Kababish

Él Kababbish es un clásico de los de toda la vida. Cocina pakistaní típica que funciona desde tiempos inmemoriales en el barrio de Ruzafa. Esquina de calle Sevilla con La Gran Vía, se trata de un local que ya huele por la decoración y el ambiente, propio del siglo pasado más que de los tiempos que corren. Decoración recargada con mobiliario antiguo y luces desprovistas de encanto. Una televisión con un canal de YouTube con música del año de la polca (yo he escuchado aquí alguna canción de Sonia y Selena… no comment, aún me estoy recuperando). La guinda la pone el señor encargado de la sala, de nuevo propio de tiempos de antaño, encantador, supereducado, presto al consejo; pero con aspecto que me recuerda al amo del calabozo, aquel personaje de la serie Dragones y Mazmorras…
Si saltamos por alto el asalto por no decir el insulto que supone a los sentidos la estética del local accederás a los placeres de la comida pakistaní en su máximo esplendor. Casera, servida en unos cuenquitos súper graciosos con una velita que los mantiene caliente. Y con una variedad tan grande que es imposible aburrirte por muchas veces que vayas! Toda una gama de sabores y aromas de tierras lejanas con la garantía de que es auténtico lo que comes.
Recomiendo el pollo tikka tandoori, el pan de ajo y las verduras rebozadas. Mis platos favoritos.
El servicio es atento aunque la cocina es un poquitín lenta, pero perdonable.
En los postres pinchan un poco, no está al nivel del resto, pero es un postre típico de aquellas tierras, tomémoslo como una inmersión gastronómica completa.
Visita recomendada aunque aconsejo no mirar mucho alrededor por el peligro de ataque epiléptico cuanto más o tic en el ojo a lo martes y trece tirando por lo bajo.

El sitio es excelente, la comida fantástica, el servicio impecable. Recomendado 100%
Excelent place, fantastic food, friendly staff. I recommend it 100%

Me encanta el pan de queso. Todo delicioso y con el toque justo de picante. El camarero/​dueño muy amable nos aconsejo muy bien.

Este local puede engañar un poco. Nunca hay nadie dentro, solo he visto a gente dentro las veces que he entrado yo misma a comer. Pero este dato no debe llevar a engaño. El lugar es más que recomendable, se come muy bien y muy barato.
Al mediodía, tienen un menú con el que por 10 euros sales más que satisfecho. Mientras esperas a que la comida llegue a la mesa te ponen una especie de tortitas con unas especias que no sé qué son acompañadas de dos salsa. Uno de mis sueños es poder caerme en una piscina repleta de esas tortitas. Además, con el segundo plato puedes elegir acompañamiento, o pan o arroz, es perfecto si vas en pareja ya que cada uno puede elegir una cosa diferente, con lo grande que es la fuente de arroz nadie se quedará con hambre.
Lo suyo es que si vas a un restaurante de comida hindú pidas algo con curry. El pollo al curry es la mejor elección, te lo sirven dentro de una mini cazuelita con velita para que no se enfríe. Ese plato es Dios bajado del cielo y materializado en una sabrosa comida especiada.
Para más inri, atiende muy bien. Igual tienes que esperar un poco hasta que la comida llegue a la mesa, pero cuándo veas llegar la comida humeante a la mesa y la pruebes, la espera habrá merecido la pena.

Quería recitar en tirereta el menú de la carta cual camarero pero me es imposible. Entre eso y que por la tele del local aparecen programas indios, no me aclaro bien dónde estoy.
Nunca he estado en la India pero si este restaurante es representativo puedo decir que entonces India es un lugar tranquilo y donde se come muy pero que muy bien.
Kababish es un restaurante indio-​paquistaní bastante económico. Tiene menú del día y menú de noche por 10 y 15 € respectivamente con primer y segundo plato, acompañantes, bebida, café y postre. Y por 2 € más cada uno te lo pueden llevar a casa y disfrutarlo como quieras.
Es un restaurante sencillo con toques árabes con capacidad para unas treinta personas.
La atención es genial. A mí me encantó el trato del camarero.
Y el hecho de que algunos platos te los sirvan en cazuelitas encima de un quemador de vela para que el calor se mantenga, me pareció tan curioso que le dio un toque más de encanto al lugar.
Ah! Pero no vayáis con miedo que aunque la carta esté en indio, en la parte de detrás te la explican en castellano.
Todo facilidades para disfrutar de un buen momento y de buena comida.

Si algo me gusta es comer fuera de casa. Y si es algo de fuera del país, mejor. Y si es algo de fuera del continente, mejor. Y si es una carta de la cual sólo es pronunciable la palabra «chicken», aún mejor. Pero sobre todo: si reúné todo esto, y no voy a salir de allí en números rojos… Soy fan.
Pakora, achari, dansak, dopiaza, balti, bhuna, madras, aloo chana, jalfarezi, korma, vindaloo, biryani… No, os estoy maldiciendo en hindú. Bueno, igual sí. Este recital que bien parece una estrofa del Aserejé es en realidad lo que oiríamos si este restaurante tuviera, en lugar de carta escrita, uno de esos camareros españoles que te escupen de carrerilla las tapas a elegir. La especialidad es pollo, con miles de posibles combinaciones de verduras, especias y salsas, pero pollo como base. También hay cordero y gambas. Y, si eres vegetariano, disfrutarás con sus estupendos platos a base de vegetales; yo, sin serlo, lo hago.
Lo mejor, además de la amplísima carta, que te motiva a ir prácticamente cada día a pedir una cosa distinta y sorprendente, son los precios. Y es que el menú del día tiene un precio razonable: 10 €. Si lo que quieres es probar por tu cuenta, el precio de los platos individuales tampoco está nada mal, y como acompañante para los platos, por 2 €, puedes elegir arroz o pan, de entre cuatro posibles variedades de cada uno. Lo más caro son los Tandoori, unas carnes especiadas asadas en un horno tradicional de barro al cual le deben el nombre; personalmente no las he probado, pero tienen muy buena pinta.
El restaurante está ambientado con motivos árabes, ya que muchos de los platos son realmente pakistaníes; pero si no te apetece comer inmerso en este ambiente, tranquilo, porque también tienen servicio a domicilio.
Lo dicho: soy muy muy fan.