no sólo notas el carácter afable y humilde del camarero, sino también cómo una decena de cuencos de papas y mezclaillo te observa y te dice: pide una cerveza y seremos tuyos.
Una vez tienes la cerveza entre las manos y las papas en la boca, puedes optar por sentarte en la barra o en una de las mesas y bancos de madera de los que dispone.
Si te quedas en la barra… FLIPA !! Justo detrás de ella, la pared está forrada !! Sí, sí forrada. No hay billete de cualquier lugar del mundo y época que no esté pegado en ella.
En la parte derecha, los billetes se cambian por vinilos, otorgándole a ese rincón una apariencia de biblioteca musical muy vintage.
Billetes, vinilos, y lo que faltaba, tres pantallas enormes donde reproducir videoclips, partidos de fútbol o lo mejor de todo, una partidilla al Pro Evolution Soccer.
Tiene la PS3 lista para jugar unos partidos al Pro en la pantalla principal del establecimiento. ! Una pasada ¡
Para aquellos más tradicionales y habilidosos también tiene una maquina de dardos y otra de multijuegos (diferencias, trivial, shangai, etc).
Para rematar, muchas veces el local admite exposiciones de fotografías, cuadros y obras de arte.
Un local que apuesta por la cultura, las cervezas con «mezclaillo» y el buen rollo !!

El Café Lola está infravalorado a mi entender. Buena parte de ésta culpa supongo que estará que está justo al lado de La Siesta, que tiene oferta de quintos y el Café Lola no. En verano su terraza sí se llena, pero en invierno nunca lo he llegado ver abarrotado. Y en Verano por supuesto que no.
Por dentro es un sitio muy bonito, todo hecho de madera muy bien combinado. En una de las paredes tiene una estantería repletita de Vinilos y en otra hay medio Mini colgado (sí, hay medio coche colgando de una de las paredes, en plan póster original). La música también es buena (Block Party, Chemical Brothers…)
Un buen sitio para tomar un café o una cerveza. Hay un cartel en el que pone que probemos su Gyntonic especial. Pero yo todavía no le he hecho.
Aunque es una lástima que los que no hayáis ido todavía nunca vayáis a conocer a la gran mascota del Lola. Un pez naranja bastante gordo en su pecera. Que llevaba la vida más aburrida que te puedas imaginar. Se entretenía mirando su propio reflejo y sólo movía las aletas cuando era absolutamente necesario.
Al parecer moriría en su propio tedio. Ahora ha sido sustituido por un puñado de pececillos más o menos sosetes que se mueven más. No es lo mismo.