Bar Alemán

Un clásico bodegón porteño, con mozos muy amables y de años.
La cocina es muy variada, a pesar de los precios altos las porciones son para compartir.
El local es grande pero es muy bullicioso siempre!

Bar de la zona, lleno de gente. Las reservas son por teléfono hasta las 21 hs, llegamos a las 22 pero por suerte tenían mesa. El mozo un genio, nos mato de risa toda la noche. Los platos muy bien, algo caros. La cerveza esta bien, los cuadros que armaron mesclando mozos con figuras de antaño son motivo suficiente para entrar al menos una vez. De hecho la comida esta muy bien, por ahora es un 3 estrellas, pero se que puede más

El bar alemán ostenta ser un clásico de devoto, pero aunque soy de la zona sólo vine 2 veces.
En esta segunda ocasión opté por pedir algo germánico. Difícil. Quedan pocos platos que den nombre al bar. Pedimos salchichas con chucrut. Muy rico.
Cuando preguntamos por cervezas nos decepcionados al enterarnos de que tienen las clásicas. Nada alemán.
Hay que decirlo: los platos son muy abundantes. Todo lo que pedimos era para compartir por lo menos entre dos. Milanesas napolitanas, matambre a la pizza y costillas de cerdo a la napolitana.
El servicio es excelente. Todo. El mozo muy amable, siempre con una sonrisa y muy atento a todo.
Los precios son altos, pero si se comparte termina siendo un precio accesible.
Un bodegón que hay que visitar, con platos ricos y con un ambiente muy ameno.

Primero que nada, y para dejarlo claro, AMO los bodegones.
Entramos y no había casi nadie, nos sentamos en una mesa redonda que nos recomendó el mozo cuando entramos, estaba bien, era grande y todo, pero incomodisima, para escuchar al del otro lado tenia que hacer un esfuerzo gigante, y repito, no había casi nadie haciendo ruido ambiente.
Empezamos a pedir y el mozo nos aviso que estábamos pidiendo mucho, y que era para compartir y que no, punto para el (?
Me pedí unas pastas riquísimas, bien gruesas y al dente, y con una rica salsa. Pidieron una milanesa que dijeron que estaba muy rica y pollo grillado al limón, que dijeron que estaba bueno también. Las papas fritas estaban ricas, no demasiado aceitosas.
El pan que nos trajeron estaba rico, parecía hecho hacia un ratito. Las gaseosas bien frías.
La comida llego rápido.
Lo mejor del lugar son los cuadros/​fotos que tienen colgadas en el salón, imperdibles.
Es medio caro, pero al menos la comida es rica.
No pude terminar el plato y el mozo directamente se lo llevo y me trajo lo que sobro en una bandejita para que me lleve, segundo punto para el (?
Yo volvería a ir.

Voy siempre en grupo. Es el lugar elegido para comer grandes porciones de paella y la infaltable tortilla española. Vayan con hambre, la mejor sugerencia.

Fuimos a cenar con previa reserva, el lugar estaba completo y habían personas esperando, la ambientación es la misma de hace 15 años esto lo hace más auténtico, pedimos escalopes con puré, estaban bien nada especial y el puré fácilmente olvidable, unas pastas caseras muy ricas con salsa gran Carusso, le faltaba un poquito más de crema a la salsa, el tiramisu lo mejor! Temperatura ideal, fresco y muy sabroso.

Amo ir a comer al Club Aleman que ya es un clasico de la Avenida San Martin, fui bastante durante mi adolescencia con mi familia. Es una esquina emblematica que siempre esta igual el restaurante. La ambientación es bastante grande y elegante. Tiene un patio donde también se puede comer y es bastante ruidoso. Siempre esta lleno sobretodo a la noche que hay largas colas afuera esperando poder cenar.
Las porciones son abundantes. Yo siempre pedía los ñoquis a la Parissiene que son realmente exquisitos pero tiene mucha variedad para elegir que incluye, rabas mariscos, algunos platos alemanes y todo lo que puede incluir la carta de un buen restaurante argentino
Los precios son bastante caros pero la comida es muy rica y los platos son abundantes, incluso pueden llegar a compartirse.

Este restaurant es un clásico de la zona. De afuera tal vez no lo parece, pero el local es ENORME, y tiene muchas mesas muy apretadas. Sin embargo, suele estar lleno y hay que esperar, tengo entendido que se puede reservar. Como dijeron en una reseña anterior, ojo que es muy ruidoso el lugar, no sé si lo recomendaría para una cita en la cual se pretenda hablar mucho con la otra persona. Pero para ir en familia por ejemplo, está bien.
Originalmente era de comida alemana, ahora es más onda bodegón para comer lo que se te cante, que seguramente lo tengan. Igual siguen teniendo platos alemanes. Las porciones suelen ser muy abundantes, por lo cual es recomendable siempre compartir, o al menos preguntar al mozo qué recomienda; la atención suele ser muy buena con mozos con experiencia, que ya saben cuánta comida está bien o es un exceso para cierta cantidad de personas, y te aconsejan sin drama. Recomiendo los clásicos porteños, como milanesas, supremas, carnes en general preparadas de distintas maneras, y también pastas. Sé que me falta probar mucho de la carta pero bueno! También recomiendo los postres (especialmente las copas heladas) que son una bomba, también para compartir, sino salís rodando directamente.
Me parece que en los últimos años medio que pedió el «status», bah, las últimas veces que fui me pareció algo deprimente… y los precios la verdad me parece que son excesivos. Habría que ver que onda los que son más especialidad de la casa, debería probar, pero me parece que ya ha sido desplazado en calidad por otros lugares de la zona.
Dato: hacen delivery y se puede pedir para llevar.

Restaurant típico.
Venido a menos.
Horario: Cena
Capacidad: Moderada (se llena después de las 20.30)
Atención: Amable
Producto: Un poco caro para lo que ofrece.
Formas de pago: Efectivo y tarjetas de crédito y débito.
El Bar Alemán, que frecuento hace años, y al cual dejé de ir hace un tiempo, no es lo que era. Nunca fue un Bar Alemán clásico, sólo tuvo su nombre. Y eso le quedó. Tenía buena atención, buenos precios y calidad en sus comidas. Eso dejó de pasar. Se atesta de gente esperando afuera, si te sentaron afuera y empezó a llover, vas a tener que esperar un rato hasta que se ocupen de habilitarte una mesa adentro, etc.
Tiene muchas cosas de «bueno, ya tenemos el nombre y la fama, ahora hacemos lo que queremos»
La comida no es fresca y pocas veces pude disfrutar de una comida sin estar pidiendo algo que me faltaba.
¿Destacan? Los mariscos y la ambientación.
Nada más.
¿Volvería? Ya no. Excepto que me inviten y bueno, ahí vemos :)

Malisimo. Bah. Si queres comer en un restaurant común, califica perfectamente. Pero el «Bar *Aleman*», está infinitamente lejos de ofrecer cualquier costumbre germánica. Lo que mas se le acerca en el menú, son las salchichas con chucrut. Que a decir verdad, las comí mejores en el bar del Hospital Aleman. La carta no es alemana.
— «Tomemos birra tirada! Estamos en alemania! Mozo, por favor, que cerveza tirada tiene para ofrecernos?»
— Quilmes.
— o. O — ehh… heineken de litro?
— Nup.
— Ehhhh… traigame una stella de litro… Tiene… no?
— Marcha.
Caro. El lugar es ruidoso. Las reservas no respetan horarios.
En fin, debut y despedida.
Besis.

Bar Alemán lo que menos tiene es comida alemana, eso pasaba en los añorados años 50 y 60 que eran verdaderos alemanes hasta los mozos .En verano estaba habilitada la glorieta con piso de piedritas rojas y sillas de metal. Hace ya muchos años todo cambio y pasó a ser un restaurante común de barrio con porciones abundantes y de poca calidad.

La comida sin duda es 10 puntos. Los platos son sumamente abundantes. Siempre se pueden compartir. Recomiendo la paella, berenjenas a la napolitana, bricolo salteado, milanesa a la napolitana y el flan con dulce de leche y crema. La gran contra es el lugar. Muy viejo bastante bodegón de los 80. No es un lugar romántico jaja. Es un lugar familiar y ruidoso.

Guten Tag, hoy les quiero contar un poco sobre El Bar Alemán, uno de los restaurantes ya emblemáticos de la zona de Devoto /​Villa del Parque.
Este restaurante, a diferencia de su nombre, no se caracteriza por su comida alemana (si bien tiene algunos platos del país) aunque sí tiene unas excelentes cervezas.
La ambientación es muy señorial y elegante. Tienen… ¿Cómo dijo que se llamaba esto? Servilletas.
Entre su variedad en la carta, cabe destacar las rabas, mariscos y platos con frutos de mar. Y como el mar es salado también lo son sus precios.
Si bien el bolsillo se queja a la hora de ir a El Bar Alemán, hay que reconocer que las porciones son abundandes y hay platos para compartir, lo que hace que se abaraten un poco (un poco nomás) los costos.
El servicio de mesa es caro para los pancitos con manteca que proporcionan, tampoco está habilitado el patio que tienen y los fines de semana hay que ir temprano ya que se abarrota de gente.
En fin, una linda salida que le hace bien a la panza pero mal a los ahorros para la universidad de mis hijos.

De un tiempo a esta parte creo que bajó la calidad. Día de semana, lleno de gente. Todo lo que pedimos llegó rápido. De entrada unas rabas con unos limoncitos, pero la verdad no tenían sabor a nada. Pasamos al plato principal: Paella. Excelente, un poco mucho de pollo pero bien, muy rico. Comimos 4 de un plato, todo apto para compartir. Después nos trajeron la carta para postre y jamás volvieron a preguntarnos qué queríamos. Asi que no pedimos nada, directamente la cuenta.
Mucho ruido, todos medio apretados. Capaz tuve la mala suerte de que atrás además de haber un cumpleaños, había un par de niños inquietos!
Por ende bien… no es una locura. Para mi gusto, caro por lo que es. Se come mejor en muchos lugares por menos plata.

Siempre repleto, con gente afuera esperando por su mesa, sobre todo a la hora de la cena. Para almorzar es más fácil encontrar lugar.
El lugar es grande, tiene un patio, pero es ruidoso, suele ir toda la familia junta, así que si no te gusta el ruido, pasa de largo.
Los platos son muy abundantes, están pensados para compartir. Recomiendo el Goulash, de todos los que probé, es el mejor. Todo es rico y te lo hacen muy rápido, la atención suele ser muy eficiente. Es caro, realmente caro.
No es exactamente alemana toda la cocina. Tenés cosas súper clásicas, pastas, pollo, pescado y algunos platos alemanes que no vas a encontrar en otro lado que no se dedique a esa cocina. La salchicha alemana es uno de ellos, por ejemplo. El Goulash es otro.
Si sos del barrio, obvio que hay delivery o podés ir a pedirlo al restaurante y retirarlo.

si solo tienen unos segundos para leer la reseña, con ana sola palabra es posible describir este lugar: ESPANTOSO
Para quienes por cuestiones desconocidas quieran saber mas podemos continuar con:
Ruidoso
Sucio (pisos, mesa, vajilla, baños)
CERO comida alemana (mas allá de unas salchichas de supermercado y algo «simil chucrut» que hay en el menu)
Pésima atención
Caro (lo de menos si todo lo demás fuera correcto)
Había ido hace varios años con amigos y, no se bien por que, hace unos meses cometi el error de intentar probar nuevamente este aberrante lugar que no califica ni como bar, ni como alemán, ni como bodegón, ni como nada que debiera estar habilitado para vender alimentos. Instantaneamente recordé por que nunca había regresado antes!

Excelente bar con comidas tipicas alemanas… la cerveza riquisima y tiene un patio muy lindo. Ideal para venir en grupo o de a dos… lo importante es saborear algo tan rico como la cerveza

Excelente lugar las mejores comidas y cervezas alemanas, recomendado para ir en familia y amigos reservando previamente.

Excelente experiencia en el Bar Alemán. Yo cene en el patio externo, que de hecho lo hiper recomiendo. Mucho mas tranquilo (menos ruido) y mas agradable a la vista.
La atención me pareció muy buena. Al llegar nos atendieron muy rápido y a pesar de que estaba bastante lleno, nos ubicaron donde había pedido.
Se cobra servicio de mesa ($ 15 por persona) y los precios de los platos en relación a la cantidad que traen son accesibles. Nosotros por ejemplo pedimos una pechuga al champignon ($ 130) para compartir (recomiendo este plato. Muy sabroso) y una ensalada waldorf de entrada ($ 70) y nos costo terminarlos.
El vino de la casa ($ 40) era dentro de todo bastante bueno, y el mouse de chocolate de postre excelente.
Mas que recomendable el lugar, y yo por supuesto volveré

El Bar Aleman es un clasico de Devoto en el cual es imposible no degustar la cerveza con salchichas alemanas y chucrut bajo la glorieta en verano. O unas ricas rabas.

El Bar Alemán es un clásico de la zona de Villa Devoto, del cual tengo muy buenos recuerdos porque cuando era chica mis viejos nos llevaban a comer los fines de semana. Hace poquito volví y para mi asombro cambio poco y nada, se mantiene tal cual lo recordaba.
Siempre se caracterizó por tener un extenso menú porteño, aunque su nombre indique procedencia europea. Platos alemanes hay muy pocos.
Las porciones son abundantes y algunas para compartir. Opción que les recomiendo tomar, ya que los precios no son para nada accesibles pero al compartir los costos se dividen.
Como les decía siento que a lo largo de los años este lugar no cambió en nada y algo no muy bueno por lo que siempre se caracterizó es que durante los fines de semana hay mucha gente. Por eso si se quiere conseguir una mesa hay que cenar temprano y si no anotarse en la lista de espera.

Por empezar, no recuerdo haber comido nunca ahí un plato de la gastronomía alemana. Sí guardo en la memoria las rabas, las pastas gratinadas, la cazuela de mariscos. Cuando era chica íbamos mucho a cenar con mi familia al Bar Alemán. Es un restaurant frecuentado por familias y parejas de arriba de 50, 60 años. Está en esa misma esquina de Devoto desde hace muchos años, por lo que tiene su público habitué.
La carta mezcla carnes, pastas, mariscos, un poco de todo, y sí, hay algunas comidas alemanas, aunque nunca las haya probado: chucrut, salchichas, kassler, fiambres. Con la panera (simple, de pan flautita) siguen trayendo las mantecas chiquitas.
Hace unos meses volví con un grupo de amigos y los precios estaban subidos. El cubierto me pareció muy caro (teniendo en cuenta que no traen casi nada). Comimos normal, sin nada para destacar. En algún momento tenían habilitado un patio en el que se podía comer, pero parece que el cierre de ese sector ya es definitivo. Desde hace tiempo, los jueves de invierno al mediodía en el Bar Alemán hacen puchero.