Canalla Bistro

Lugar increíble, la comida es una explosión de sabores. Muy detallistas con los alérgicos, el trato del personal es fantástico y las recomendaciones sobre el vino excelentes.

La verdad es que el sitio es muy canalla como el propio nombre indica, muy original, nos gusto la decoración y el servicio, ya que son muy atentos.
El menú estaba delicioso tomamos de entrantes el cucurucho crujiente de salmón, aguacate y wasabi (el que nos gusto más por su originalidad y sabor), después tomamos una ensalada de cintas de calabacín, mango y parmesano; y para finalizar alitas con salsa de sésamo.
Los primeros, elegimos cada uno uno diferente asi probar los dos que se ofertan en el menú, el que más nos gusto fue el codillo de cerdo en salsa barbacoa y parmentier con cebolla china (en su punto, es que se deshacía en la boca) y el otro primero fueron las albóndigas de sépia con curri blanco de coco y lima (para nuestro gusto un poco demasiado ácido) y de postre corte de helado de ferrero rocher 2013 (altamente recomendable)
Fuimos por valencia cuina oberta y la verdad que no vale la pena ir en esa semana, ya que el precio de ese menú es el mismo durante todo el año; por lo que puedes ir cualquier día y esa semana aprovechar para ir a otro restaurante.
Eso sí, muy recomendable ir a comer/​cenar en Canalla Bistro tanto por la calidad de la comida, local y servicio.

Fuimos anoche a cenar cuatro personas y para no liarnos pedimos el menú degustación.La verdad es que no me entusiasmó por no decir que a 35 € por cabeza incluida la bebida hay mejores sitios donde aterrizar.
Soy de la opinión de que los menús de degustación son para ir en número impar. Seguro que las cantidades no varían apenas de 3 a 4 comensales pero la cuenta si que lo hace.
La mayoría de los platos se sirven fríos y algunos muy fríos por lo que estás deseando que llegue algo templadito o caliente a la mesa que no lo hizo hasta el nigiri de pato para mi algo subido de… ¿mantequilla?.El nem vietnamita algo fuerte de sabor en su base. La ensalada algo fuerte de avinagrado. Lo mejor el calamar en tempura que desafortunadamente perdió parte de su ejecución con la feta y el keffir de lima. Por suerte de una intolerancia de unos de los comensales, las salsas venían separadas. Lo mejor el curry rojo. El gofre a mi gusto estaba blando.
La decoración es original con el abuso hipster del basquet, lo malo es que las mesas están un tanto cerca unas de otras. Una buena parte del aforo y la disposición de las mesas es más para parejas. Quizás mirándose a los ojos los platos se sientan más templados.
Supongo que a Ricard Camarena ni está ni se le espera ya que debe de andar por Habitual.
Resumiendo sin estar desde luego mal casi mejor irse directamente a un oriental y ahorrarse unos euros

El menú de mediodía me pareció un acierto. Especialmente el suquet de pescado, que como casi todo en el local, tiene un toque oriental. Comí muy bien, los entrantes quizá lo más flojo, porque el postre (tarta de mango con menta) estaba delicioso. Es cierto que la luz es demasiado tenue para estar de comida, pero en general la decoración es muy original.

Excellent dinner at this restaurant arising from the coffee shop in the Central Market in Valencia.
Great atmosphere, good service, and unusual and very tasty food combinations.

Para celebrar mi cumpleaños y el de mi suegro que los celebramos con dos días de diferencia, mi suegro aconsejado por mi cuñado nos llevo a cenar a este original local.
No tenemos muchas dudas a la hora de elegir el menú, ya que nos presentan un menú degustación con una pinta estupendísima y a un precio razonable.
El primer plato que nos sacan es un cucuruchito con salmón, aguacate y wasabi que no acaba de convencerme del todo, pero enseguida sacan otro entrante tipo sadwich de foie que más bueno no podía estar. A continuación una ensalada de calabacín normalita, un plato de panceta que imitaba al pato, ub taco de rabo de toro, a mi parecer lo mejor de todo el menú degustación y para finalizar otra fajita de pollo.
Para finalizar el postre era una especie de bola tipo ferrero pero rellena de chocolate blanco y con un bizcochito en el fondo, todo bañado con chocolate negro.
Algo que no nos convenció es que nos sacaron dos postres para 6 personas y decidimos pedir otro y por lo menos tener uno para cada 2, y he de decir que el postre estaba increíblemente bueno.
Mi conclusión general sería que todo estaba bueno pero para mi gusto no se pasa y no creo que hubiera ido jamás si no me llegan a invitar, eso sí, puedo decir que he probado un restaurante de Ricard Camarena.

A pesar de haber acudido sin reserva, pudieron atendernos en menos de 10 minutos (con el local lleno). Genial ambiente y decoración, atención inmejorable de los camareros y rapidez en el servicio. Muy recomendable

THE GOOD: The place is very fun, hip and stylish all at the same time. The Tuna and avocado tartar, red curry Thai pork, and Katz pastrami sandwich were outstanding.
THE BAD: While I generally avoid hamburgers in Spain as a rule (because they suck so bad), I unfortunately ordered one here, and the result was not good. It was the best burger I’ve eaten in Spain, but it still sucked.
THE UGLY: The service was rushed and impersonal. The different courses were served much too close together.
OVERALL: Most definitely one of the best «budget» choices in Valencia for creative food. Plus, the neighborhood it’s in is great to explore before or after the meal.

Era una cena especial y pensé que, a pesar del precio, de vez en cuando está bien darte un homenaje. Pero no me llegó a convencer. Salí con la sensación de que había cenado en un «restaurante de comida rápida pija».
La decoración muy chula y a la moda, pero estaban las mesas tan juntas que parecía que estuviéramos cenando todos juntos. Nosotros estábamos sentados en la tercera mesa desde la entrada y cada vez que se abríà la puerta de la calle teníamos que sacar el abrigo!
La carta, muy extensa, sí que dejaba claro los platos (su nombre es muy descriptivo, se agradece). Pero había tanto donde elegir que nos decidimos por el menú degustación. Los platos originales y con buenos productos, pero la cantidad de salsas que llevaban, todos los platos!!!, impedían saborear dichos productos. Y no hablo de salsas caseras sino que más bien daba la sensación de que tenían la cocina llena de botes industriales de salsas.
El postre, gofre de calabaza, me gustó mucho.
Cenamos bien, pero esperábamos un poco más de un restaurante de esta categoría y con esos precios.

Opción democrática de probar la cocina de gean chef Ricard Camarena. Bancos de sentarse y mesas realizadas con las tablas de madera de las antiguas cajas que se usaban para transportar las naranjas. Originales lámparas de cartón duro. Platos pribados: buñuelos cremosos de bacalao, ensalada de alcachofas en escabeche con trufa negra y altramuces, calamares a la romana, hamburguesa jugosa, steak tartar, corte de helado relleno de ferrero rocher y bizcocho helado de turrón tamaño XXL. Excelente relación calidad precio.

Tengo que confesarlo. Fui para probar si la fama que tiene Ricard Camarena está justificada o era cuestión de moda. La verdad es que no me extraña que esté en boca de todos. El Canalla Bistro es un lugar donde se puede degustar comida de vanguardia sin tomaduras de pelo y sin quedarse sin dinero para el resto del mes. Probamos el menú degustación. El de noche cuesta 25 € bebida a parte. Salimos más que satisfechos. Fue una exhibición de platos que no dejará con hambre a nadie. El tartar de presa ibérica sobre lecho de berenjenas y mostaza está espectacular, también me encantó el pastelito de boniato de foie y el cucurucho de salmón con aguacate al wasabi. La oferta de vinos es muy amplia, así puedes elegir vinos desde 15 € hasta y el servicio muy correcto. Qué más se puede pedir?

Ayer tuve la oportunidad de comer de menu en este restaurante.
La ambientación tipo OK Corral me gustó bastante. Muy rústica. Las paredes llenas de estanterías con cajas de madera, y la puerta de la entrada deslizante hacía un lado. Curiosidades que hacen del local un sitio divertido.
Respecto a la comida. El menu era de 15.50 €. Me encanta no tener que pensar, si no más bien disfrutar de la conversacion con la gente con la que vas. Así que directamente elegimos el menú. Sólo tuve que decidir entre los ñoquis de patata o la carrillada. En este caso elegí los ñoquis.
Todo exquisito. Mi comida fue una croqueta creo que de bacalao, unas ensalida muy rica, un cucurucho de entrada con salsa tipo guacamole, los ñoquis, y de postre algo con chocolate.
Sinceramente. Muy bueno.
Repetiré… Eso, si. Sin pensar mucho…

Dejate llevar por el menú de degustación o deleita tu paladar con su hamburguesa. Y por favor, no te olvides de volver aunque sea sólo para disfrutar de sus postres.

Un sitio espectacular tanto en el servicio como en la comida a mi personalmente las dos veces que he ido me han cobrado 40 euros aproximadamente y os dire que es uno de esos sitios en los que al acabar dices «cobrame lo que quieras». La tempura de verdura no dejeis de probarla sencillamente perfecta!

What a wonderful experience. Every thing was just excellent. We took the «Menu to share» and it was a delight of different tastes and mixes that made us want more. I am really surprised to read some bad comments, but I guess you can’t please everyone. Also most of the comments are about the other part of of the restaurant that is the normal cuisine which shouldn’t be confused with the other part that is pricier with a higher level of cuisine.
As for the service, if you’re not local and don’t speak the language, it shouldn’t be a problem, the staff speaks good enough English and they are extremely friendly. If the customer is grumpy, that doesn’t mean the service is not professional…

Local decorado de forma muy original aunque con luz bastante tenue.
¿La comida? Espectacular!!! Aunque tienen que gustarte las especias y sabores diferentes. Destacaría el sándwich de pastrami, las croquetas de pollo a l’ast, la mozarella rellena y el melocotón helado… impresionante!!!

Very very disappointing regarding the chef reputation ! It is nothing else than a factory. We had the sharing menu: a 9 plates discovery tour of chef’s insipirations. Every plate was greavy and not refined at all, we didn’t get more than 5 minutes between two courses, and we did not finish most of our plates. Service is not at all professional, and the room is really too noisy. Do not go, you won’t miss anything.

Visité el Canalla Bistro hace algo más de un año cuando llevaba sólo unos meses abierto. En ese momento la comida me pareció correcta, pero no para echar cohetes. Y muy cara para las cantidades que ponían y el ambiente informal del local. Pero este restaurante es para mi la prueba de que a veces hay que darle una segunda oportunidad a sitios que no te han convencido. Especialmente si han abierto hace poco, a veces hay que dejar que los negocios maduren.
En principio no pretendía volver, pero me encontré con que en Ruzafa los domingos está casi todo cerrado, y por visicitudes del destino acabamos aquí. Nos dieron mesa muy rápido a pesar de no tener reserva. Hay que decir que el servicio es muy ágil y fueron bastante rápidos tanto en tomarnos nota como en traernos la comida.
La comida la recordaba mucho más normalita. Tal vez en mi anterior visita no tuve acierto al pedir o tal vez la cocina ha mejorado, pero esta vez pedimos consejo a la camarera que nos atendió, y estaba todo buenísimo. Tengo que hacer una mención especial a las croquetas del pollo a l’ast ¡muy ricas! También me gustó bastante el chili de cordero con guarnición de quinoa. Que de chili tenía poco, la verdad, pero aún así estaba muy bueno, ¡y eso que a mi no me gusta el cordero!
En total la comida salió por casi 80 € para cuatro personas. Pedimos 3 platos y un menú con otros 2 platos (uno de ellos, una ensalada minúscula), todo para compartir y una botella de vino. No pedimos postre (a excepción del que incluía el menú). Si no le doy las cinco estrellas es porque me sigue pareciendo un pelín caro para el tamaño de las raciones y el ambiente modernillo/​informal que tiene el local. Pero me parece un sitio estupendo para ir a comer un día en el que no tengas mucha hambre.

Suelo ir cada cierto tiempo y disfruto siempre de sus platos. Soy asiduo de Ricard Camarena y este sitio me parece un acierto de su propietario. No ofrece las maravillas que ofrece Ricard en su restaurante pero son picadas muy buenas.
Hay que saber pedir y, cuando conoces las picadas comes muy bien por 25 €. Bajo mi punto de vista, el error es coger el menú que ofrece, es mejor seleccionar tu las tapas.
La carta de vinos cumple las expectativas.
Y otro de sus sitios es la barra del Mercat Central. Hay que ir!

Excellent mid-​priced restaurant with delicious food and terrific service. We spent 70 € for 2, but opted for the more expensive 9 course tasting menu, coffees, water and a more expensive bottle of wine. We could have spent in the 40 € range if we’d gone for the regular menu and a less expensive wine. The people beside us had the regular menu and seemed just as satisfied as we did. Everything was fabulous.
The atmosphere and decoration were rustic, but tastefully cool. 3 things that set this apart from most Spanish restaurants of this price and quality: 1) They don’t avoid spice. Although nothing was excessively spicy, many of the dishes had some real zing to them. The tasting menu had an Asian bent to it with Vietnamese, Japanese, Chinese and Thai inspired dishes on it, and all of them had appropriate flavors. 2) Service was fast and effecient. The rotating staff meant there was someone always delivering your food or clearing your plates and we never once had to wave someone down to ask for anything. Can’t say that about any Spanish restaurant I’ve ever been to. 3) There was good space between all the tables. Most restaurants here try to fill every available space with tables, which means your butt has to bump and slide across someone elses table to take your booth seat. It also means the you have to speak loudly to your companion to be heard over the table beside you. At Canalla, they leave plenty of space between tables, which made for a quiet restaurant and relaxing atmosphere, despite being full.
Highly recommended for a nice, tasty experience.

Se ve que lleva ya un tiempo, pero como está medio escondido en la calle perpendicular a Dortor Sumsi nunca me había fijado. Un día, que iba más lenta de lo habitual por cargar con mi hijo en brazos, me llamó la atención el diseño moderno de la entrada y me fijé. Estaba vacío porque era pronto pero me gustó y curioseé un poco, leyendo la carta y asomando el hocico por la puerta. Me pareció que tenía un toque diferente y pensé en volver a probarlo cuando se presentase una ocasión. Llegó a las pocas semanas, cuando una Unilocaler planteó en una conversación la posibilidad de ir a probar en Valencia el sándwich más famoso de Nueva York, el pastrami. Si no has oído nunca esta palabra (que suena rara) no te creas poco moderno, aquí lo que se estila es el biquini (de York y queso) de tota la vida, o el vegetal con huevo, así que estas moderneces hay pocas en la ciudad. De hecho, después de mucho buscar parece ser que el único sitio en el que se puede encontrar algo parecido a lo que sirven en la ciudad americana está aquí, en Canalla Bistró. Pues allá que nos fuimos, 4 comensales en busca de 4 pastramis.
Llegamos con mesa reservada y nos esperaban; la chica, amable, nos llevó a la mesa y lo agradecimos, porque había tan poca luz en el local (y era un mediodíaa de septiembre con 35 grados en la calle) que casi necesitábamos linternas para llegar a nuestro sitio. El despliegue de camareros es brutal, parece aquello el convite de una boda de la Casa Real o de la hija de algún presidente del Gobierno, arriba y abajo van danzando, algunos con más faena que otros, y bueno, nos sentamos. La carta es curiosa, hay mucha mezcla de platos de varios estilos y lugares del mundo, pero nuestro paladar sólo tenía saliva para una cosa: el pastrami.
Alucinamos en colores cuando vimos que costaba 12 euros, pero imaginamos que iría acompañado de una guarnición o que sería tamaño vaca. Como veníamos con expertos «pastrameros» en la mesa, nos explicaron (con el apoyo gráfico de imágenes de móvil y todo), que era un sándwich hecho con carne de vaca a la que habían desangrado previamente y habían dejado macerar en especies, tipo salmuera, muy condimentada y con mucho sabor. Pues las expectativas eran altas, puede que demasiado. El caso es que vimos tantas fotos en Internet que cuando nos lo trajeron yo ya vi algo que las fotitos no tenían: grasa a saco. Seguro que tiene que llevarla, para darle sabor y que esté jugosita, pero había unos trochos blancos que eran «massa carabassa». Igual soy un poco histérica para eso, sí, la soy la típica coñazo que se quita el lado de grasa del jamón serrrano, pero lo siento, no puedo con la textura esa gelatinosa o chiclosa.
Así pues, el sándwich tampoco venía acompañado de nada, estaba solito e indefenso en el plato. No digo que hiciera falta, porque llena un huevo, pero sólo por dejar un detalle, incluso no comestible (como una flor, aunque las hay que se comen), hubiera quedao mucho mejor en un plato por el que pagas 12 pavos. De sabor estaba muy bueno, el pan creo que era de centeno, y la salsita de pepinillos con el toque de mostaza era brutal. Eso sí, estuve a punto de pedir unos guantes para poder ir desmembrando la carne en trozos y desechando los kilos de grasa que me iba encontrando en cada bocado. Eso me amargó un poco el placer de comerme el plato, y si mi madre me hubiera visto, hubiera llorado. El pastrami estaba bueno, pero tampoco tengo mucho con lo que comparar así que no voy a volver a pagar esa pasta por comerlo allí, desde luego.
Por lo demás, pensamos pedir algo al centro y había unas ensaladas curiosas que llamaron nuestra atención. Escogimos una thai para compartir y cuando nos la trajeron me entró hasta la risa ¡era minúscula, enana, liliputiense! con eso no come ni mi hijo de 5 meses, me pide una vaca a la jardinera después. Buena estaba, sí, pero con esos tamaños (y 9 euros y pico de precio) es para decírselo, en serio, me pareció una tomadura de pelo ¡absoluta! Tocamos a tres brotes de soja y medio por cabeza con un poco de salsita.
El caso es que en conjunto, me pareció bien por lo exótico del pastrami y tal, pero repetir, repetir, no creo que repita. Si a mediodía salimos a 17 euros por un sándwich y una ensalada a compartir, no quiero pensar si vas a cenar y se te ocurre pedir un postre, la casa por la ventana.

Delicioso, original y con una buena presentación. Un sitio ideal para disfrutar de los sentidos.

Tras mi segunda visita, creo que ya es hora de comentar.
Lo primero: pastrami. Es para mi uno de los 2 motivos para venir. Un sandwich de carne de falda de ternera especialmente preparado con una receta muy presente en la cocina judía en Nueva York, pero que se ve que viene de Rumanía (habrá que ver…) Pude probarlo en donde más se hace, en NY, y he de decir que está muy conseguido, y que salvo que seas un purista que se ha recorrido varios delis de allá, saldrás más que satisfecho del sandwich de pastrami estilo Katz’s. Que no os asuste el precio, es lo que vale, es bastante carne de ternera… aunque para mi gusto, cortada demasiado fina y algo escasa (comparado con NY, aún asi da para quedar saciado perfectamente). Repetiré sólo por este plato.
El segundo motivo para venir es el menú degustación para compartir, que te permite probar muchas cosas de la carta a un precio moderadamente razonable (26 pp), y pudiendo cambiar alguna cosa si veís que no os apaña. Salimos llenos y con comida pa casa, aunque eso si, era hora de cenar y no veníamso con hambre de lobo.
Y dejo por último el motivo para no venir: venir a la carta o con mucha hambre… Clavazo asegurado… a ver, si, «by Ricard Camarena», pero que la ensalda de calamar y calbación cueste lo que cuesta, sea tan pequeña y encima el calamar no se note salvo que lo pruebes sólo… mal. El kebap de cordero… bueno, si, pero vamos, demasiado parecido al de un kebab normal y encima más escaso como para que cobren 8 €. El plato de pescado rebozado con leche coco estaba muy conseguido, pero una vez más, escaso. Las croquetas de pollo asado, he de decirlo, muy buenas (más bien tremendas) y de precio justo.
Casi lo olvido. Detalle cutre, rastrero e impropio de un sito así. Cobraron 1 € por 4 trozos de pan que no habíamos pedido.
Aparte de eso, el ambiente es tranquilo e íntimo, sobretodo al final, el trato es bueno, permite reservar online… y a verdad, lo que hacen está cuidado y bien hecho.
Volveré, por algún plato concreto, pero lamento no poder recomendarlo a mis amigos.

El único restaurante de Valencia donde encontrarás auténtica carne pastrami. Ésa fue la razón que nos trajo hasta él, y ésa fue por la única que lo destacaría. Sí, el resto de la carta tenía muy buena pinta, pero por lo visto las estrellas Michelin hay que pagarlas aunque los platos que te sirvan sean ridículos: que me perdonen, no creo en esa cocina moderna en que has de mirar lo que te comes con una lupa y pagar con un órgano interno. Aun así, nos atrevimos a pedir una ensalada al centro (éramos cuatro) para abrir boca mientras esperábamos con gran expectación el famoso sándwich italoamericano que patrocina el 90% de las comidas rápidas de la ciudad de los rascacielos.
El servicio no me gustó nada, la única persona que me hizo sentir menos incómoda fue el chico que me tomó la reserva el día anterior (y tampoco es que fuese la alegría de la huerta); la mujer que nos recibió, demasiado estirada para mi gusto, y los camareros que después nos atendieron me parecieron desastrosos. En el cambio de platos, vinieron dos chicas (nunca había visto ese servicio a cuatro manos para una mesa tan pequeña), una que me retiró el de la ensalada sin apenas preguntar, cuando aún no había terminado, y la otra que me lanzó –casi entrecruzando sus brazos con la primera– el principal. No comprendí nada.
El sandwich en sí, volviendo al motivo que nos llevaba a este restaurante tan pijo (que, por cierto, se supone que es la adaptación «low cost» de este chef), nos gustó bastante. Hablando puramente de gusto. De sabor. De sabor estaba riquísimo. Esto lo tenéis que considerar perdonándome por no haber probado un auténtico pastrami neoyorquino, claro está. Éste era realmente sabroso y la verdad es que para lo pequeño que nos pareció en un primer momento (la carne no formaba 200 capas, como habíamos visto en otras referencias) llenaba bastante. Junto a la carne en sí, porque realmente de acompañante entre las rebanadas poca cosa más hay, he de destacar el pan de cereales: era delicioso, aunque un poco triste presentarlo sin guarnición ni decoración alguna. Por el amor del estómago, que estoy pagando 13 euros por un maldito sandwich.

Soy una gran aficionada a los canalaes de recetas de youtube, los programas de cocina, los libros de cocina y cualquier cosa que explique y muestre como se cocina. Así fue como descubrí la existencia del pastrami.
#eldatito: el pastrami es básicamente carne roja, casi siempre falda de ternera por lo que tengo entendido, que se desangra, se pone en salmuera, se adereza con un montón de especias y se ahuma. Después de estar unas cinco horas en el horno, se corta en finas lonchas y se sirve en bocadillo. Ya el acompañamiento que le quieras meter dentro depende del lugar al que vayas o el gusto que tengas.
Pues bien, hipnotizada por esta locura de plato un día me propuse encontrar un local o tienda en Valencia donde lo sirviesen. Y así es como llegué al Canalla Bistro, ya que después de un exhaustivo proceso de documentación descubrí que era el único sitio donde podían servírmelo en la ciudad.
Y hoy ha sido el día en el que hemos ido a probarlo.
He quedado gratamente sorprendida ya que para nada sabía a como me imaginaba. El sandwich nos lo han servido con pan de centeno. Llevaba además mostaza, pepinillos cortados en trocitos y lechuga, aunque creo que también llevaba un poco de repollo o algo parecido, o igual ha sido la lechuga que paraba dura. Bueno lo importante: riquísimo, sabrosísimo y recomendadísimo. Ya puedo tachar de mi lista de cosas a hacer antes de morirme comer pastrami.
Además del pastrami hemos pedido una ensalada para compartir. Nuestra elección ha sido la de pollo tailandés que era un poco picante. Está rica. Llevaba manzana, pollo, brotes de soja, albahaca, cacahuetes, zanahoria y más ingredientes que ahora no recuerdo. Sin embargo era minúscula. Y por minúscula me refiero a que una de las personas con las que he acudido se ha quedado muy sorprendida por el hecho de que el tazón de cereales que ella desayuna por las mañanas es más grande que la minúscula ensalada que debíamos compartir ¡entre cuatro personas! y que costaba ¡10,50 €!.
El local es bonito, aunque resulta un tanto lúgubre para comer. Además, la decoración tiene unos toques muy chulos como los dibujos que están por todas partes y si tienes la suerte de que te sienten en las últimas mesas, no ha sido nuestro caso, puedes ver como trabajan en la cocina.
La atención del personal ha sido correcta y creo que es imposible que no lo sea, ya que había más camareros que en un bautizo.
También tienen un menú para compartir por 26 €, aunque después de la clavà que nos ha metido el Ricardo por la ensalada no sé yo si me aventuraré a probarlo.

Luckily Ricard Camarena has two restaurants right next to each other. Literally. The kitchens are connected via a long hallway. I went originally to Ricard Camarena to find it actually took over the old Torrijos space. But it was closed. I saw however that the kitchen door was open and I peeked in. I started speaking to the kitchen staff when they said it was closed on Sundays. But wait, I made a reservation on the website for Sunday. In fact I did it because they were one of the few I could get on Sunday. Alas… the staff said Canalla was open and lucky for me they entrance was just on the other side of the triangular block.
The space has some crazy art, almost drug induced. Not something you expect of a Michelin star chef. Lots of wooden reclaimed artifacts throughout. THe music is almost all American in soundtrack, and totally in English. Doors, Bjork, Wham, a weird mix indeed. There seemed to be a heavy dose of Brits in the late night Sunday crowd but a few Spaniards came in after me at 10.30pm
I asked what the house special was and they said they could just do a degustation menu for me. Score!
It looked somewhat like (with a few specials thrown in):
Ensalada Chicken-​Thai
Pastisset de aguardiente, boniato y foiegras
Nem vietnamita de salmóncpn tártara rúcola
Montaditos de pescado en adobo
Tempura melosa de langostinos y verduras
Rollito frito de cangrejo, cerdo y langostinos con salsa katsobushi
Taco mejicano de Cochinita pibil
Croqueta de pollo a l ast
Buñuelos cremosos de bacalao
Hamburguesa de vaca gallega (180 g.) con cebolla y queso
Texturas de chocolate
Good thing I was hungry because this was a ton of food. I mean a Galician beef hamburger (a whole one) at the end before desert? That’s crazy. I realized my Spanish was never any good but I was still able to hold a child’s conversation with my servers which kept me pretty entertained. It’s not a Michelin place but it is a Michelin chef’s take on wold food in one place and it happens to be really tasty. 4.3 stars