El Cafecito

Todo invita a quedarse en esta terraza; la ubicación privilegiada bajo árboles centenarios, frente a una iglesia icono del barrio que no hace sino añadir un plus de calma al lugar. Al sur el mercado y al norte el bullicio del downtown. La carta simple, fusión tan al gusto del público del barrio. Se nota lo internacional de su staff y su servicio correcto y amabilísimo sin ser agobiante (lo de «hola chicos «allá donde voy ya no lo soporto). Comida buena. Café excelente. Ambiente variopinto. Como el interior del local está tan destartalado, decorado con un muy buen gusto con mobiliario reciclado, hará huir a más de uno que busque la pulcritud. Pero en eso reside su encanto. Un pequeño diamanté sin tallar que al menos a mí me ha enganchado

Este lugar me encanta para tomar un licuado supervitaminado los domingos en los que se baila swing en la plaza de San Valero.
Mientras esperas que se arranque el asunto, puedes pegarte un buen desayunito rico, o simplemente tomarte algo diferente, ya que tienen batidos y zumos naturales.
Ésto es un punto a favor porque para mi gusto vale la pena tomarte un licuado de fruta natural antes que uno zumo envasado con azúcar y a saber qué más cosas.
La comida saludable está en alza y aquí tienes opciones!
Por otra parte, estar al solete en la terraza es un lujazo, puedes hacer la fotosíntesis de una forma responsable, pues su techado también protégé.
El personal es muy majete y sirven a un ritmo adecuado. Los precios no es que sea barato pero no se pasan.
En definitiva, un lugar muy agradable para supervitaminarse!!!

Un buen café, hay bollerias y unas tapitas deliciosos, un gran menú, una típica plaza del hermoso barrio de Ruzafa, a pocos pasos del mercado del mismo nombre.
Me detengo mucho gusto las mesas al aire libre, y si hace frío en la habitación con revistas para leer o comprar .
Esta bien ese sitio a pasar un rato tranquilo para charlar con buena compañía.
La camarera trabaja esa cafeteria es una amiga míà la conoci hace un par de años y no sabia que trabaja ahí. Hace 2 años por ahi no la veía y me alegro saber de ella y estamos en contacto.
Volveré algún día y lo recomiendo.

Sitio muy agradable para tomar algo en la terraza, el café está muy bueno. No pude probar los dulces, pero tenían muy buena pinta. La música genial, jazz para acompañar el café. Sin duda un sitio que recomiendo.

Buen café, dueños amabilísimos y una carta muy, muy apetecible. Esta terraza de Ruzafa es todo un clásico y está perfectamente situada porque está en la plaza de la iglesia San Valero (peatonal) y hay un miniparque para peques al ladito. Se ve mucha gente con críos, perros, y carros porque hay espacio y además corre el aire.
Los dueños son unos jóvenes italianos que siempre te atenderán con una sonrisa. El café es de los buenos, buenos y tienen azúcar moreno, muy importante para mí. No cierran a mediodía o sea que puedes venir a tomar café por la tarde a cualquier hora y la terraza tiene un toldo de rayas un poquito cutre pero que te salva de la solana o el (escaso) frío del invierno valenciano.
Desde luego vale la pena venir a probarlo y yo ya estoy poniendo fecha en mi calendario para probar sus huevos Benedict, no hay tantos sitios en Valencia para probarlos y tengo mucha curiosidad.

Tartar d atún, ensalada d queso scamorzza y unos nachos con guacamole, todo regadito con una botella d Nero d’Avola estupendo, x 13 euros! No sabia q en este pequeño local con una estupenda terraza en una calle peatonal d Ruzafa se comiera tan bien. Los dueños son italianos y encantadores. No dejéis d ir.

Sabes aquello que quedas a las cuatro y media de la tarde para tomar un café y resulta que has ido todo el día de cráneo y llegas sin haber tenido tiempo para comer a un sitio que no conocías con el nombre de El Cafecito y llegas con una hipoglucemia tremenda y preguntas sin mucha esperanza: ¿se puede comer algo? Y te devuelven una sonrisa y te dicen claaaaaro y te traen la carta y eliges una deliciosa ensalada Cesar y una hamburguesa de Salmón con rúcula y te la comes tan agusto y te sientes recuperado y bien alimentado… Pues así sin comas ni puntos es como me sentía en mi primera visita a este encantador lugar. Sin duda volveré y por más de una buena razón.

Es bonito, la terraza es absolutamente encantadora y la ubicación no puede ser mejor, cerca del mercado de Ruzafa.
La comida estaba bastante rica (pedimos una quesadilla y unos huevos benedict con salmón para almorzar), así que es probable que vuelva para desayunar.
La única pega es el precio, que resulta un poco caro teniendo en cuenta otros negocios similares del barrio.

Poco a poco ha ido tomando más que forma este reciclado bar de toques originales en sus lámparas y en su local contiguo, comunicado por una pequeña ventana en donde hay muebles de padres y madres diferentes pero que dan armonía e identidad al lugar. Igual que los libros y cuadros expuestos por las paredes.
Sin duda alguna, y con todas las letras mayúsculas que pueda, diré que aquí preparan las tostadas de tomate más buenas y con diferencia, de la zona. Por lo menos para mi paladar y los de los amigos a los que he llevado alguna vez aquí para desayunar. De hecho, por ese motivo, sigue siendo uno de los candidatos cuando hacemos ‘los desayunos de Ruzafa’. La tostada y el tomate, color casi anaranjado, con algo más que le echan como toque secreto, hace que el desayuno sea más aún un momento de esos de lujo arábigo.
Por lo demás, su terracita también es muy agradable y está dentro de esa zona peatonal donde confluyen los astros para hacer que sea de las principales zonas habitadas de Ruzafa: con la iglesia de fondo, los niños que juegan a determinadas horas, sus bancos de madera y el chorro del agua de la fuente mudéjar.
El Cafecito es sin duda de los lugares que no pasan desapercibidos y a los que se vuelve una y otra vez más.

Lo conocí porque una amiga trabajaba en él. Destacaría, sobre todo, su terraza con mesas y sillas de madera en una zona muy tranquila, al lado de la iglesia de San Valero. Me parece un buen sitio para, con calma, ir y tomarse unas cañas que, bien podrían ser acompañadas de unos nachos con guacamole o de humus.
Y si no, pues lo obvio en un sitio que se llama así, os tomáis un cafecito y también podréis disfrutar del resto de alicientes (tranquilidad, paso del tiempo…).
Sólo una pequeña pega, cuando trabajaba Teresa era un poco más mejor.

Excelente rincón de Valencia, ubicado junto al Mercado de Ruzafa.
La primera vez que fui, en marzo de 2011, lo recuerdo debido al diluvio que calló sobre nuestras cabezas, y que a pesar de ese diluvio no me mojé ni pasé frío, y eso que estaba sentado en su terraza, que por suerte está bastante bien acondionada, no es muy grande, sus mesas son de madera, pequeñitas, pero su estufa de butano y su semi carpa nos protegió tanto del frío como de la lluvia.
Es un sitio tranquilo, si tienes prisa por comer, o por cenar, o por desayunar, no vayas, si eres una persona que se puede permitir el lujo de admirar como pasa el tiempo entorno a un rico café, y entorno a una buena conversación con algún conocido, ve, es para eso, está concebido para disfrutar un poco del tiempo.
Sin llegar a ser un restaurante vegetariano, tienen sus platos verdes y naturales ricos, y sus zumos depurativos .
Es un buen ejemplo de lo que te puedes encontrar por Ruzafa, crisol de culturas, de encuentros, de plazas y calles románticas, y en ese ámbito, El Cafecito, siempre es una buena opción.